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Con 40 de los 67 pasajeros y tripulantes fallecidos localizados, Estados Unidos encara el día después del accidente aéreo de Washington preguntándose las razones de una tragedia que ha dejado 67 muertos. La prensa pone el foco sobre la saturación de las instalaciones del Ronald ... Reagan y del personal de control. Según apunta 'The New York Times', fue diseñado para acoger el tránsito anual de 15 millones de pasajeros y ya ronda los 25. El diario cita una fuente que asegura que en el momento del accidente una persona estaba haciendo el trabajo de dos en la torre de control.
Esta circunstancia fue posible porque un supervisor del control de tráfico aéreo permitió que un controlador se fuera antes de su hora de salida. Por lo general entre las 10.00 y las 21.30 son dos las personas encargadas de la vigilancia, una de los vuelos de aviones y otra de los helicópteros. Después de esa franja horaria la circulación aérea disminuye y una única persona se encarga de ambas labores.
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Daniel de Lucas
Pero el día de la tragedia un único controlador se quedó solo antes de las 21.30 porque su compañero pudo marcharse antes con el permiso del supervisor, según la fuente del diario neoyorquino. Esta disposición en la torre de control en el momento que se produjo el accidente, las 20.54 hora local, «no era normal para la hora del día y el volumen de tráfico», de acuerdo con el informe preliminar de la Administración Federal de Aviación. Este documento reconoce que el supervisor puede disponer a una única persona para controlar a la vez el tráfico de aviones y helicópteros a la vez, pero se desconoce qué razones le llevaron a tomar esa decisión la noche del miércoles.
El tráfico aéreo en Washington es el más intenso del país, por delante de Los Ángeles y Nueva York. En la capital, además, las medidas de seguridad son máximas porque allí están la Casa Blanca, el Capitolio y el Pentágono. La región concentra tres grandes aeropuertos, once regionales y 55 helipuertos, más los de las fuerzas armadas.
En este hervidero de vuelos, hay rutas específicas para los helicópteros del ejército. Suelen pasar por encima de los ríos y están en contacto con la torre de control del aeródromo. «En el corredor del Potomac se permite a los helicópteros volar a baja altura», apunta Jeff Guzzetti, exinvestigador de la Administración de Aviación. Por su parte, los aviones de pasajeros están equipados con un Sistema de Alerta de Tráfico y Prevención de Colisiones. Emite señales automáticas para que los pilotos puedan evitar accidentes. A medida que la aeronave se aproxima a la pista, el sistema limita gradualmente las alertas para no distraer a los responsables del vuelo, según comenta Ross Aimer, piloto retirado de United Airlines.
No hubo ningún fallo en la comunicación entre el avión, el helicóptero y la torre de control. ¿Por qué se produjo el choque? Se ha abierto una investigación y cobra peso la hipótesis de un fallo humano. Al parecer, el militar que dirigía el Black Hawk creyó que se le advertía sobre otro avión, que él sí veía por delante. En cambio, no se dio cuenta de la presencia justo detrás del 5342 de American Airlines.
Las fuentes consultadas por 'The New York Times' apuntan como causa del siniestro es que el Black Hawk del ejército podría estar volando demasiado alto y fuera de su trayectoria permitida en el momento del choque con el jet comercial que los convirtió a ambos en una bola de fuego.
El helicóptero estaba a 90 metros de altura, cuando la trayectoria autorizada por la torre de control no superaba los 60 y el impacto se produjo a 800 metros de la denominada Ruta 4 en Reagan, solicitada por el piloto y que bordea la orilla este del río Potomac, lo que le habría permitido evitar la aeronave de American Airlines.
Un alto funcionario del ejército ha pedido cautela y ha asegurado que la tripulación conocía el itinerario y eran muy conscientes de las restricciones de altitud del estrecho corredor aéreo en el que se les permitía volar en el aeropuerto.
Donald Trump apuesta por esta como la causa del accidente. «El helicóptero Black Hawk volaba demasiado alto, por mucho», ha asegurado el presidente en un mensaje publicado en su cuenta de su red social Truth Social. El magnate señala que el aparato estaba a una altura «muy por encima del límite» de 60 metros y se declara convencido de su teoría. «No es muy complicado de entender, ¿verdad?», ha remachado el mandatario.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte ha anunciado a través de su cuenta de la red social X que ya tiene a su disposición «la grabadora de datos de vuelo y la grabadora de voz de la cabina, conocidas comúnmente como cajas negras», listas para analizar en su laboratorio, situado a menos de dos kilómetros del lugar del accidente.
Un emplazamiento que Trump no va a visitar. Ante la pregunta de una periodista sobre si planea acercarse a la zona cero, el magnate ha tirado de ironía. «Tengo un plan para visitar, no el lugar porque, dime, ¿cuál es el lugar? ¿El agua? ¿Quieres que vaya a nadar?», fue su respuesta, fiel a su estilo sarcástico, a pesar de estar hablando de la peor tragedia aérea en EE UU desde el 11S.
Trump jokes about visiting the plane crash site: “What do you want me to do, go swimming?“pic.twitter.com/66Zcamz8qn
— David (wdave67 elsewhere) (@tdave67) January 30, 2025
El presidente estadounidense, no obstante, también sí anunció que contempla reunirse con los familiares de las víctimas: «No tengo un plan para hacer eso, pero me reuniré con sus familiares, obviamente».
A la espera de que las cajas negras de las dos aeronaves implicadas arrojen algo de luz sobre lo sucedido, Trump había presentado el jueves otra de sus teorías sobre los hechos. Tras ofrecer sus condolencias, primero, y preguntarse por cómo podía haber ocurrido la tragedia en una noche despejada, después, el magnate republicano se desató.
Primero despidió al jefe de la Administración de Seguridad del Transporte, David Pekoske, y a los miembros del Comité Asesor de Seguridad en la Aviación. Pero no se quedó ahí y encontró otros culpables de la tragedia. Culpó a los demócratas Barack Obama y Joe Biden por rebajar los estándares de calidad del control aéreo al aplicar políticas de diversidad, igualdad e inclusión en la sector público.
Llegó a decir que contrataron a personas con «discapacidades intelectuales y psiquiátricas graves» y que él sólo eligió a los más cualificados durante su primer mandato. Poco después firmó un decreto en el que ordena al Departamento de Transporte y a la Administración Federal de Aviación revisar todas las medidas tomadas durante la administración Biden sobre contratación y protocolos de seguridad.
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