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El accidente de un avión de pasajeros que ha caído en el río Potomac en Washington tras chocar con un helicóptero militar tiene un trágico antecedente relativamente reciente. El frío y helado 13 de enero de 1982 una aeronave se estrelló contra el Puente de ... la Calle 14 sobre el mismo cauce de la capital estadounidense, dejando 78 fallecidos y 10 supervivientes.
El vuelo 90 de Air Florida, con 74 pasajeros a bordo y cinco tripulantes, salió del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan con destino a Florida hace 43 años. A pesar de que consiguió despegar en unas condiciones climatológicas complejas por el temporal de frío, alcanzó una altitud máxima de 352 metros antes de perder altura, en un vuelo de tan solo 30 segundos. A las 16:01 se estrelló contra el viaducto sobre el río, a escasos 1.390 metros del final de la pista.
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En su impacto el aparato aplastó seis coches y una camioneta que en ese momento circulaban por ese tramo de la interestatal 395 entre Washington D. C. y el condado Arlington, Virginia, antes de caer al río. Excepto la cola, el resto del fuselaje se sumergió en el agua congelada a una temperatura de cuatro grados bajo cero.
El saldo de esta tragedia fue de 78 vidas perdidas. 70 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación murieron, y sólo cinco de las personas que iban a bordo lograron sobrevivir. Además, cuatro conductores fallecieron como consecuencia del aplastamiento de sus vehículos cuando la aeronave se les cayó encima, mientras otros cinco viandantes resultaron heridos. Los supervivientes fueron rescatados por transeúntes que pasaban por allí y militares del Pentágono, cercano al lugar del accidente, que corrieron al lugar para ayudar en las labores de salvamento.
Las autoridades determinaron que la causa del accidente fue una mala decisión del piloto que ignoró las advertencias de su copiloto sobre las lecturas del panel de instrumentos y no abortó la maniobra. Asimismo, se dispuso a despegar con hielo y nieve en las alas, pensando que el calor de los motores los derretiría pero esta mezcla se congeló en los bordes de las alas. Otras circunstancias que contribuyeron al triste final fue la inexperiencia de la tripulación y el retraso en tierra que permitió el congelamiento de los motores del Boeing 737, exponiendo al avión a las precipitaciones de nieve y la inexperiencia de la tripulación en este tipo de vuelos.
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