El PSOE aguanta en Valladolid y el PP y Vox se reparten los restos del naufragio de Cs

Las 769 mesas electorales de la provincia recibieron 25.626 papeletas menos que en la pasada cita primaveral. Este domingo, uno de cada cuatro vallisoletanos llamados a las urnas prefirieron no ejercer su derecho al voto (un porcentaje por debajo del 26,3%de 2016). Y esto ha afectado a ambos bloques. La suma de los partidos de la izquierda (PSOEy Unidas Podemos) se ha dejado en estos meses 8.767 votos por el camino. Los del centro derecha (PP, Ciudadanos y Vox) han perdido 17.786. Porcentualmente, se trata de una incidencia casi exacta en ambos flancos ideológicos, ya que el resultado porcentual en ambos bandos fue ayer prácticamente calcado al de hace unos meses. El centro derecha obtuvo el 57,1%de los votos (frente al 58,64%de abril). La izquierda recibió el 41,26% de los apoyos (respecto al 40,57%). Así, nada de trasvase entre bloques... aunque sí hubo movimientos dentro de cada uno de ellos.

Para empezar, una mirada a la izquierda. El PSOEse convirtió de nuevo en el partido más votado en la provincia (con mejores resultados en la capital, donde es alcalde el socialista Óscar Puente, que en los pueblos). Recibió 93.844 votos. Son 3.400 menos que en abril, pero ese incremento de la abstención hace que aumente –un espejismo– el porcentaje de apoyos respecto al número total de votos emitidos (del 28,89% al 30,30%). En Unidas Podemos, el recorte ha sido todavía mayor, con 5.367 votos menos.

¿Qué se puede deducir de esto? Pues que la apuesta del PSOE no ha sido tan fructífera como esperaban. Su estrategia no ha funcionado. El socialista Javier Izquierdo insistió durante la campaña –y lo dijo de forma muy clara– en atraer desde el centro a los desencantados con Ciudadanos (no lo ha logrado)y rentabilizar el voto útil de la izquierda de quienes llegaban desde Unidas Podemos (tampoco lo ha conseguido). Así, el PSOE ha ganado las elecciones, pero no solo no ha obtenido más votos, sino que ha perdido respaldo con la nueva convocatoria electoral. Yve cómo el PP recorta distancias y le pisa peligrosamente los talones (los populares están a tan solo 2.310 votos de los socialistas, cuando la brecha en abril era de 18.811). El PP–con el joven alcalde de Villalón como candidato, en sustitución de la exministra García Tejerina– ha conseguido 13.101 votos más que en la primavera. Aun así, con 91.534 apoyos, no consigue alcanzar las 131.580 papeletas que cosechó en 2016. Está muy lejos de volver a su techo electoral. Y eso, porque la competencia en la derecha es mucho más dura hoy que hace tres años.Ciudadanos ha cumplido con todos los pronósticos y se ha pegado un tremendo batacazo. Dice adiós, en apenas 196 días (los que han transcurrido entre ambas elecciones), a 41.032 votantes. Pasa de ser la tercera a la quinta fuerza política. Y pierde el diputado que obtuvo en abril, que vuelve al granero del PP.

¿Dónde se han ido todos esos votos que huyen de Ciudadanos? Buena parte han vuelto a las filas del PP (de donde se marcharon para ahora regresar). Los resultados dicen que un porcentaje importante se decantó por la abstención, al no hallar en el espectro político otro partido que se amoldara a sus ideas. Y otros (en mayor medida en la provincia que en la capital) han recalado en Vox, que crece con 10.145 votos, se convierte en la tercera fuerza más votada y mantiene, por lo tanto, el diputado que ya consiguió en abril. La ultraderecha obtiene 28.788 votos en la ciudad y 27.322 en los pueblos.

Habrá que esperar a los resultados desglosados por barrios de mañana, pero todo parece indicar que los votantes que le han dado la espalda a Ciudadanos en sus grandes feudos capitalinos (barrios jóvenes comoCovaresa, Villa de Prado o Pinar de Jalón han desviado su voto más hacia el PPy la abstención que hacia Vox). Al contrario que la formación de Abascal, tanto PP comoPSOE tienen mejores porcentajes de voto en la ciudad que en los pueblos.