Hace ocho años que Gerardo Hernández Álvarez ocupó el sillón de alcalde en el Ayuntamiento de Mota del Marqués. Un sillón que espera que siga llevando su nombre durante, al menos, cuatro años más. Este conductor de Auvasa jubilado encontró en la política municipal el ... revulsivo que necesitaba para sentirse realizado. Trabajar por y para sus vecinos motanos es lo que más le llena, y aunque reconoce que el cargo conlleva algunos sinsabores, todos «merecen la pena» cuando logra sacar un proyecto adelante y sus vecinos se lo reconocen.
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Nació hace 80 años en este pequeño pueblo de los Torozos. En la misma casa que sigue habitando hoy en día. Su primer empleo lo tuvo con tan solo 12 años, como mozo en la Santa Espina. También ha trabajado en Madrid, en Mota del Marqués y finalmente en Valladolid. «Durante 17 años fui operario de máquinas excavadoras y recuerdo que en 1969 metí las aguas e hice todos los desagües de mi pueblo. Eran de Uralita. Desagües que recientemente he cambiado ya como alcalde», cuenta este motano.
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Nada más jubilarse en Auvasa, regresó a su pueblo y su amigo Anselmo le convenció para ir de segundo de lista en su candidatura. «Nos hicieron una moción de censura y me quedé en la oposición durante siete años. A partir de entonces decidí ponerme yo de cabeza de lista, apoyado por mi mujer, Carmina, mis dos hijas y muchos amigos. Ahora llevo ocho años de alcalde y la última vez lo revalidé con un concejal más, lo cual fue una satisfacción enorme», señala. Reconoce que en esta ocasión no tenía pensado presentarme. «Me veía algo mayor y quería pasar el relevo a alguien más joven. Pero los compañeros de equipo me animaron. Me decían que si yo me presentaba, todos me apoyarían y aquí estoy, con muchísima ilusión. Tanta que anoche estuve pegando carteles de la campaña. La verdad es que es una emoción enorme la que siento al trabajar por mi pueblo. Disfruto mejorándole y viendo correr en él a mis dos biznietos», añade.
Para él todos los proyectos, por pequeños que sean, son igual de importantes. Si se tuviera que quedar con dos, elegiría la rehabilitación de una antigua casa como vivienda de alquiler social y el arreglo del reloj de la villa, todo un símbolo del pueblo. «Estoy terminando un helipuerto para que el helicóptero de Sacyl pueda aterrizar en caso de emergencia. Está sin acabar y recientemente se ha tenido que estrenar. Es una obra que hemos hecho sin ningún apoyo y me alegro de que quizás haya servido para salvar la vida de una persona», comenta.
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Asegura que en su partido, el PSOE, «están muy contentos e ilusionados» por su nueva candidatura. «La edad y la experiencia, lejos de ser un hándicap, es una ventaja. Y mis vecinos están también muy satisfechos, porque ven que hecho muchas cosas buenas por el pueblo», dice este regidor motano, que vivió su momento más duro como alcalde hace ahora un año, cuando falleció su teniente alcalde y mano derecha Antonio Carracedo. «No tengo sueldo. Nunca lo he tenido. Solo cobro una cantidad que es casi simbólica por los plenos. Para mi lo más satisfactorio es que mis vecinos estén contentos. Yo me llevo bien con todos y puedo ir a cara descubierta por mi pueblo porque no tengo ningún problema con nadie», concluye.
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