Para Rufino Hernández Calleja (Nueva Villa de las Torres, 1935), no hay nada más importante que el bienestar de sus vecinos y el progreso del pueblo que le vio nacer. Tiene seis hijos y nueve nietos y confiesa que está deseando de ser bisabuelo. Entró ... en la política municipal en 1987, tras una complicada operación de cadera. Desde entonces ha sido alcalde de Nueva Villa, cargo que espera revalidar el 28 de mayo. Siempre fiel al PP. «Yo he sido agricultor toda la vida y me vi obligado a jubilarme. Como no valía para quedarme en casa, me busqué algo en lo que entretenerme. Pensé que entrar en el ayuntamiento era perfecto para mí porque así podría hacer el bien por mis vecinos», relata este veterano.
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Siempre ha contado con la confianza de todo su pueblo y en todas las legislaturas ha ganado por mayoría. Tras 36 años al pie del cañón en el consistorio, le queda la satisfacción de haber hecho de Nueva Villa de las Torres «un mejor lugar» en el que vivir. «Mi pueblo es el espejo en el que se miran todos los pueblos de alrededor. A pesar de lo pequeño que es, tenemos de todo: médico, farmacia, dos bares y una tienda. Además, tenemos piscinas, un pabellón maravilloso, una pista de pádel, estamos poniendo placas solares para el ahorro energético y hemos metido fibra óptica. ¿Qué más podemos pedir?», argumenta con orgullo. El padrón lo conforman 296 vecino, y ha crecido en los últimos años. «Tras la covid varias familias se han trasladado a vivir aquí. Eso es porque les tratamos bien. Han visto que no hay mejor lugar para vivir que este pueblo», dice entre risas.
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En todos estos años, lo más fundamental para él ha sido el apoyo de su mujer, Ana María, y de sus hijos. «Tengo historias como para escribir un libro con cosas que he hecho por mis vecinos. Y siempre que pueda, seguiré trabajando por ellos. Me han pedido que me vuelva a presentar. Saben que me tienen disponible las 24 horas de los 365 días del año. Da igual si estoy dando un paseo o en el bar, si me necesitan, yo estoy. Todas las mañanas a las 9 en punto, estoy en el ayuntamiento como un clavo y de allí no me voy hasta el mediodía», prosigue.
Asegura tener «la misma ilusión y las mismas ganas que cuando empezó». También se siente muy apoyado por su partido. «Conrado Íscar me ha prometido que me acompañará en mi toma de posesión y eso me hace muy feliz», confiesa. «Los médicos también me han animado a seguir. Me dicen que esto me sirve para estar activo y para seguir adelante». Esa ilusión y esas ganas de Rufino las ha heredado también su nieto Álvaro Hernández, de 28 años, quien va segundo en su lista. «Estos cuatro años ya ha trabajado conmigo codo con codo como teniente de alcalde. Me gusta mucho trabajar con mi nieto. Es un chico muy responsable y se le da muy bien la política», comenta este regidor, que está convencido de que la edad y la experiencia es «toda una ventaja» y que de cara a este próximo mandato le gustaría sacar adelante 8 obras de arreglos de calles que ya tiene aprobados y cubrir la pista de pádel.
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