Si, en términos económicos, tuviésemos que resumir los últimos años en una sola palabra, esa probablemente sería «inflación». Primero fue la electricidad; más tarde, los combustibles; y, actualmente, parece que se trata del aceite. Si bien es cierto que ha habido algunos productos que, ya sea por su alta frecuencia de uso (y de compra) o por su excepcional subida de precios han destacado más que otros, parece que esta situación de inflación sigue latente a día de hoy.
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El tema, que no ha dejado de estar presente en los últimos años, a menudo se trata haciendo uso de ciertas palabras que pueden llegar a generar confusión.
Este vocabulario puede abarcar términos que, incluso por razones históricas nos pueden resultar familiares, como la 'hiperinflación' (recordemos el caso de la República de Weimar entre 1921 y 1923). Otros conceptos que, seguramente, hayamos escuchado más de una vez son la 'inflación subyacente', o incluso palabras de más reciente acuñación, como 'reduflación', práctica ocasionalmente llevada a cabo por ciertos supermercados y marcas de alimentos.
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Para aclarar la posible confusión que este glosario pueda ocasionar, El Norte de Castilla ha entrevistado a Enrique Cabero, presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León.
Se trata de la subida general de los precios, vinculada a distintos factores. «Si es moderada, razonable, progresiva y adaptada al crecimiento económico incluso puede ser positiva». Por el contrario, «si es una inflación descontrolada o que crece a gran velocidad o con grandes índices, es muy negativa para el funcionamiento de la economía, ya que perjudica a la demanda de familias y empresas».
Este concepto es utilizado para definir la inflación que crece de manera muy exponencial, con grandes cifras y «no se ajusta al funcionamiento normal y fisiológico de la economía». Según Enrique Cabero, «Es una patología, una 'enfermedad' de la economía, dado el exceso en la subida de los precios».
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Se trata de un supuesto en el que se dan, de forma simultánea, inflación y estancamiento económico, «o incluso recesión económica». De acuerdo con el presidente del CES, «es un supuesto muy negativo para el funcionamiento económico, ya que por un lado decrece la demanda de productos para el consumo y la inversión y, por otro lado, la economía está en recesión o parada, por lo que se puede acelerar esa recesión generalizada».
Es un índice de gran utilidad para el estudio de la economía, ya que «excluye del cómputo general de los precios tanto los costes de la energía (especialmente los combustibles) como los alimentos frescos», ya que «son realidades muy volátiles». De esta forma, la inflación subyacente permite conocer la realidad más estable de la economía «y podemos saber cuál es la tendencia de la inflación».
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Si hablamos de 'inflación galopante', hacemos referencia a «una subida de precios descontrolada que aumenta a gran velocidad», que en algunos países y en determinadas situaciones «incluso se puede producir a lo largo del mismo día». En este supuesto, los precios crecen continuamente y de forma descontrolada. «Es una realidad muy negativa para el sistema económico.»
Se trata de un concepto que se ha acuñado recientemente. Consiste en intentar evitar la subida de precios reduciendo la cantidad de producto que se vende al mismo tiempo. «Es una conducta que no aporta nada positivo a la economía porque el consumidor cree que sigue comprando al mismo precio, pero realmente está comprando menos cantidad». «Esto se ha puesto de relieve recientemente con algunos fenómenos de subida de precios en la alimentación».
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Es el concepto que se utiliza en la economía de un país, un continente, un sistema… «No es una inflación singularizada en distintos territorios o distintos sectores».
«Cuando la inflación es transitoria, se trata de una situación menos grave, ya que está vinculada a fenómenos muy concretos y coyunturales. En esta situación, los precios responden ante un grave problema político bélico o de logística». También puede darse la inflación estructural «que sí afecta al funcionamiento de la economía con carácter general y tiene el riesgo de convertirse en un problema permanente en el tiempo».
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