Qué son los gastos hormiga, fantasma y vampiro y cómo controlarlos

En el entorno económico actual, aparentemente, la inflación no termina de marcharse. Sobre todo si se tienen en cuenta las tendencias alcistas de los precios de algunos productos básicos.

De acuerdo con los últimos datos del IPC en Castilla y León, los aceites y las grasas se han encarecido un 50,6% con respecto al año pasado, la carne de porcino un 11,6%, los huevos un 11,2% y la leche casi un 10%.

Por ello, controlar nuestros gastos diarios y vigilar nuestro consumo parece prioritario si se busca ahorrar en medio de un aluvión de impulsos provocados por una sociedad cada vez más consumista. Si se pretende realizar una supervisión adecuada y fácil de recordar de los desembolsos, con el fin de tenerla presente en el día a día, la clasificación de gastos 'hormiga', 'fantasma' y 'vampiro' puede ser de utilidad.

En primer lugar, los gastos hormiga son pequeños, pero constantes desembolsos generalmente diarios. Es común que estos gastos no estén planificados y que, a primera vista, no parezcan importantes. Pueden ser caprichos puntuales, como un café por la mañana, un paquete de chicles a mediodía o comer fuera de casa cada día. Sin embargo, todos ellos en su conjunto pueden llegar a hacer mella en nuestros ahorros. Una posible solución podría ser establecer una cantidad de dinero a destinar en este tipo de compras durante todo el mes.

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Ignacio Repilado

El término gastos fantasma se ha popularizado en diferentes ocasiones, sin embargo no siempre se conoce lo que implica este concepto. Se trata de aquellos que suponen un gasto periódico de cantidades moderadas, como pueden ser las suscripciones a servicios de 'streaming', cuotas de gimnasio o actividades extraescolares, o incluso la contratación de un servicio puntual que no se dio de baja a tiempo. A menudo se ignoran estos gastos sin llegar a conocer la cantidad real que implican a fin de mes, lo cual es un error que puede traer desagradables consecuencias. ¿Cómo podemos actuar ante estos gastos? El mejor consejo es realizar revisiones periódicas de nuestras cuentas y examinar aquellos desembolsos que se realicen con cierta frecuencia y cuyo concepto no nos resulte familiar, especialmente si se trata de cantidades relativamente importantes. Si estamos ante un gasto fantasma, deberemos anularlo; y, si no somos capaces de identificar algún desembolso o sospechamos que podríamos ser víctimas de algún tipo de estafa, deberemos acudir a nuestra entidad bancaria.

Para finalizar, es preciso destacar los temidos gastos vampiro. Son aquellos que suponen un desembolso sobrevenido de cantidades relativamente altas, suponiendo un «mordisco» considerable sobre nuestros ahorros. Estos gastos, al no ser previsibles, generan un fuerte impacto. Algunos ejemplos pueden ser la rotura de electrodomésticos o una avería en nuestro automóvil. Aunque es difícil evitar estos gastos tan impredecibles, un consejo que nos puede ayudar a prevenirlos es prestar atención a todos aquellos elementos cuya reparación pueda suponer un gran desembolso, y llevar a cabo un mantenimiento adecuado y frecuente. Otras posibles soluciones pueden ser invertir en electrodomésticos o contratar seguros a modo de prevención, siempre que sea posible.

En definitiva, el sentido común es la mejor forma de hacer frente a estos gastos. Reflexionar antes de realizar una compra por impulso, o supervisar nuestras finanzas personales pueden ser eficaces repelentes contra hormigas, fantasmas y vampiros.