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Los castellanos y leoneses tienen depositados 73.792 millones de euros en sus cuentas bancarias. Nunca en la historia habían acumulado una cantidad parecida y ... jamás había registrado ésta un incremento tan fuerte y rápido. En el trimestre que comprende los meses de abril, mayo y junio –prácticamente coincidente con el periodo de confinamiento derivado del estado de alarma– los hogares, empresas y administraciones de la comunidad autónoma ahorraron más de 3.000 millones.
En parte, ese ahorro fue 'obligado' ya que los cierres al público hicieron imposible gastar en determinados fines. Otra parte es consecuencia de la incertidumbre con la que la pandemia de la covid ha teñido el futuro a corto plazo. Las noticias sobre rebrotes en los contagios, trabajadores que ven cómo sus ERTES se transforman en ERES y autónomos que siguen afectados por el cese de actividad sirven como acicate para el comportamiento previsor de los ciudadanos.
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Más allá de su mejor o peor situación económica, de sus mayores o menores ingresos, los castellanos y leoneses siempre han demostrado una tendencia ahorradora superior a la del conjunto de españoles. El dinero depositado en las entidades en España equivale al 80% del PIB nacional. En Castilla y León, esa comparación llega al 115%.
Al cierre de 2019, los depósitos de la comunidad en entidades de crédito ascendían a 70.058 millones, según los datos del Banco de España. Con un incremento anual del 3,9%, cerraban el cuarto ejercicio de crecimiento con mayor tasa que los tres anteriores. La crisis financiero-inmobiliaria quedaba atrás, con cuatro años (2011 y 2012; 2014 y 2015) en los que los ahorros depositados llegaron a decrecer.
En el primer trimestre de 2020, los castellanos y leoneses añadían otros seiscientos millones a sus cuentas bancarias (hasta 70.679 millones). Entonces llegaban la cuarentena, la inseguridad y la crisis de la covid. En el segundo trimestre, el ahorro en depósitos bancarios –que es la modalidad que se suele utilizar cuando se trata de ahorro 'preventivo', ya que permite tener el dinero disponible– engordaba en 3.113 millones, hasta dejar la cifra total en 73.792 millones de euros.
La composición de este ahorro incluye un 5% que corresponde a las administraciones públicas, mientras que el 95% pertenece a los denominados 'otros sectores residentes', que son las empresas –con en torno al 25% de ese 95%– y los hogares, responsables del 75% restante.
La tendencia de incremento en el ahorro es general en todo el país, si bien la región se sitúa entre los territorios donde es más acusada. Por otra parte, el conservadurismo en el gasto no se ha interrumpido con el fin del estado de alarma. Los datos nacionales de cierre del mes de julio colocan el ahorro en depósitos de los hogares españoles en 892.811 millones de euros, con un incremento de más de 700 millones con respecto al mes anterior.
Este elevado nivel de ahorro, aparte de comprensible, justificado y/o positivo desde la óptica de la prevención ante posibles futuras dificultades, se convierte a la vez en veneno para la economía, ya que repercute en el frenazo de la actividad, agravándolo.
El gasto de los hogares se desplomó durante lo peor de la pandemia hasta niveles nunca vistos. En los sectores 'clausurados', como hostelería, turismo o comercio no alimentario, la bajada fue del 100%. Un estudio de BBVA Research cifra en el 60% el descenso del gasto con tarjetas en el mes de abril. Los ámbitos de peor comportamiento fueron los viajes, alojamientos, bares y restaurantes, deportes y juguetes, ocio y entretenimiento y transporte.
Todos ellos siguen sin levantar cabeza, mientras que menos afectados y ya en los niveles previos al estallido de la pandemia están los sectores de alimentación, salud, automoción, bienestar y belleza, hogar y tecnología.
En la primera mitad del año, según las patronales del sector Anfac, Faconauto y Ganvam, en Castilla y León se vendieron poco más de 9.000 coches, con una caída anual del 49% y el consumo de carburantes sufrió desplomes de hasta el 85% durante el confinamiento –en julio y agosto el descenso se limitó al 10%, según las estaciones de servicio y los operadores petrolíferos–. Los ciudadanos han aparcado decisiones de compra de bienes de consumo duradero y, a la vez, han visto reducido drásticamente el gasto en desplazamientos, en este caso de forma impuesta.
En el extremo opuesto, entre los capítulos de gasto que más han crecido en lo que llevamos de año sobresale el sector del gran consumo, con un aumento nacional del 14,2% respecto al año anterior, según la consultora de paneles de consumo Kantar. Los frescos y la alimentación envasada son los grandes impulsores de un mercado en el que la droguería es la sección que más crece en términos de volumen.
En cuanto al gasto empresarial, Funcas destaca la «severa reducción de la inversión, cercana al 18%, por la exacerbación de las turbulencias que ensombrecen el horizonte para las empresas». Frente al incremento de los depósitos de los hogares, las empresas, mermadas de ingresos, sí han echado mano de esta partida, que en julio se situó en 288.054 millones con caída mensual de más de 2.000, según el Banco de España.
En sus últimas previsiones económicas, Funcas estima que el consumo registrará una corrección (que rondará el 16% en el año), «lastrado por la contracción de los ingresos laborales en un contexto de ERTES y pérdida de puestos de trabajo, y por la cautela de las familias que optan por ahorrar en vez de gastar».
Ahora bien, el servicio de estudios advierte de que la disponibilidad de una vacuna despejaría algunas de las principales dudas acerca de la recuperación: «la confianza mejoraría, facilitando una reducción del ahorro precautorio y un incremento de la demanda».
El saldo del crédito que las entidades mantienen con hogares, empresas y administraciones de Castilla y León se situó al cierre del segundo trimestre del año en 44.498 millones de euros, el 2,4% más que un año antes, en el primer repunte desde antes de 2008. Aquel año la comunidad registraba un saldo de 77.278 millones, de modo que la 'corrección' desde máximos roza el 40%. El año pasado dijo adiós con un volumen de 43.037 millones y el descenso más suave de la serie histórica (0,15%).
Con un nivel de ahorro en depósitos por encima de los 73.000 millones, el sector bancario tiene un balance positivo en la región de más de 29.000 millones de euros, ya que presta 60 céntimos por cada euro que capta.
Buena parte en el cambio de sentido de la flecha de la financiación la tiene la línea financiadora del ICO con avales del Estado –hasta 100.000 millones de euros–, aprobada para salvar el empleo y paliar los efectos económicos de la crisis sanitaria. La línea de avales Covid ha formalizado 40.197 operaciones con 26.805 empresas castellanas y leonesas, que han recibido 2.836,8 millones en avales y 3.642,3 millones en forma de financiación. De esta manera, cuatro de cada diez empresas de la región se han apoyado en la línea estatal para afrontar las consecuencias de la pandemia, utilizada en su mayor parte para garantizar nuevos préstamos a entre cuatro y cinco años.
Fuera de este ámbito, los bancos ya están endureciendo las condiciones de acceso al crédito a particulares ante el repunte de la morosidad. Hace unos días, el Banco de España anunciaba una mayor vigilancia sobre los créditos a particulares y bajaba a 1.000 euros el importe mínimo del riesgo acumulado de un cliente sobre el que las entidades deberán informar.
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