Secciones
Servicios
Destacamos
Acciones, bonos, índices bursátiles, dividendos, corredores… El mundo que rodea la bolsa de valores y las inversiones puede despertar fascinación y recelo a partes iguales, aunque generalmente existe un gran desconocimiento y misterio a su alrededor. Popularizado por películas como 'El lobo de Wall ... Street', provoca que algunos vean en él la posibilidad de alcanzar la riqueza y el éxito, mientras que otros lo asocian con prácticas cuestionables y un alto riesgo de perderlo todo.
Noticia relacionada
Sin embargo, la realidad del mercado bursátil es mucho más compleja que la imagen que se suele proyectar. La mayoría de la gente no tiene un conocimiento profundo de cómo funciona este punto de encuentro entre oferta y demanda de activos de distinto tipo.
Para entender el funcionamiento de la bolsa de valores, es esencial conocer en primer lugar qué es. Javier Rodríguez Vega es el director ejecutivo de la Asociación Española para las Relaciones con Inversores (AERI). Él define la bolsa de valores como «un mercado donde se compran y venden una serie de activos, principalmente de carácter financiero que pueden ser de renta variable o de renta fija». Además, es preciso tener en cuenta que «los mercados y las bolsas de valores tienen la capacidad de proveer de liquidez y de facilidad de acceso al capital a las compañías que en él se encuentran», por ello son un elemento muy relevante para los diferentes sistemas económicos.
Los inversores son aquellas personas (o entidades) que participan en la bolsa mediante la compra y venta de activos. Por ello son una parte interesada (o 'stakeholder') muy relevante para las compañías. «Los inversores constantemente analizan diferentes posibilidades para obtener rentabilidad, ya sean mercados regulados o no, líquidos o no, propiedades inmobiliarias (o 'real estate')... Se encuentran en constante investigación para comprar aquellos activos que les reporten una cierta revalorización o una serie de retornos», añade Javier Rodríguez.
Los inversores son una de las principales partes interesadas de las compañías, ya que «son, en mayor o menor medida, propietarios o dueños de las empresas». Sin embargo, tal y como afirman desde la AERI, es necesario establecer diferencias. «Dependiendo de su tamaño, los inversores podrán ser institucionales (si son más relevantes) o minoristas (como pueden ser personas interesadas en invertir)».
Hay que tener en cuenta que en los mercados de valores existen activos de renta variable y de renta fija. «Los activos de renta variable son principalmente acciones de compañías cotizadas en mercados; mientras que los activos de renta fija son emisiones de deuda u obligaciones que lanzan al mercado esas mismas compañías u otras distintas», afirma Javier Rodríguez. Hay compañías que solo emiten activos de renta variable (como acciones, para más tarde intercambiarlas en esos mercados), y muchas de las compañías (por ejemplo en el mercado español) además emiten activos de renta fija.
Es habitual que, al pensar en la bolsa de valores, las acciones sean los activos que primero nos vengan a la cabeza. Sin embargo, existen otros tipos.
De acuerdo con el director ejecutivo de la AERI, la renta variable, es decir, la compraventa de acciones es el activo más común para el inversor minorista. En cambio, la compraventa de renta fija es un mercado al que el inversor promedio, generalmente, no está acostumbrado ya que puede parecer más complicado. «Cuando uno compra una acción, si esta sube, el inversor gana dinero, si baja, pierde dinero. Es algo sencillo y fácil de entender».
Por el contrario, la renta fija (que ahora está de moda por las subidas y bajadas de los tipos de interés en los últimos años) muchas veces es de difícil comprensión por parte del inversor minorista». Además, desde la Asociación Española Para las Relaciones con Inversores destacan que «el término 'renta fija' puede ocasionar cierta confusión, ya que puede evocar cierta estabilidad, cuando la realidad es que a menudo estos activos experimentan oscilaciones que pueden generar pérdidas económicas importantes».
Los mercados bursátiles están sujetos a constantes fluctuaciones que provocan las subidas y bajadas del valor de las acciones. Estas variaciones se deben a factores «casi infinitos». Sin embargo, el principal de ellos es la buena o la mala marcha de la compañía. Esta se ve reflejada en las presentaciones de resultados, comunicaciones oficiales que una empresa cotizada en bolsa realiza a sus accionistas e inversores, donde expone el desempeño financiero durante un período específico, generalmente un trimestre o un año completo. Las empresas suelen publicar sus resultados trimestrales cuatro veces al año, en fechas fijas que se establecen en el calendario anual de la empresa, con un cierto impacto sobre el valor de sus acciones.
Por otro lado, el entorno macroeconómico es un condicionante a tener en cuenta. «Los malos sentimientos sobre un país por las características de su mercado, por posibles riesgos o inestabilidades regulatorias o por las percepciones negativas de las políticas de gobierno tienen un gran impacto sobre la percepción de los inversores». De esta forma, «los inversores a menudo se preguntan: ¿queremos estar expuestos al riesgo que supone este país?» Por ello, «se puede invertir en compañías excelentes en mercados de valores, pero si el contexto geopolítico que las rodea es negativo, el valor de estos mercados caerá en mayor o menor medida, independientemente de unos buenos resultados». Por ello, se puede afirmar que la macroeconomía implica la percepción de otros inversores sobre la situación de una determinada empresa o país, y tiene un impacto considerablemente alto.
Otro aspecto cuya importancia ha quedado más que demostrada por los recientes conflictos en Rusia, Ucrania y Oriente Medio es la geopolítica. «Este factor afecta notablemente a los movimientos del mercado de valores, ya que la situación económica de un país puede ser correcta; pero, de repente, pueden ocurrir acontecimientos geopolíticos sobrevenidos, como la guerra de Ucrania, que sacuden abruptamente los mercados de valores». La inestabilidad geopolítica, de esta forma, acarrea riesgos, incertidumbres o peligros que «asustan a los inversores, ya que el dinero es muy miedoso». «En el momento en que un inversor comienza a vender activos por riesgos geopolíticos, otros inversores pueden replicar esos movimientos, aumentando las ventas y desencadenando en bajadas de mercados».
Invertir en bolsa de valores siempre conlleva un cierto riesgo. «Cuanto más riesgo corres, mayores son las posibilidades de retorno, pero las pérdidas también pueden ser más grandes».
Los riesgos en la bolsa de valores, en cierto modo, están relacionados con el tiempo, ya que se puede invertir a corto o a largo plazo, aunque esto presenta diferencias considerables. «La inversión a corto plazo está relacionada con la oscilación del mercado o volatilidad. Esto es algo mucho más arriesgado». «En las operaciones a corto plazo, el inversor debe estar supervisando constantemente el desarrollo de los acontecimientos bursátiles, sobre todo en operaciones intradía, cuyo beneficio puede variar de una hora a otra».
Javier Rodríguez Vega
Director ejecutivo de AERI
Las inversiones a largo plazo, en cambio, suelen ser más estables, ya que la tendencia es generalmente alcista (a no ser que se produzcan grandes debacles capaces de generar la quiebra de una determinada compañía). «Si un país está haciendo las cosas bien y el desarrollo de una compañía es el adecuado, la tendencia será al alza, a pesar de las variaciones diarias normales en las compañías».
De esta forma, «si yo pienso comprar acciones de largo plazo, puedo invertir en valores concretos, dejarlos en mi cartera unos años y puedo estar tranquilo, ya que las tendencias, generalmente, son alcistas», especifica Javier Rodríguez. «Además, muchas compañías pagan dividendos a los accionistas o llevan a cabo recompras de acciones, lo que aumenta la rentabilidad».
La educación financiera es esencial, más aún si se desea invertir en la bolsa de valores. «La falta de información o de formación es uno de los riesgos principales. No se puede invertir a lo loco». Otro riesgo muy frecuente para aquellos inversores minoristas, especialmente con poca experiencia en los mercados, es la poca rentabilidad.
Javier Rodríguez Vega
Director ejecutivo de AERI
Además, dependiendo del mercado en el que se invierta, podrá haber mayor o menor liquidez. «No es el caso del Ibex-35, pero existen mercados poco líquidos, como los 'growth', enfocados a compañías pequeñas y en crecimiento, en los que puede no ser fácil vender las acciones adquiridas», concluye Javier Rodríguez.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.