Una de las principales claves para gestionar adecuadamente nuestro patrimonio es la educación financiera. Esta no solo ayuda a minimizar riesgos, sino que también contribuye a lograr una rentabilidad a partir de nuestros ahorros. Precisamente, esa transición desde el ahorro hacia la inversión consiste ... en «poner el dinero a trabajar para lograr batir la inflación». Así lo define Sandra Manso, mánager financiero de Mapfre Gestión Patrimonial. Además, esa transición debe ser «flexible y adaptada a los cambios del mercado y a la propia evolución vital del cliente».
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Sin embargo, en España no contamos con una cultura financiera arraigada, existente en otros países. «La educación financiera es fundamental porque capacita a las personas para tomar decisiones informadas sobre su dinero, ahorro e inversiones; así como la protección de aquello que más les importa». Con esta contundente afirmación comenzaba el pódcast 'Economics Café', de Mapfre, titulado 'La educación financiera es un escudo contra la exclusión'.
Desde Mapfre Gestión Patrimonial subrayan este hecho, ya que «la enseñanza se centra más en conceptos macroeconómicos, dejando parcialmente de lado la economía doméstica». Además, según afirma Raúl Repiso (asesor financiero de Mapfre Gestión Patrimonial), «los españoles a menudo tomamos decisiones en base a las acciones realizadas por el vecino de enfrente. Una vez que conocemos cómo le ha ido la inversión, (y siempre suelen ser ganancias, ya que nadie dice lo que pierde) nos adentramos en un mercado que, desgraciadamente, desconocemos por completo».
Por lo general, los españoles tendemos a ahorrar, es decir «dejar el dinero en el banco y esperar a tener el suficiente capital para realizar desembolsos», como la compra de una vivienda o un automóvil. Sin embargo, a menudo no se tiene en cuenta un factor determinante: la inflación. Esto provoca que el poder adquisitivo del ahorrador promedio disminuya con el paso del tiempo.
Ante esto, una de las posibles soluciones, además del gasto, es la inversión. «Ahorrar es no gastar, mientras que invertir es poner el dinero a trabajar y poder tener el día de mañana la misma capacidad de ahorro», tal y como afirma Sandra Manso. Sin embargo, la falta de conciencia sobre estos conceptos y la ausencia de una planificación financiera adecuada pueden limitar el crecimiento del patrimonio personal.
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Es cierto que a la hora de invertir existen diferentes riesgos que no deben subestimarse. «Uno de los principales es caer en la imitación de las inversiones 'de moda' que está realizando mi entorno. De esta forma, tomamos decisiones de manera irracional y no somos conscientes de nuestras necesidades reales, nuestros plazos de inversión o incluso de nuestros conocimientos sobre productos financieros». Ante esto, la creación de un plan que entienda las necesidades de sus clientes y se adapte a ellas es fundamental. Por todo ello, la adquisición de productos que no se adecúen al perfil del inversor es un error muy arriesgado a la hora de invertir. «El inversor no debe asumir que sabe más de lo que realmente conoce».
Javier Martín
Asesor financiero de Mapfre Gestión Patrimonial
Otro de los fallos más habituales es «concentrar toda la inversión en un mismo tipo de activo». Ante esto, la diversificación de los fondos es la solución.
Esta diversificación juega un papel fundamental. Consiste en repartir el riesgo con el fin de aguantar el patrimonio ante una situación adversa, sin sufrir grandes pérdidas. ¿Cómo se puede realizar? «A través de una asignación de activos que no tengan mucha relación entre sí. Con lo cual, si uno de ellos sufre por un determinado evento, los demás serán capaces de soportar esa caída para que mi patrimonio se mantenga», tal y como afirman desde Mapfre.
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Además, los asesores financieros recomiendan «acudir a fuentes expertas cuando se necesita información, y abogar por las empresas de confianza que cuenten con profesionales expertos capaces de proporcionar información actualizada». De esta forma, se podrá mitigar el riesgo al tomar mejores decisiones.
Javier Martín es asesor financiero de Mapfre Gestión Patrimonial. Proporciona tres consejos básicos a tener en cuenta para todas aquellas personas que quieran iniciarse en el mundo de la inversión: «En primer lugar, el inversor debe estar bien informado y bien formado, con el fin de que entienda lo que está haciendo. Por otro lado, es aconsejable dejarse guiar por un buen profesional que le acompaña en este camino». Por último, desde Mapfre Gestión Patrimonial aconsejan «que los inversores no tengan ninguna prisa», con el fin de que «vayan poco a poco desde productos que entiendan hacia otros más complejos según ganen experiencia».
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Es cierto que al iniciarse en el mundo de las inversiones, la información y el acompañamiento profesional son fundamentales. Sin embargo, conocer los tipos de productos que existen es un pilar crucial para tomar decisiones informadas y construir una estrategia de inversión sólida.
Estos productos financieros «pueden ir desde aquellos con un riesgo más bajo como cuentas de ahorro, depósitos, cuentas remuneradas, pólizas garantizadas, productos garantizados hasta letras del tesoro o fondos de inversión, que requieren más experiencia». Dentro de esta clasificación se pueden recoger «fondos de menor riesgo, como el mercado monetario o la renta fija de corto plazo»; hasta aumentar progresivamente el riesgo hacia la renta fija de largo plazo y, por último, la renta variable «que es el summum de toda inversión».
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