Idaira Prieto (17 de agosto de 1997) defiende mañana título en el Cross de Cantimpalos, el momento más memorable de una carrera en la que lo mejor está por venir. Lograda la continuidad tras sus lesiones como adolescente, trabaja para alcanzar su mejor versión, quizás ... en distancias más largas y en unos Juegos Olímpicos. Esta mediofondista, especializada en los 1.500 o los 3.000 metros, aspira a dejar de ser la hija de Antonio Prieto y que él pase a ser el padre de Idaira Prieto.
Publicidad
–¿Qué sintió cuando cruzó la meta en Cantimpalos?
–La verdad es que fue muy emotivo. No esperaba que la carrera fuera así, fue una sorpresa muy agradable. Sobre todo, fue mucho más emocionante saber que estaba mi padre allí esperándome. Al final el trabajo que hacemos es conjunto y me gusta compartir los resultados con él. No hablamos nada; simplemente nos miramos, sonreímos y nos dimos un abrazo.
NOTICIAS RELACIONADAS
Luis Javier González
–Cantimpalos siempre está en su apretada agenda. ¿Por qué?
–Es el cros de casa. Ya he corrido muchos; gente muy cercana, que nos conoce. Encima con una victoria el año pasado…
–Para alguien que hace tanto la maleta, ¿qué supone ser profeta en su tierra?
–Dormir en tu cama es un lujo. En Segovia me siento muy querida, hacer una buena actuación aquí es muy especial. A mí me ayuda a seguir entrenando y compitiendo.
Publicidad
–¿Qué exige el cros al atleta?
–Son muchos kilómetros y tienes que estar al menos media hora concentrado y sufriendo, porque los ritmos cada vez son más altos. El propio terreno es un hándicap; puede haber cuestas bastantes duras o mucho barro. Y el tiempo, que ahora no suele ser muy agradable. Viento, lluvia, nieve o mucho frío.
–¿Va a Cantimpalos con la intención de ganar?
–Siempre voy a las carreras con esa intención. Está claro que las rivales están a muy buen nivel, pero eso no quita que yo también lo esté.
–¿Cuál es la mejor versión de sí misma?
Publicidad
–No lo sé. Yo creo que estoy en el camino de encontrarla. O por lo menos trabajando para ello. Espero que salga a la luz en no mucho tiempo.
–¿Qué le separa de ella?
–Un poco de tiempo y quizás algo de madurez física. Y continuidad. Tuve unos años con bastantes lesiones; una vez solucionado, estoy encadenando años sin contratiempos. El propio cuerpo se va formando y van saliendo las cosas.
Publicidad
–Usted está trabajando para alcanzar su mejor versión con más edad.
–Sí. Cada persona es un mundo. Hay gente que saca sus mejores marcas a los 18 y otros a los 30. Con trabajo puedes llegar a tu mejor versión, tienes que valorar cuándo quieres llegar a ella. Ha habido atletas que han explotado como cadetes y no han hecho nada en absolutos.
–¿Cuándo quiere llegar usted a esa versión?
–En un corto plazo: quizás dentro de un año, dos o tres.
–¿Basta el trabajo para llegar?
–No es suficiente, pero yo creo que es imprescindible. Luego hay muchos factores genéticos o circunstanciales que pueden decantar la balanza, pero sin trabajo no vas a llegar a ningún lado.
Publicidad
–Usted es un caso excepcional por ser una hija que pasa tanto tiempo con su padre.
–Congeniamos muy bien. Es una persona muy importante para mí, es como si fuera yo reflejada en el espejo. Es un pilar fundamental de mi vida.
–¿Siente la responsabilidad del apellido?
–Ahora no. Cuando era más pequeña, era la hija de Antonio Prieto y, sin tú quererlo, te van generando esa responsabilidad: se espera de mí que haga buena carrera. He aprendido a dejar eso de lado. Estoy súper orgullosa de mi apellido, de ser la hija de quien soy, pero me centro en mí. Los resultados vendrán por mi trabajo del día a día, no por el apellido.
Noticia Patrocinada
–¿Algún día cambiarán las tornas y él será el padre de Idaira?
– Ya va cambiando, se lo han dicho en alguna ocasión. Pero son las que menos. Sí, claro, para eso estamos entrenando duro, ojalá algún día sea el padre de Idaira Prieto.
–¿Es más exigente como corredor, como entrenador o como padre?
–Como corredor. Creo que con él mismo era más exigente que conmigo. Es una de las cosas que yo he sacado de él; como fisioterapeuta, soy más exigente conmigo que con algunos pacientes.
Publicidad
–En un deporte tan solitario, ¿existe el riesgo de ser autodestructivo?
–Sí, como en la vida. En muchas ocasiones estás tú solo con tu cabeza y cuando hay momentos complicados aparecen los sentimientos negativos. Lo importante es seguir confiando en el proceso, en uno mismo, y poco a poco acabará saliendo el sol.
–¿Cómo se imagina sus vitrinas dentro de 20 años?
–Espero que no haya muchas copas, que luego hay que limpiarlo. Si hay alguna, que sean cosas importantes y momentos para recordar. Que me saquen una sonrisa cada vez que las vea.
Publicidad
–¿Con qué carrera estaría contenta al retirarse?
–Pregunta complicada. Una buena actuación en unos Juegos Olímpicos es el sueño de todo deportista. De momento me quedo con dos carreras. El Cross de Cantimpalos del año pasado, con esa recta de casi 800 metros que se me hizo interminable. Fue muy sentimental vivir esa última vuelta en solitario. Y con el meeting de Barcelona de hace un par de años, que hice marca personal en 1.500.
–¿Es posible que la mejor Idaira no sea mediofondista?
–Es posible. Y seguramente, la mejor Idaira sea más fondista. Por eso todavía tengo que esperar un poco.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.