Ibrahima cambia Mojados por la Villa Olímpica de París

El vallisoletano de origen senegalés y que «celebró» con el judoca medallista su 51 cumpleaños –bromea–, trabaja para el Comité Olímpico Español durante los Juegos de París.

Vive una experiencia «brutal» antes de regresar al Club Deportivo Mojados, con el que no ha podido celebrar el ascenso a Tercera División, al estar en la cita parisina, pero del que se acuerda todos los días. De hecho no duda en pasear por la Villa Olímpica con la camiseta del equipo amarillo, con el eslogan de 'Bendita afición' en el pecho.

«Aprovecho para felicitar a todo el club, a su presidente, Fernando, por la confianza y por el currazo que se está haciendo, pero sobre todo a la afición por el apoyo constante que nos ha llevado a conseguir el objetivo», indica Ibrahima, que destaca que «los valores» de su Mojados coinciden con los que está experimentando en estos primeros días de los Juegos de París.

«El espíritu olímpico se nota, pero no solo en los deportistas, en todos los miembros del COE, y se nota que España es una potencia deportiva», agrega Ibrahima Sarr, que nació en Carabane, un pueblecito senegalés, que dejó para llegar a España, y asentarse en Valladolid desde hace más de una década. Su facilidad con los idiomas, su francés –en el caso de los Juegos–, le ha dado «la oportunidad olímpica», pero en su día a día, además de ser segundo técnico de Diego Macón en el Mojados, trabaja en la Fundación Cepaim como mediador intercultural.

«Se trata de ser resolutivo, en Tercera, en los Juegos y en la vida... Aquí somos un equipo, lo mismo que en el Mojados, y eso también es deporte», concluye con una sonrisa, a la espera de «más celebraciones» con los olímpicos españoles.