El Pistolero no esconde las debilidades del campeón

No han saltado las alarmas en el Atlético, situado a tres puntos del líder, la Real Sociedad, pero con un partido menos, pero sí inquietan sus malos inicios de los encuentros, que ya no sea un equipo granítico y que el Wanda Metropolitano haya dejado de ser un fortín justo cuando el público es un aliado. En siete de sus doce choques jugados este curso, sumando Liga y Champions, el equipo del Cholo Simeone ha tenido que remar a base de carácter y recursos ofensivos tras comenzar perdiendo.

Sus ocho goles encajados en el torneo de la regularidad solo están por detrás del Athletic, Sevilla y Villarreal, pero suponen la peor marca a estas alturas de competición con el técnico argentino en su banquillo. Solo en el lejano curso 12-13 los colchoneros habían encajado un gol más a estas alturas. Y en el ejercicio pasado, cuando terminaron campeones, Jan Oblak había sido batido tres veces en los nueve primeros partidos.

El esloveno tiene todo el crédito del mundo porque se lo ha ganado con sus cinco trofeos Zamora que le acreditan portero menos goleado, pero no atraviesa su mejor momento. Ha dejado de hacer paradas milagrosas y hasta yerra como los humanos. Ante la Real Sociedad, falló en los dos goles. En el primero porque dudó y permitió marcar a placer al noruego Sorloth tras un contragolpe magistral al primer toque de los donostiarras y en el segundo colocó mal la barrera y se tragó por su palo el lanzamiento de falta ejecutado por el sueco Isak.

Oblak está indeciso y fallón como toda su zaga, perjudicada también por el hecho de que este Atlético juegue con muchos más futbolistas de ataque. Con Luis Suárez, Griezmann, Joao Félix en el tridente y un centro del campo con Koke de medio defensivo, De Paul y Lemar, es normal recibir ocasiones en los contragolpes. Pero en el Atlético chirría.

Como reclamó el delantero uruguayo tras su doblete que salvó un punto frente al magnífico equipo de Imanol Alguacil, el Atético debe hacer autocrítica, salir mucho más enchufado a los encuentros y marcar territorio en casa. Llama la atención que solo haya ganado dos de los siete partidos jugados este curso en el Metropolitano.

Venció por la mínima y pidiendo la hora al Elche en la segunda jornada y, antes del parón por las selecciones, superó con solvencia al Barça. Pero el Villarreal, el Athletic y la Real sacaron un punto en feudo del campeón, que en la Champions no pasó del empate, y gracias, ante el Oporto, y la semana pasada cayó contra el Liverpool.

«Nos tenemos que hacer fuertes acá. Tenemos que intentar salir con más atención y ser autocríticos con nuestra debilidad en los primeros minutos para no repetirlo». reflexionó, categórico, el uruguayo, tras sellar las tablas ante el líder. El Pistolero, al que se le ve fuera de forma, una sombra física de lo que fue en sus mejores momentos en el Barça, demostró que hay que aguantarle en el campo.

Ya lo aprendió Simeone el año pasado, cuando protagonizó las victorias postreras ante Alavés, Eibar, Osasuna o Valladolid que valieron un título de Liga, y el uruguayo lo puso de relieve una vez más ante una Real que al final sufrió un ataque de vértigo. Primero atinó de cabeza, tras un gran pase de Joao Félix, que sigue sin marcar aún esta campaña, y luego forzó un penalti muy polémico de Mikel Merino.

A cámara lenta puede ser pena máxima, pero en el campo y en directo no lo pareció y sorprende que desde la sala VOR ordenasen al andaluz Munuera Montero revisar esa jugada porque no era un error manifiesto. Suárez ya rescató puntos con sus dos goles al Getafe y con el de Milán, todos ellos muy al final, y ya suma siete tantos esta campaña. El Atlético está armado en ataque, pero desvestido en defensa.