Un despertador para poner en hora al arbitraje local
Universo arbitral ·
Nace una asociación en Valladolid con los retos de ayudar a la formación de los árbitros más jóvenes y de aunar voluntades para recuperar la unión del colectivoHubo un tiempo que el fútbol no se entendía en Valladolid sin nombres como Morollón, Lesmes, Matito, Julián Vaquero o Tejedor, pero tampoco sin otros de menor fuste como Narciso Barrenechea, Camilo Segoviano o Pascual Tejerina. Años más tarde llegaron los Caminero, Minguela, Alberto, Cuaresma o Fonseca, y muy cerca de ellos se escuchaban los de Rubio Valdivieso, Hernández Velázquez, Santamaría Uzqueda, Rivas Fernández o Barrenechea Montero. Luego cogerían el testigo los Eusebio, Juan Carlos, Turiel o Benjamín Zarandona, y también de su mano Julián Rodríguez Santiago, que llegó a tocar techo como árbitro internacional.
Pero eso eran otros tiempos. Soplaban otros vientos para la cantera, y sobre todo para el arbitraje local, representado y respetado por la elite del fútbol español. Desde entonces, el goteo de jugadores ha mantenido en mayor o menor medida su ritmo, pero el del arbitraje se ha detenido. Su grifo se ha cortado. Ha dejado de fluir como lo hacía en los años 60, en los 80, los 90,...
Lo que sí ha fluido es el desencanto, y entre tantas preguntas sin respuesta surge ahora una iniciativa que tiene como objetivo aportar su grano de arena en la formación de los árbitros imberbes, y como reto, aunar voluntades para recuperar la unión del colectivo.
En el centro de ese pequeño universo se encuentra Jesús Zancada, árbitro asistente de Primera División hasta hace cuatro años que se ha rodeado de colegiados y excolegiados para poner en marcha un proyecto que va un paso más allá de los estrictamente deportivo. «La intención original es avanzar en la formación de los árbitros pero también queremos llevar a cabo iniciativas sociales y culturales», señala quien fuera mano derecha en el campo de árbitros como Undiano Mallenco, Mateu Lahoz, Muñiz, Del Cerro o Paradas Romero, y que desde hace unos años ocupa también cargo de vocal en la Delegación de fútbol.

La asociación, de nombre Universo arbitral, ha empezado con el año a poner los cimientos de lo que pretende ser modelo de referencia para unos y otros, los contentos y los descontentos. «Trabajamos para el fútbol y nos da igual qué dirigentes haya. Hacemos esto para fortalecer el arbitraje en Valladolid. Nos preguntamos por qué se han quedado tantos árbitros por el camino, por qué lo dejan, y es lo que nos mueve a reactivar a los jóvenes», asegura Zancada, sin entrar a debatir otras fórmulas ni métodos de trabajo. «Cuando yo estaba en Primera no se podía hablar y ahora tenemos la oportunidad de acercarnos y aproximar el arbitraje a la gente. Nosotros vamos a impulsar todo lo que necesiten los que están empezando».
Más o menos ambicioso, Universo arbitral se ha trazado un camino y no se va a detener en debates estériles. En su libro de estilo no figura la confrontación y sí una necesidad de cambio que el mundo del arbitraje viene pidiendo a gritos en Castilla y León. «Hay muchas cosas a las que habría que darle la vuelta, y desde luego que lo que no nos guste, lo diremos», apunta Zancada, cabeza visible de un grupo de apasionados del arbitraje que cuenta con dos miembros del Centro de Tecnificación de la Federación de Castilla y León de Fútbol: por un lado Javier Chicote como secretario, y por otro Diego Vaca como tesorero. Completan la junta directiva Juan Carlos Alonso, catorce años como colegiado y la Segunda División B como techo; Nacho Cifuentes, en activo con 22 años de arbitraje a su espalda; y Juan Saludes, árbitro de Primera Provincial Aficionado y el más joven en esta aventura.
La asociación ya dio sus primeros pasos antes, incluso, de registrarse oficialmente con una serie de charlas sobre la llegada del VAR al fútbol español, y ahora pretende recuperarlas con la colaboración de exárbitros que llegaron a la elite. La interacción en redes sociales es otra de las patas que consideran fundamentales para llegar a los más jóvenes. «Hay mucho camino por hacer. No puede ser que en el año 2017 estuviéramos hablando de 217 árbitros en Valladolid, y ahora hayamos pasado a poco más de cien. Tampoco ayuda que tengamos un solo equipo en Tercera, y que éste sea filial del que hay en Segunda B», advierte, anotando que aunque la asociación nace desde un ámbito local, tiene vocación regional para llegar allá donde se requiera su ayuda.
En este sentido consideran fundamental la colaboración con los clubes para crecer de la mano y ganar en visibilidad. «Está claro que un árbitro debe recibir una formación completa y eso implica también conocer cómo piensan y trabajan los clubes, los entrenadores y los delegados. Nos ayuda a nosotros y también a ellos para que todos podamos entender mejor el juego», admite Zancada sobre la apertura de miras de una asociación, con sede en las instalaciones de Michelin, que no se cierra a proyectos sociales, partidos benéficos o iniciativas culturales.
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