Luce el sol en Barbolla, un pueblo segoviano de 150 habitantes, rodeado de campos de cereal y girasoles, al que se llega tomando un desvío en la carretera entre Boceguillas y Sepúlveda. Son las dos de la tarde y en las calles no se ve ... un alma. Las recorre un silencio mineral sólo perturbado por el tableteo de las cigüeñas en la espadaña de la iglesia. La estampa no puede ser más típica: la vieja Castilla suspendida en su viejo letargo. Y, de repente, esa paz antigua se ve rota por los primeros compases del 'Ikusi Mendizaleak' sonando a todo volumen. Los visitantes casi dan un respingo. Es el móvil de Juanito Estebaranz, agricultor jubilado de la Cooperativa Entresierra y fundador y presidente de la peña Athletic de Barbolla.
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El hombre se disculpa y mantiene una breve conversación. Cuando termina, se encoge de hombros.
–«Es que estoy a tope con lo del Congreso Internacional de Peñas. Ya se nos han apuntado más de 300. Y si ganamos la final yo creo que vendrán más de quinientos», asegura, con aire soñador, cómo si nada le hiciera más feliz que una invasión multitudinaria de Athleticzales el próximo 26 de abril.
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Luis Javier González
Ese día, los hinchas del Athletic que acudan a Barbolla tendrán la oportunidad de presenciar un cambio histórico en el callejero del municipio. La calle Extramuros será rebautizada con el nombre de Athletic Club Kalea, cumpliendo así un acuerdo unánime que los cinco concejales de la corporación local adoptaron en el pleno de abril de 2023. Aquella unanimidad sólo pudo sorprender a los foráneos. Y es que, como el alcalde de la localidad, Basilio del Olmo, ha escrito en la revista oficial del Congreso Internacional de Peñas «más de la mitad de los vecinos somos socios de la peña Athletic». De hecho, fue esta impresionante cantidad de forofos rojiblancos por metro cuadrado la que provocó que, hace veinte años, los vecinos de Barbolla, que hasta entonces pertenecían a la peña Sepulvedana, crearan la suya propia.
En principio, José Ángel Iribar será el encargado de descorrer la placa de la calle Athletic Club, que se colocará junto a un antiguo molino hoy convertido en vivienda, justo enfrente de la antigua vaquería de Estebaranz, convertida en uno de esos extraños santuarios que sólo son posibles cuando confluyen una paciencia de santo y una pasión de hereje. Por ejemplo, la que compartieron por el Athletic Juanito y su mujer, Mari Carmen, fallecida hace cuatro años.
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Observando y escuchando al presidente de la peña Barbolla se entiende que un pueblo como el suyo, uno de esos puntos perdidos en el mapa de la España vacía, se haya convertido en toda una referencia para los peñistas rojiblancos. La primera impresión es que este hombre de 64 años vive el Athletic a jornada completa, las 24 horas, que en cada paso que da a lo largo del día hay algo que le recuerda a su equipo:los colores de su coche, el banderín colgado del retrovisor, la decoración de su hogar, el tono del móvil, las alarmas del ordenador, las del reloj y del despertador, la taza en la que desayuna... El cronista se pregunta si en su casa hasta la lavadora, al acabar el centrifugado, estará programada para soltar un irrintzi, como los que Juanito suelta cuando el Athletic gana, combinados a veces con una interpretación racial de la jota 'Las piedras las truje yo».
«Tranquilos, que los mastines están encerrados», calma a los visitantes cuando les invita a entrar en sus dominios. La vaquería tiene tres espacios dedicados al culto rojiblanco. El mayor de todos ellos, en el que los peñistas tendrán sus comidas de hermandad durante el Congreso Internacional, es una nave de techos altos y más de 300 metros cuadrados, cuya entrada escoltan dos leones de yeso. Todo en ella es rojo o blanco, desde las paredes hasta las cántaras de leche que se utilizan como tiesto para rosas de los dos colores del Athletic. El exterior lo ha pintado Maika, una peñista de Arrigorriaga.
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– «Una gudari», dice Juanito.
En el interior se ven decenas de bufandas de peñas, banderas, pósters, estanterías llenas de trofeos, recortes de periódicos, fotos dedicadas... Una de ellas es del atleta segoviano Javi Guerra. Se le ve vestido del Athletic, corriendo, con el acueducto como fondo: «Somos patrimonio del fútbol mundial», escribe el plusmarquista español de maratón.
El txoko, acondicionado en lo que era el antiguo cebadero de los toros padres, el gallinero y el palomar, está dedicado a la memoria de Floren Mazón 'Tinín', un médico que se hizo de la peña. De nuevo, nada rojiblanco es ajeno a la decoración: como mucho, quizá la televisión de pantalla plana y la máquina de petacos. Alrededor de una mesa corrida, se ven pósters y camisetas dedicadas. Hay una de Urzaiz en la que el delantero de Tudela muestra sus deseos de recuperación a Mari Carmen, por entonces enferma, y otra de José Mari Argoitia, que junto a Koldo Aguirre fue durante años el embajador del Athletic por todas las peñas de España. La visita termina justo enfrente del txoko, en el txokillo, una estancia más pequeña, con sofás, sillones, televisión, microondas y un baño con una advertencia expeditiva: «Ni Barça ni Madrid».
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Juanito Estebaranz
Aficionado del Athletic de Bilbao en Barbolla
Juanito Estebaranz se hizo del Athletic por influencia de Joselín, un vecino del pueblo que le contagió su pasión cuando era un niño.
–«Según creces, el Athletic se te va metiendo dentro. Es algo tremendo», se confiesa.
Tremendo. La palabra está bien elegida, piensa el cronista. Es perfecta para explicar la manera en que tantos y tantos peñistas del Athletic de fuera de Euskadi sienten los colores de su equipo y viven sus victorias y sus derrotas. Esta temporada se encuentran en un estado de felicidad casi permanente que esperan rematar con la victoria en la Copa, a la que Juanito, socio de carnet, no podrá acudir porque no le tocó la entrada. No quiere hablar mucho de la final para no despertar ningún mal fario, pero tiene buenas vibraciones.
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–«El año pasado estuve en la semifinal contra Osasuna y no me recuperé en un mes, pero este año es distinto. Yo viajo a casi todos los partidos y la verdad es que estoy disfrutando muchísimo. Mira si disfruto...»
Juanito Estebaranz
Aficionado del Athletic de Bilbao en Barbolla
Juanito coge el móvil y rebusca en su whatsapp hasta que encuentra el vídeo que desea. Lo grabó una cámara de televisión tras el partido entre el Athletic y el Atlético que clasificó a los de Valverde para la final de Copa. Alineados frente a la grada del Fondo Sur, los jugadores saludan al público.
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–«Mira, ese soy yo. Se me ve bien porque estoy en la fila 10», informa.
Efectivamente, allí está él, entre la multitud, con su camiseta rojiblanca, los brazos abiertos y una bufanda extendida, saltando en la grada, sonriendo de oreja a oreja en un estado de éxtasis que no es fácil de calificar. ¿Divertido? ¿Conmovedor? ¿Envidiable? Casi mejor dejarlo en tremendo.
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