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Van der Poel, en uno de los tramos de pavé de la París Roubaix. Bernard PAPON / AFP
Van der Poel apabulla en la París Roubaix
Ciclismo

Van der Poel apabulla en la París Roubaix

Monumento Ciclista ·

El neerlandés se luce en el Infierno del Norte y repite triunfo en la clásica de los adoquines

Juan J. López

Valladolid

Domingo, 7 de abril 2024, 16:53

Que Mathieu Van der Poel es el mejor clasicómano del ciclismo de la actualidad es un hecho. Que va camino de ser uno de los mejores de la historia, con Eddy Merckx en la mirilla –palabras mayores–, un futurible que parece casi al alcance de la mano del neerlandés de 29 años, que si las lesiones y las caídas lo permiten puede convertirse en un referente en la historia de este deporte.

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El campeón del mundo, que abrillanta el maillot arcoiris cada vez que participa en una carrera –con un lustre especial en cada victoria–, repitió triunfo ayer en la París Roubaix, tercer monumento de la temporada, segundo con victoria del líder del Alpecin Deceuninck. Siete días después de su victoria en Flandes, Van der Poel vivió un Déjà vu –el mismo que vivieron los aficionados– con un ataque desde lejos y un triunfo en solitario, gestionando hasta tres minutos y medio con sus perseguidores.

En el pelotón se comienza a hablar de la 'distancia Van der Poel', aunque bien pudiese también equipararse al 'método Pogacar', con ataques desde lejos, que hace sólo un lustro se verían como una temeridad desde los coches de los directores. Con estos 'marcianos' todo es posible.

Se sabía que el campeón del mundo lo intentaría a falta de unos 50 kilómetros, pero es que el neerlandés, visto el trabajo de su equipo, con los sobresalientes Vermeersch y Philipsen, no se pudo contener y con un ataque a prácticamente 60 kilómetros de meta (igualando el récord de victoria en solitario desde más lejos en la carrera –Andrei Tchmil, 1994–), se marchó en solitario, y ahí se acabó la carrera. Como en Flandes hace una semana.

Su movimiento llegó en el tramo adoquinado de Beuvry-la-Foret a Orchies, ni mucho menos de los más duros de los 29 pasos sobre el adoquín. Lo intentó Mads Pedersen, posiblemente el más combativo, pero sin equipo, con su lugarteniente Jonathan Milan fuera de combate, y el danés –que había puesto la cruz roja en la carrera– tuvo que hacerlo todo. Demasiado para luchar contra Mathieu y contra un Alpecin, que ayer hizo historia al apuntarse el tres de tres en los monumentos de la temporada.

Lo intentó el líder del Lidl Trek, pero Van der Poel en dos arreones le dejó sin piernas, quizá todavía lastrado por la caída de A Través de Flandes de hace semana y media en la que Pedersen fue de los que más suerte tuvo.

El ritmo del Alpecin –equiparable al UAE o el Visma en versión clásicas–, fue dejando fuera de combate a los rivales de su líder a lo largo de los 260 kilómetros de la carrera. Sin Van Vaarle, ganador en 2022 y que no salió por indisposición, la baza del Visma se quedó en los Van Dijke, pero con un par de niveles por debajo del extraterrestre. Tampoco Laporte pudo seguir el tren del Alpecin, tras un pinchazo que completó las semana horribilis del equipo neerlandés.

Por el camino también se quedó el británico del Ineos Joshua Tarling, al que el coche de equipo le metió en el pelotón cabecero, con la descalificación casi inmediata de los jueces... Ni hablar del día de los españoles, con Lazkano y Cortina fuera a las primeras de cambio.

Así, y tras la exhibición de Van der Poel quedaba por dilucidar el podio, que al esprint fue para Philipsen, para honrar la puesta en escena del Alpecin; con Pedersen, tercero, con premio a su atrevimiento.

Los mejores detrás de un campeón que va camino de empequeñecer figuras tan actuales como la de Peter Sagan o Fabian Cancellara, y con una trayectoria 'canibalesca' a lo Eddy Merckx.

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