Iván Romeo
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Iván Romeo
Miguel Indurain, Óscar Freire, Alejandro Valverde... e Iván Romeo. ¿Qué le sorprende de ese póquer? [silencio y... una carcajada]. «Palabras mayores», bromea Iván Romeo desde su habitación en el hotel de Zúrich donde la selección española se concentra estos días.
Iván acaba de colgar a ... una radio. Veinte minutos antes ha hecho lo propio con otra. Es la nueva sensación del ciclismo español y un motivo para que en el pelotón internacional arqueen la ceja desde el pasado lunes, cuando el vallisoletano se convirtió en campeón del mundo de contrarreloj en la categoría sub-23. «Sí que han sido unas horas un poco locas. ¿Puedo aprovechar esta entrevista para contestar?», bromea, en una demostración del momento que atraviesa este joven de 21 años, del que sus técnicos aseguran que si no hubiese sido campeón la respuesta podría haber sido la misma.
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«Sé que el Mundial cambia muchas cosas, pero yo quiero seguir siendo el mismo. Del futuro ya habrá tiempo para hablar», reconoce como si su ídolo, Alejandro Valverde le hubiese leído la cartilla por adelantado. «Bueno, más bien me llamó nada más terminar para decirme que había vibrado conmigo, y con el final de la crono. Para mí, fue muy especial esa llamada del Bala», reconoce sin olvidarse de su descubridor, entrenador, asesor... Juan Carlos Domínguez para el que también estuvo operativo el teléfono tras cruzar la línea de meta a 60 kilómetros por hora.
«Me acordé de él, claro, como también de Estela... Ya dediqué a su memoria la victoria en el Tour del Porvenir el pasado año, y esta por supuesto que también va para ella. Seguro que estuvo arropando desde ahí arriba», señala el joven ciclista de 21 años, que se suma a ese elenco de grandes corredores españoles que han sido capaces de enfundarse el maillot arcoíris. Casi no ha tenido tiempo de quitárselo ni para dormir. Ni de estampar su firma en las réplicas que ya son historia del deporte español, castellano y leonés y vallisoletano.
Ahora, el jersey «descansa» en uno de los sillones de la habitación que comparte con Markel Beloki, el compañero de cuarto de Iván, que también participó en la CRI. «Aún no nos hemos sentado a ver cómo vamos a plantear la carrera del viernes, pero tenemos un equipo fuerte, y tenemos nuestras bazas», describe Romeo. «Pablo Torres está muy fuerte, pero también Arrieta o yo mismo estoy en un buen momento», analiza en relación a la prueba en ruta, con la que el joven ciclista del Movistar doblará presencia en la cita mundial suiza.
En este sentido, el corredor formado en la escuela ciclista de Arroyo de la Encomienda, se quita «presión». «No la he preparado como la contrarreloj. Es una prueba en la que ya entran otras variables y no solo tu estado de forma. La crono la había preparado al 100% y la lucha era contra mí. El viernes trataremos de hacerlo lo mejor posible, aprovechar el momento y tratar de dar espectáculo», adelanta el campeón del mundo en relación al recorrido de 173,6 kilómetros, con 2.483 metros de desnivel positivo acumulado que medirá al nuevo jersey arcoíris de la especialidad.
El doblete –del que se habla estos días en relación a Remco Evenepoel, tras ganar el belga la CRI absoluta, y su posible duelo con Tadej Pogacar– también está al alcance de Romeo. «No lo pienso, y menos la comparación con Remco... Quiero ser el mejor en contrarreloj, pero ahora mismo está a otro nivel, pero es un buen modelo para fijarse y seguir creciendo», describe, pese a que en los primeros tramos de la contrarreloj del pasado lunes no estuvo lejos del mejor contrarrelojista del mundo a día de hoy.
En ese cambio de vida que comienza a vislumbrar Iván (patrocinadores, relevancia, interés mediático...) también entra el mercado y la polarización de los equipos en el máximo escaparate internacional, como lo son las escuadras UCI World Tour. El vallisoletano tiene contrato con el Movistar Team hasta diciembre de 2025, pero es consciente del momento que vive el ciclismo por compañeros como Alex Aranburu, que dejará este 2024 el conjunto telefónico para irse a Cofidis; u Oier Lazkano, que mudará el azul por el verde del Bora, convertido en una multinacional con un presupuesto altísimo tras la entrada de Red Bull como sponsor. «Tengo contrato y esas cosas se las dejo a mi agente, que para eso está», zanja más centrado en objetivos «deportivos» que contractuales.
De hecho, el corredor vallisoletano que había aparcado el tema de las grandes vueltas esta temporada para centrarse en el Mundial en su despedida de la categoría sub-23, entiende que la próxima temporada será la del debut en una gran vuelta de tres semanas. «Esa la idea... No sé cuál, pero esa es la intención», valora.
De hecho, el joven corredor también expresa su deseo de ganar alguna etapa, aunque los que le conocen defienden que será más ciclista de clasificaciones generales que de victorias individuales –con la excepción de la crono, claro está–. De ahí que la carrera de este viernes se antoje más complicada que la lucha contra sí mismo del pasado lunes. «Será una carrera más loca, pero también confío en que es un recorrido que se me da bien, que tengo la moral muy arriba y por qué no, poder sacar algo. Tenemos una selección muy competitiva y vamos a pelear por todo», concluye Iván Romeo, la nueva realidad del ciclismo español.
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