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Nava de la Asunción ha despedido este sábado una era. El próximo curso no quedará en la plantilla nadie de los que ascendieron a Asobal en 2018 porque esta tarde-noche han colgado las botas los dos grandes pioneros, Darío Ajo y Carlos Villagrán, que auparon al club desde la cuarta categoría a la élite. Su último servicio por el equipo de su vida ha sido dejarle entre los grandes, pero la fiesta de la temporada que viene deberá celebrarse sin ellos. Es el adiós de los penúltimos de La Nava, representada ahora por Óscar Marugán, que tiene el apellido Villagrán en la heráldica y será el encargado de perpetuar su legado.
Balonmano Nava Viveros Herol
Patotski, Andrés Moyano (7), Paco Bernabéu (8), Andrés Vila (2), Dani Pérez (2), Darío Ajo, Nico López, Carlos Villagrán (4), Gonzalo Carró, Jakub Prokop (4), Roberto Pérez (1), Óscar Marugán (3), Nil Guiteras, Tomas Smetanka (2) y Sergio Casares (3).
36
-
32
Puerto Sagunto
Ignasi Admella, Gonzalo Porras (6), Nil, Álvaro Del Valle (4), Aron Díaz Ledo (1), Pau Ferre, Arnau Fernández (1), Dani Martínez, Bustarazo (1), Manzano (1), Sedano (2), Albizu (4), Olivares (7) y Ortego (5).
Parciales cada cinco minutos 5-3, 7-5, 10-8, 13-12, 16-15, 19-17 (descanso), 23-20, 26-24, 29-25, 31-26, 33-28 y 36-32.
Árbitros: García Camino y Arcos Adeva. Señalaron dos exclusiones a los locales y dos a los visitates.
Las despedidas han empezado antes del partido con Alberto García, que ha jugado con el Nava en Asobal y se retira tras jugar su última temporada con el filial, la peor noticia del curso para el club, que descenderá a Segunda Nacional. Antes de darle la placa por sus servicios, el club ha cumplido con señorío el protocolo y ha hecho el pasillo al Puerto Sagunto como campeón de División de Honor Plata, un equipo que solo ha perdido un partido –ante Ibiza ya sin nada en juego– y que ganó al Nava en su pista en un duelo que interrumpió la racha segoviana de 16 victorias seguidas y que a la postre decantó la liga.
Sin el acicate competitivo, el Nava quería demostrar que no es peor que los valencianos y que su déficit de la primera fase castigó en exceso dos tropiezos en las tres primeras semanas con el proyecto aún en pañales. Moyano empezó martilleando la red visitante con la colaboración de Prokop, cómodo en su papel de generador de juego, asumiendo menos tiros que en otras ocasiones. La primera ruptura en el marcador la generó Paco Bernabéu, que hizo su puesta en escena con uno de esas acciones que ilustran sus cinco temporadas en el club: anticipación, defensa y propulsores activados para el contragolpe. No será fácil ver a un extremo de su velocidad en Nava. Anotó tres goles seguidos y forzó el tiempo muerto (6-3).
El Puerto Sagunto iba a gol encajado por minuto y quería dejar claro que no había venido a Nava de vacaciones. Mejoró sus prestaciones defensivas y el partido se convirtió en un intercambio de goles sin agresividad. Nada de contactos excesivos, los colegiados señalaban alguna que otra exclusión casi por justificar el acta. Así llegó el primer gol de Carlos Villagrán, desmarcado ante la atención defensiva a Prokop. Amplió su cuenta armando rápidamente el brazo desde el carril central y tuvo el detalle de ejecutar el primer penalti del que disfrutaron lo segovianos. Definió con solvencia ante un guardameta refugiado entre sus palos.
Era un partido con excesos tácticos. El capitán en labores defensivas o Darío Ajo en el eje central. Ajeno a celebraciones, Gonzalo Porras mantenía la ingeniería defensiva del Sagunto, que perdía por dos al descanso (19-17). Era un duelo de ataques, con goles para todos. También para Casares, otro de los que se despide. Deja el club pese a haber contado con más minutos que Andrés Vila, elegido por Senovilla, que ha probado su fe en él incluso en sus periodos de lesión.
El Nava salió timorato del vestuario con Nil Guiteras en portería, una de las decisiones más complicadas del club, que ha valorado sus notables servicios en Plata pero ha optado por buscar un perfil más consolidado como compañero de Patotski para Asobal. Los valencianos nivelaron el encuentro (20-20), algo que no lograban desde el inicio, Pero cedieron acto seguido un parcial de 4-0 liderado por dos contras de Bernabéu, que se gustó con finalizaciones exóticas.
El Nava había roto el partido y Villagrán seguía aumentando su cuenta desde la línea de siete metros. O asistiendo por última vez a Darío Ajo, una conexión que empezó en Segunda Nacional y que ha conocido todas las categorías del balonmano español. El partido sirvió también de confirmación para los que se quedan. Tomas Smetanka, el central de garantías de Senovilla este curso –resolviendo con nota encuentros en los que Moyano y Prokop estaban secuestrados por la defensa– que recoge el testigo de Villagrán. Con todo, Sagunto hizo lo posible por no ser un convidado de piedra y agotó sus tiempos muertos cuando perdía de cinco (30-25).
El paso de los minutos, con el duelo resuelto, avivó la emoción en la grada porque aquello se acababa y no volverá, como una orquesta que apura sus canciones. En un sábado nada caluroso la sensación de calor en el pabellón se hacía notar porque todo se transmite y nadie se lo quiso perder. Camisetas con el 14 a la espalda, pero sin su apellido; en su lugar aparecía: «Eres él». Porque es, en esencia, lo que ha representado Villagrán para los naveros que han jugado el balonmano, el elegido del pueblo para acompañar al talento foráneo en el asalto a la élite.
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Sonó la bocina, llegaron los reconocimientos y se desataron las lágrimas. Las del capitán, que lo vivió en familia; las de los suyos, conscientes de primera mano de lo que el balonmano significa para él.
Las de Darío Ajo y su segunda retirada –porque el balonmano alimenta el alma, pero no garantiza una vida, por eso es formador de capataces– y los gestos emocionados de otros nombres que quizás no sean historia para el Nava pero a los que les costará olvidar aquel pueblo entre pinares que ama el balonmano.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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