Paco Bernabéu | Extremo del BM Nava

«El equipo del primer ascenso era mucho mejor que este»

–¿Qué supuso Nava de la Asunción para ese chaval?

–Me voy a llevar recuerdos muy bonitos. Dos ascensos; sobre todo el primero, fue muy especial. Teníamos un equipazo, ha sido el mejor vestuario con el que me he encontrado a nivel humano. También te llevas los momentos difíciles, te hace aprender, aunque la gente solo se quede con los bonitos. Muchos amigos, compañeros con los que he jugado uno, dos o tres años. Y cinco con Carlitos (Villagrán), el único que quedaba conmigo desde el primer ascenso. Esa amistad no me la quita nadie.

–¿Cómo compara los ascensos?

–El primero siempre es el primero, el que nadie va a olvidar. Ese equipo era insuperable: Ernesto, Yeray, Agustín Casado, Alonso… teníamos jugadorazos. Y era un vestuario con cero grietas, cero problemas, íbamos todos a una. Eso se agradece en el día a día.

–¿Por qué se ha quedado todo este tiempo?

–He estado muy a gusto. No hay ningún problema económico, las cuentas van al día. En el pueblo te ayudan en lo que hace falta si pueden, y si no pueden se buscan la vida para hacerlo. Es un sitio diferente y tiene su encanto.

–¿Por qué acaba su etapa?

–Primero, porque el club ha decidido que no continúe. Segundo, el ciclo se ha acabado y tengo que buscar otras experiencias fuera de casa y seguir creciendo.

–¿Cómo lo tiene un jugador de su nivel para buscar trabajo?

–Al ser zurdo, el mercado es más 'fácil'. El club me lo transmitió para mi gusto un poco tarde y las plantillas estaban más o menos cerradas. Por suerte, hay algún equipo que aún busca extremos (sonríe).

–¿Se va satisfecho con el jugador que es?

–Sí. No hay ninguna duda, se va un mejor Paco. El que llegó a Nava ya había jugado en Asobal, pero tenía mucho que aprender.

–Habla de los momentos difíciles. ¿Cuál ha sido el más duro?

–Cuando el jugador está lesionado es como si desaparecieses, la gente no se acuerda de ti. El año que cogimos el covid, empezamos a perder y no había solución. Era imposible, no tenía explicación. Se necesitaba una palmadita en la espalda y no la tuvimos. Y sobre todo el año del descenso, fue medio año muy largo.

–¿El descenso fue igual de inexplicable?

–La segunda vuelta se complica y había entrenamientos que tú decías: «Esto tiene mala pinta». Fallamos un penalti con el tiempo agotado que nos hubiese dado un punto en marzo y nos hubiésemos salvado; dices, al siguiente, pero van pasando partidos y no hay siguiente. Los rivales lo saben y van a machacarte.

–¿El ascenso empieza el día del descenso?

–El ascenso se empieza a trabajar el 1 de agosto. Se desciende en mayo y hay muchas incógnitas de contratos, número de extranjeros… No se sabía quién iba a estar ni el objetivo del club. Aunque no creo que ganaremos la liga por los puntos que arrastras de la primera fase, el objetivo está más que conseguido porque solo hemos perdido dos partidos de un gol. No existe un año mejor.

–¿Ha sido una dificultad gestionar el papel de favorito?

–Los rivales venían aquí a jugar el partido del año, pero eso nos hacía mejorar a nosotros. Nos intentaban subir el listón y casi siempre lo superábamos. Por la plantilla y el presupuesto que teníamos, claro que éramos favoritos, pero en el primer ascenso veía mucho mejor equipo que en este. Teníamos un grupo consolidado, gente veterana que había estado ahí. Venían de perder la fase de ascenso en Segovia, estaban mentalizados de que no podían perder otro año.

–¿Da más mérito aquel equipo que este?

–Sí. Había dos ligas, luego el 'play off' y solo ascendía uno directo. Eran batallas continuas, los equipos eran muchos mejores que este año en Plata. Teníamos que ir a Antequera, Palma del Río, Ciudad Real, Zamora... Partidos muy complicados todas las semanas. Este año, por suerte o por desgracia, no ha sido así.

–¿Ha bajado el nivel el balonmano español?

–Por desgracia, sí. Fuera de España están económicamente a años luz de nosotros. Cada jugador bueno, vuela. Y los cuatro o cinco buenos que salen en Asobal se los lleva el Barça. El nivel baja todos los años.

–¿Piensa en irse fuera?

–Es una de las opciones que tengo, no la descarto.

–¿Tiene la sensación de ascenso agridulce?

–No es agridulce, pero se ha visto en el pueblo. Hace cinco años llegamos de Galicia y no cabía nadie; el otro día, se celebró como si fuera lo que tocaba, que estábamos obligados a ascender.

–Carlos Villagrán lamentaba normalizar lo extraordinario.

–Esa es la frase. Teníamos que ganar por obligación, y el otro también juega. Y hemos sufrido contra muchos equipos. Ganar no es lo normal; en Asobal se pierde más que se gana. Y eso de tener la obligación de ganar no es tan real.

–¿La gente se ha malacostumbrado tras estos años?

–Pues sí. Ojalá el año que viene ganen todo, pero por desgracia no va a ser así.