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La plantilla vela armas. Los jugadores enfilan las últimas horas de preparación para disputar la Final a Cuatro en Burgos. Carlos Espeso
UEMC Pucela Basket: El dinero ya no es un freno para ascender a la Liga ACB
Final a Cuatro

UEMC Pucela Basket: El dinero ya no es un freno para ascender a la Liga ACB

La rebaja de las pretensiones por parte de la competición hace que los equipos miren con otros ojos la posibilidad de jugar en la máxima categoría

Martes, 13 de junio 2023, 00:25

Junio de 2016. Se agotan los plazos para presentar documentación y requisitos para inscribirse en la Liga ACB, y tanto el Quesos Cerrato de Palencia como Melilla se ven obligados a renunciar al derecho que se han ganado en la pista al no poder «cumplir con las exigencias económicas» requeridas.

Las condiciones, entonces leoninas, salvan de la quema al descendido Estudiantes y de paso abren un debate interno para evitar que se produzcan nuevos casos en el futuro. Desde Palencia y Melilla solicitan que se les reserve la plaza la temporada siguiente para tener un año de trabajo por delante y poder cumplir la normativa, pero se les desniega esta posibilidad.

El techo al que se tenía que enfrentar por entonces todo club interesado en ascender a la máxima categoría se cifraba en un aval/cánon denominado 'valor de participación', además de una cantidad de salida para la inscripción, una serie de gastos iniciales y una parte del fondo de regulación de ascensos y descensos que, sumado, se dispara por encima de los 4.600.000 euros. A todo ello se viene a unir un presupuesto de partida de 3,5 millones y una necesaria reconversión en sociedad anónima que ascendía, tras varios pagos fraccionados, a 1,8 millones de euros, y que con la llegada de la nueva Ley del Deporte se ha eliminado.

Los flecos que cerraban el listado de condiciones –instalación con aforo superior a los 5.000 espectadores, auditoría, etc–, casi eran lo de menos.

Aquella renuncia compartida por Palencia y Melilla acabó siendo un punto de inflexión, y la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) entendió que aquello era un dislate y retrocedió en sus exigencias.

Las pretensiones hoy en día se han rebajado notablemente –más, incluso, que en mayo de 2020 cuando se planteó el ascenso del Carramimbre Valladolid tras el parón motivado por el Covid– y el dinero ya no supone un freno para jugar en la máxima categoría del baloncesto español.

Suprimidos tanto el cánon de participación como la cuota de inscripción, los trámites que deberá acometer el campeón de la Final a Cuatro (F4) que se celebra en el Coliseum de Burgos los días 17 y 18 se han simplificado sensiblemente.

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El alumbramiento de la nueva Ley del Deporte ha eliminado la obligatoriedad de que los clubes se reconviertan en sociedad anónima deportiva, si bien deja una puerta abierta a que se haga de forma voluntaria con un capital social inicial de 60.000 euros, que con el paso del tiempo debe ampliarse.

Los clubes que ascienden deban ceñirse ahora al abono de una cuota denominada de presencia que asciende a 1.616.084 euros, que se divide en cuatro plazos y que se devuelve en caso de descenso –en proporción a lo anticipado–. La cuota inicial gira en torno a los 488.000 euros. Cuota que se abona solo la primera temporada, puesto que en las tres siguientes se devenga del reparto anual de la patronal a los propios clubes. Un anticipo que sería devuelto en caso de descenso en alguna de esas temporadas.

2,5 Presupuesto mínimo

2,5 millones de euros es el presupuesto mínimo para cualquier equipo para configurar su plantilla... con un asterisco importante. En esta cantidad se incluye el ingreso del reparto anual de la liga, que asciende aproximadamente a 700.000 euros, por lo que los clubes solo están obligados a generar 1,8 millones.

Este es un primer paso porque el segundo, y último, tiene que ver con un presupuesto que en su momento resultaba inaccesible para la gran mayoría de los clubes que militaban en la Liga LEB Oro, y que ahora se cifra en 2,5 millones de euros. Una cantidad que, aparentemente, y al menos para tres de los cuatro clubes que tomarán parte en la F4, sigue siendo elevada, pero que esconde un asterisco que alivia bastante el desembolso. Y es que la normativa apunta que dentro del presupuesto mínimo, de 2,5 millones, va incluido el ingreso del reparto anual de la competición, aproximadamente 700.000 euros, de modo que los clubes solol se ven obligados a generar alrededor de 1,8 millones de euros. Con este requisito, válido para todos los equipos participantes, no solo para los ascendidos desde la Liga LEBOro, se pretende garantizar una competitividad entre los participantes y atenuar en parte la gran diferencia que hay entre los presupuestos de los equipos grandes y el resto.

La inversión en plantilla, de esta forma, se hace más llevadera y asumible.

Pabellón y auditoría

Libradas las condiciones económicas, el club que salga ganador de la F4 de Burgos deberá contar con un pabellón con un aforo mínimo de 5.000 espectadores –todos lo cumplen–, y presentar una auditoría, además de someter las cuentas a examen a ojos de la propia ACB para confirmar el ascenso. En el caso del Real Valladolid Baloncesto, este último paso no sería ningún problema dado que desde su fundación se han llevado las cuentas al detalle y hasta el último de los céntimos en cada temporada.

El problema, en caso de que se materialice la sorpresa y conquiste la plaza ACB en juego, tendría que ver con la parte económica y la respuesta que den tanto el club de fútbol –que en este último curso ha aportado 100.000 euros— como el ayuntamiento. El esfuerzo debería ser compartido, y desde luego muy superior al que se ha venido realizando desde la fusión con la entidad que preside Ronaldo Nazário.

0 Impuestos eliminados

Ya no es necesario aportar un canon de participación ni una cantidad de inscripción. Tampoco es obligatoria la reconversión en sociedad anónima tras la nueva Ley del Deporte.

Las cuentas, desde luego, son mucho más livianas que en aquel mes de junio de 2016 cuando tanto Palencia como Melilla se vieron obligados a renunciar tras ganarse a pulso el ascenso en la pista. Aquel desembolso cifrado en 4,8 millones de euros antes de saltar a la cancha se ha reducido a día de hoy a la mitad.

La parte burocrática está resumida. Solo falta por comprobar lo que depare la deportiva el próximo fin de semana.

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