Teo Hernández, conocido por los más aficionados más veteranos como Hernández Velázquez y por los más jóvenes por su aspecto tranquilo y sosegado en el banquillo del Real Valladolid Baloncesto, ha fallecido en Valladolid a la edad de 75 años como consecuencia de una enfermedad de corazón que le fue minando la salud en los últimos meses. De hecho ejerció de delegado en el último 'play-off' de ascenso ante Estudiantes con el que se dio por zanjada la temporada, 5 de junio, y desde ese mismo día sus problemas se agravaron hasta el punto de ser ingresado con inmediatez.
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Teo, que se incorporó al proyecto del club de baloncesto de la mano de su hijo y director general, Saúl Hernández, en el transcurso del año de su fundación (campaña 2015-16), con Iñaki Martín como técnico, visitó por última vez a la plantilla del Pucela Basket en el entrenamiento reallizado en Pisuerga el pasado viernes.
Una semana después su corazón, el enorme corazón que tenía y por el que se ganó a todos los que le rodeaban pese a su apariencia de hombre ausente siempore en un segundo plano, ha dejado de palpitar y deja muy huérfana a la familia del baloncesto y del deporte en general en Valladolid.
El club rendirá un homenaje muy especial en la noche de este viernes (polideportivo Pisuerga, 21:00 horas) en el partido que abre la Copa de Castilla y León masculina. Un recuerdo emotivo en el que no faltarán imágenes de su labor como delegado en el videomarcador, así como un ramo de flores y una camiseta conmemorativa en el sitio que ocupó durante los últimos siete años junto a la mesa de oficiales.
No se le conocía en la ciudad solo por su vínculo con el baloncesto, ya que Teodosio Hernández Velázquez (Medina del Campo, 1946) tocó techo como árbitro en los años 80 y 90 al dirigir más de doscientos partidos en distintas categorías. Como jugador militó en las categorías inferiores tanto del San Nicolás como del Arces, y llegó incluso a vestir la blanquivioleta en edad juvenil a las órdenes de Santi Llorente. Ocupaba puesto en el centro de la defensa donde imponía su corpulencia y facilidad para el juego aéreo.
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Trabajador de Fasa Renault, entró en el mundo del arbitraje gracias a uno de los proveedores de la fábrica, Jesús Ausocúa, tal y como él mismo recordaba el pasado mes de mayo en un artículo firmado por Santi Hidalgo en El Norte de Castilla. «Fue él quien me dijo ¿por qué no te vienes a arbitrar? Dicho y hecho. Probé y me gustó», aseguraba Teo.
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Teo, el mayor de tres hermanos -Edmundo y Vicente también se dedicaron al mundo del arbitraje-, debutó en Primera División en el estadio El Molinón en un Sporting-Cádiz del año 1991.
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En su retiro del arbitraje mantuvo el vínculo ejerciendo de delegado nacional, como informador y poco después en la Escuela de Capacitación de Colegiados con Rodríguez Santiago. También ejerció un año de asesor arbitral en el Real Oviedo. En 2015, y ya jubilado, fue cuando Mike Hansen y Javier casado le propusieron vincularse al club para realizar labores de intendencia en la que se hizo querer y se ganó el cariño de cuantos técnicos y jugadores han ido desfilando por el pabellón Pisuerga.
«Aquí me siento como un padre. Lo que intento es mejorar la convivencia de todos», apuntaba a este diario en el mencionado artículo en el mes de mayo.
Descanse en paz.
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