Sobre fondo de Miguel

El día que iniciaba el viaje para mi estancia docente en Alemania, compré en el aeropuerto 'Mujer de rojo sobre fondo gris'. Me llamaron la atención su título y su portada. Después, la sabia cadencia narrativa, la magia verbal de su autor fueron sumiéndome en una historia plena de matices elegíacos, de apuntes amatorios que completaban una novela sustantiva y evocadora. Dos días después de empezar mis clases, les hablé a mis alumnos de aquel libro y me sorprendió que todos conocieran a Delibes. El curso anterior habían leído fragmentos de 'Cinco horas con Mario' y me comentaron entusiasmados cómo lo habían disfrutado. Entonces, eran muchas las novelas del escritor vallisoletano que se habían vertido ya al alemán. Más tarde, supe que en 1960 Miguel Delibes había viajado por varias facultades germanas y, en mayo de 1990, había sido investido doctor honoris causa por la Universidad del Sarre.

Al cabo, mi estancia en tierras teutonas empezó a teñirse de un gris muy similar al que describía el relato. Los paisajes, las costumbres y las gentes de aquel norte de Europa eran muy distintas y distantes a los colores de España. Y ese rojo que asomaba por la bella edición de la editorial Destino –en su inolvidable Ancora & Delfín–, empezaba a hacerse metáfora de mi melancolía. Releí hasta tres veces aquella novela, que me ayudó a saberme y a sentirme más cerca de lo mío y de los míos. Nunca pude agradecerle al autor cuanto me ayudó. Pero aquí y ahora lo hago. Muchas gracias, siempre, don Miguel.

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