![Garci: «Estuve a punto de rodar 'El hereje' pero Miguel Delibes al final me dijo que no»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202104/04/media/cortadas/Imagen%20jose-luis-garci-javierocanna-kpt-U13010339430561XC-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Garci: «Estuve a punto de rodar 'El hereje' pero Miguel Delibes al final me dijo que no»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202104/04/media/cortadas/Imagen%20jose-luis-garci-javierocanna-kpt-U13010339430561XC-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Vidal Arranz
Domingo, 4 de abril 2021, 09:33
Sigue escribiendo a mano y con las viejas máquinas de teclas que ya apenas se encuentran. Jamás ha usado un ordenador, no se maneja en internet, nunca ha conducido un coche –«ni siquiera en los autos de choque»– ni tiene teléfono móvil. «Vivo de ... mi memoria, que cada vez está peor», asegura José Luis Garci en conversación telefónica. El guionista y realizador madrileño está de actualidad por el doble motivo del 40 aniversario de El Crack, una de sus películas más celebradas, y la edición de su nuevo libro 'Películas malas e infravaloradas' (Notorius Ediciones).
De su apasionada memoria y su sensibilidad cinéfila han salido algunas películas relevantes del cine español. Suyo es el primer Oscar español, logrado con 'Volver a empezar', pero también una película emblemática de la Transición democrática como Asignatura pendiente, y casi todas las demás –'Canción de cuna', 'El abuelo', 'Tiovivo 1950', 'Solos en la madrugada'…– gozan del aprecio de un gran número de seguidores. De modo muy especial los tres 'Cracks', que han alcanzado la inesperada condición de películas de culto, con una legión de 'adictos' a su fórmula de cine negro castizo con fondo fatalista y desolado.
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Pero entre las películas que Garci no pudo nunca hacer pesa el recuerdo de 'El hereje', su proyecto de adaptación de la última novela de Miguel Delibes. «Es una obra maravillosa y lamento mucho no haber podido hacerla. Pero estuvimos muy cerca», recuerda. «Cuando ya estaba todo prácticamente cerrado con Delibes, cambió de idea: pensaba que su novela requería una producción más grande que la que nosotros podíamos ofrecer, más internacional, con actores y un director de más relevancia. Yo pensada que el apoyo de TVE estaba bastante bien. Y había elegido a Carlos Hipólito, que me parecía el intérprete ideal para Cipriano Salcedo. Pero Hipólito por entonces, hace 22 años, no era tan conocido como ahora. Lógicamente le dije a Delibes que le entendía y no se hizo. Pero luego no llegó ninguna producción internacional. Era una película de época que hubiera requerido mucho dinero. ¡Imagínese montar el Auto de Fe de Valladolid!».
El motivo de la conversación son los 40 años de 'El Crack', uno de los escasos ejemplos de cine negro con vocación urbana en el cine español. Garci todavía no sabe qué es lo que ha convertido a aquella película suya, protagonizada por Alfredo Landa, en un fenómeno tal que fue objeto incluso de un libro monográfico, 'Adictos a El Crack' con textos de Luis Alberto de Cuenca, Torres Dulce, Giménez Rico o Pedro G. Cuartango. «No sé a qué se debe. A mí me parece que es parecida a otras que he hecho. Lo que sí es verdad es que yo intentaba retratar a Madrid como las películas urbanas norteamericanas sacaban Nueva York o Chicago. Pero ya había películas de ese tipo en España antes».
Acaba de publicar 'Películas malas e infravaloradas', un ensayo en el que reivindica el cine como entretenimiento y esas películas sin pretensiones que, sin embargo, siguen vivas en las pantallas de las televisiones, mientras otras, más valoradas en su momento, caen en el olvido. «El problema mío es que no he tenido nunca vida interior; he tenido vida anterior», ironiza. «Yo siempre he pensado que el arte es emoción y entretenimiento. De chicos siempre decíamos de las películas que nos gustaban que eran 'emocionantes' y eso lo englobaba todo; emocionante era excitante, también podía provocar lágrimas, tener peleas… Si te aburre no es bueno. El entretenimiento es maravilloso».
Nunca ha tenido la sensación de ir contracorriente, pero lo cierto es que su apuesta por un cine de emociones, de marcado carácter sentimental, fue exótico durante mucho tiempo en la industria española. «Nunca sabes de dónde nacen las películas. Yo he ido haciendo las que me apetecía y podía hacer», admite.
Ese mismo carácter imprevisible de la realidad afecta al éxito o fracaso de las creaciones. El caso más extremo es 'Volver a empezar', que fue un fracaso rotundo cuando se estrenó, hasta que el Oscar de Hollywood le brindó una segunda oportunidad; entonces se llenaron las mismas salas que antes estaban vacías. «¿Por qué fracasó? No se sabe. Luego buscas explicaciones, pero es imprevisible. Si supiéramos la fórmula para las películas de éxito, las harían los bancos. Pero no lo hacen», apostilla Garci.
Con la sinceridad que siempre le ha caracterizado, y que se ha agudizado con los años, Garci cree estar lejos de los grandes maestros que le inspiraron. «José Luis Garci no es uno de mis directores de cine favoritos», reconoce. «A estas alturas lo mínimo es ser sincero con uno mismo. Francamente, no creo tener películas excepcionales, pero sí hay momentos aquí y allá en mis obras de los que estoy especialmente orgulloso».
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