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Lo que la crítica dijo de 'El hereje': «Una novela para la historia de la literatura»

Lo que la crítica dijo de 'El hereje': «Una novela para la historia de la literatura»

El mundo literario recibió con elogios la última novela de Miguel Delibes y los lectores la bendijeron con 90.000 ejemplares vendidos en apenas tres días

Víctor Vela

Valladolid

Martes, 17 de octubre 2023, 00:08

Cuando 'El hereje' de Miguel Delibes llegó a las librerías (el 29 de septiembre de 1998, día de San Miguel), tuvo que hacerse un hueco en unos escaparates que desde la primavera anterior colonizaba Arundhati Roy, con 'El dios de las pequeñas cosas', y que estrenaba el otoño con 'El diario de Bridget Jones', de Helen Fielding, 'El lápiz del carpintero', de Manuel Rivas o 'Atlas de geografía humana', de Almudena Grandes.

La novela de Delibes consiguió no solo adentrarse con éxito en las librerías, sino que lo hizo, desde el primer momento, con unas ventas espectaculares. Se colocó de inmediato en las listas de los más vendidos que por entonces publicaban cada semana los periódicos.

La editorial Destino lanzó una primera edición en dos formatos. Uno de 2.500 pesetas (15 euros) y otro más cuidado, al precio de 3.200 pesetas (19,2 euros). En total, 90.000 ejemplares que se despacharon en apenas tres días. Hubo que poner de nuevo marcha las máquinas para sacar más ediciones a toda velocidad. En su primer mes, Delibes vendió 190.000 unidades. En un año ya fueron 300.000. De acuerdo con el contrato firmado con la editorial –y recogido por Mario Crespo López en su introducción a la edición en Cátedra–, Delibes firmó con Andreu Teixidor de Ventós el contrato de edición el 10 de diciembre de 1997.

«La vigencia era 15 años renovables automáticamente cada cinco años, salvo que hubiera intención de finalizar. Se establecía como plazo de entrega el 30 de abril del año siguiente. Delibes percibiría quince millones (90.151 euros) de pesetas a la firmad el contrato y otros veinticinco millones (150.253 euros) a la publicación del libro. En cuanto a la percepción de derechos, se establecía un 15% para el autor en los ejemplares vendidos en librerías en edición normal, un 7,5% en ejemplares de edición en bolsillo, club, 'mailing', o correo y colecciones de quiosco».

La concesión, en octubre de 1999, del Premio Nacional de Narrativa, supuso un nuevo espaldarazo de ventas para una novela que recibió los halagos del público y de la crítica. La recepción de 'El hereje', el nuevo libro de Delibes, convertido en fenómeno editorial, fue celebrado en los suplementos literarios, que no ahorraron elogios para la novela más ambiciosa el de escritor vallisoletano.

«Nos alegra mucho que Miguel haya pegado ese salto penúltimo hacia su propio nombre con una obra maestra.

Francisco Umbral

Escritor

«Cuando parecía que Miguel Delibes lo había dicho todo, 'El hereje' vino a desmentir esta suposición con su rango de novela de abundante tonelaje y de corte histórico, y en absoluto menor en la larga trayectoria del escritor castellano», escribía Miguel García Posada, crítico literario de referencia en el diario 'El País', el 20 de octubre de 1999, quien ya en febrero de ese mismo año publicaba una reseña en la revista 'Nuevas letras' para destacar la «vastedad de horizontes» de un texto «que enlaza con las preocupaciones religiosas, más o menos soterradas, que siempre han alentado en la escritura del autor de 'Cinco horas con Mario'».

«'El hereje' nos devuelve a un Delibes fecundo, artista, emotivo y pensador; a un creador pleno, tan acertado como en sus mejores libros», celebraba Santos Sanz Villanueva, el 3 de octubre de 1998, desde las páginas de 'El Mundo', y subrayaba la «lúcida y nada complaciente mirada sobre el alma humana» que el lector encontrará en unas páginas donde «el miedo transforma la fraternidad en delación, los eclesiásticos mandan al disidente a la hoguera, los poderosos ignoran la misericordia» y el pueblo «libra instintos salvajes».

«En medio millar de páginas, nos es ofrecida la panorámica religioso-social de la España de mediados del siglo XVI enfocada desde un concreto lugar de Castilla», escribía Santiago Aizarna el 10 de octubre de 1998 en 'El diario vasco'. «Es una extensa novela, pero nadie reparará en ello tras haber sentido el fulgor anhelantemente expresivo de sus páginas», decía Cristina Patiño el 29 de septiembre de ese año en 'La voz de Galicia'.

En el Delibes más reciente estaba «inevitablemente, su extraordinaria prosa de siempre, ese prodigio de sencillez y aparente facilidad» que caracteriza su obra, apuntaba Miguel González San Martín, el 30 de septiembre de 1998, en 'El Correo'. «No hay mundo pequeño cuando hay voz y Delibes sí ha sabido escuchar la de los suyos para construir personajes que trascienden lo lugareño», expresaba Fernando Delgado, el 2 de octubre de 1998, en una columna publicada en varias cabeceras.

«No hay mundo pequeño cuando hay voz y Delibes sí ha sabido escuchar la de los suyos»

Fernando Delgado

Escritor

«Además del dramatismo de la obra, la novela de Delibes pone de manifiesto el conflicto de una Europa enfrentada por las discrepancias religiosas entre los reformistas y el Papa», defendía Joan Agut en el diario 'Avui'. Los periódicos editados en Cataluña prestaron especial atención a la última criatura del escritor vallisoletano. «Delibes ha producido una novela nueva, ambiciosa y totalizadora. Reaparecen muchos de los temas recurrentes, pero se acentúa más que nunca la frescura narrativa (se lee literariamente de un tirón) y la sutileza de significados», recogía un texto sin firma que se pudo leer el 2 de octubre de 1998 en 'La Vanguardia', periódico en el que Delibes publicó 147 artículos (entre 1964 y 2002).

«Destaca la hondura conflictiva de ciertos personajes, pero también la jovialidad goliardesca, la finura de los retratos, la capacidad de revelar lo que de más auténtico hay en el fondo de los seres humanos. Unamuniano en lo religioso, escritor naturalista en la capacidad dramática, dickensiano en la recreación del mundo, manzoniano en la capacidad de retratar las multitudes», continuaba la reseña de 'La Vanguardia'.

Ese mismo día, en los quioscos catalanes podía encontrarse 'El Periódico', con un artículo de Jordi Gracia en el que se apuntaban algunas sombras. «A menudo se echa de menos una intromisión más detenida en la razón ideológica y ética de un hombre que resiste el dolor físico y la tortura y desafía la adversidad por motivos que son precisamente de conciencia. Y me parece que, al margen de las últimas páginas, pocas veces la novela se enfrenta al centro sucio, a los fantasmas más sórdidos del pasado católico español».

Precisamente ese tramo final es el más alabado por la crítica. «En unas páginas finales sobrecogedoras, que demuestran una vitalidad narrativa muy fuera de serie, asistimos a la total pérdida de dignidad por parte de quienes páginas antes relucían de altivez y seguridad. Es la visión desencantada del maestro Delibes, que comparte con Cipriano Salcedo esa abismal caída en la soledad», apuntaba Francisco García Pérez, el 22 de octubre de 1998, en 'La Vanguardia'.

«En las últimas páginas, con el auto de fe, alcanza su mejor momento, una densidad y vigor insuperables. Es uno de los pasajes más acertados, verdaderamente memorables, de toda la prosa española contemporánea», elogiaba Santos Sanz Villanueva en 'El Mundo' el 20 de octubre de 1999. Y seguía: «No se contenta Delibes con referir tan espeluznantes episodios, pues sabe darle tal intensidad que la quema de los reos tiene cualidades sensoriales: sus cuerpos palpitan y huelen mientras se abrasan. Pero, aún más, la fervorosa enajenación del pueblo en el desfile de los reos pone los pelos de punta», seguía el artículo de Sanz Villanueva.

«La compañía de Minervina a Cipriano a la hoguera es una de las escenas más conmovedoras de nuestra literatura reciente»

Gustavo Martín Garzo

Escritor

«Cuando Minervina aparece para acompañar a Cipriano, su antiguo niño, hasta la hoguera», el lector está «ante una de las escenas más conmovedoras de nuestra literatura reciente», ensalzaba Gustavo Martín Garzo en un artículo para 'La esfera de los libros'.

«Es una novela para la historia de la literatura», sentenciaba Federico Blanco Jover en la revista 'El Ciervo'. Una pieza «redonda que cumple todos los requisitos de la obra de Delibes y algunos más», esgrimía Ignacio Merino. «Amena, pedagógica, culta y apasionante lección del mejor Delibes», decía Miguel Ángel del Arco en la revista 'Tiempo'. «Delibes ha vuelto a la novela de gran aliento, al modelo que podríamos llamar galdosiano», indicaba Ricardo Senabre en 'El Cultural'. «Se acerca con tanta piedad como respeto a sus personajes, dispuestos a vivir su fe con pureza fraterna. La intolerancia de ayer es un espejo refractado sobre la de este siglo, tan atroz», concluía Miguel García-Posada, el 20 de octubre de 1999 en 'El País'.

Francisco Umbral sacó a pasear su ingenio en un artículo elogioso el 3 de octubre de 1998. Eso sí, sin haber leído siquiera la novela. «Nos alegra mucho que Miguel haya pegado ese salto penúltimo hacia su propio nombre con una obra maestra. Y es que ni él mismo sabe la cantidad de escritor que lleva dentro ni que la última novela se escribe ya en las plazuelas alegres de lo póstumo. Miguel, tío, coño, que estás que lo tiras». «Lo que pasa es que Delibes no hace piruetas raras en la narración, ni hace ensayos con gaseosa literaria, ni busca triquiñuelas para parecer original y, de paso, dejarnos con los hombros en alto y sin saber cómo bajarlos. Todo lo que escribe se entiende, se sigue con pasión y con fruición, y se siente tal y como si uno mismo lo estuviera viviendo», añadía Diego Carcedo, el 26 de octubre de 1998 en la revista 'El siglo'. Eso sí, también hubo sombras. Y Andrés Ibáñez, en un artículo de ABC Cultural, el 26 de noviembre de 2005, dice que 'El hereje' le pareció «espantosamente malo».

Y además, Valladolid. «La ciudad de Valladolid es el reconocible escenario en el que sucede la historia. Pero más importante para la ciudad es la universalidad del espacio que solo consigue la buena literatura. Toda gran historia sucede en un lugar concreto (reconocible o no) y poco importan si el Macondo de turno existe solo en la mente de quien lo escribe. La novela cumplirá su misión si el lector es capaz de trasladar ese espacio entre el suelo y las nubes que el escritor propone y reconocerlo como suyo», relataba Angélica Tanarro en 'El Norte de Castilla', el 20 de octubre de 1999. Y añadía: «'El hereje' es un hermoso y bien armonizado canto a la libertad de pensamiento y a la tolerancia como norma de vida, compuesto por un escritor en su plena madurez».

Pero los elogios no se dieron solo en el escaparate de la prensa, sino que también llegaron a la casa de Delibes, en forma de carta por parte de varios de sus amigos. Pere Gimferrer le escribió, el 18 de octubre de 1998: «Que el libro venga de ti, con toda tu trayectoria, impresiona mucho; pero más aún impresiona la evidencia de que, si fuera tu única novela, te bastaría para quedar en la historia de la literatura española». Víctor García de la Concha calificó la novela de «extraordinaria» y Fernando Lázaro Carreter la etiquetó de «magna», con una parte final que produce conmoción».

«El éxito de ventas ha venido unido a la calidad literaria», resumía un artículo publicado en todos los periódicos del grupo Vocento.

Estas dos virtudes contribuyeron a exportar la novela y promover traducciones en otros idiomas. 'El hereje' es la cuarta obra de Delibes más traducida. En cabeza se sitúa 'Cinco horas con Mario', con treinta ediciones al margen del castellano. Después, 'Los santos inocentes', con veinte. 'El Camino' obtiene el bronce con 19. Y a continuación, con catorce, se sitúan 'Las ratas' y 'El hereje', ambas con catorce. En el caso de 'El hereje', hay ediciones en albanés, alemán (dos), árabe, francés, griego moderno, inglés, japonés, neerlandés, portugués, rumano, ruso y serbocroata, además de en braille.

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