Luis Alberto de Cuenca. gABRIEL vILLAMIL

Una bandera de luz y de verdad

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Luis Alberto de Cuenca: «Acaso lo mejor que nos dejó Miguel Delibes Setién cuando cruzó el espejo en Valladolid, su ciudad natal, el 12 de marzo de 2010, fue su propio recuerdo de hombre bueno y generoso»

Luis Alberto de cuenca

Sábado, 12 de diciembre 2020, 08:41

Acaso lo mejor que nos dejó Miguel Delibes Setién cuando cruzó el espejo en Valladolid, su ciudad natal, el 12 de marzo de 2010, fue su propio recuerdo de hombre bueno y generoso. Fue en vida, y lo sigue siendo en su traslado forzoso ... al reino de la eternidad, la idea platónica de la sencillez sabia y de la bondad inteligente. Porque hay bondades estúpidas, como las que postula el buenismo reinante, y bondades inteligentes, como las que desplegó el maestro vallisoletano a lo largo de sus casi 90 años de vida, como quien despliega una bandera de luz y de verdad.

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Y lo mismo ocurre con la sabia sencillez, que era sin duda uno de los rasgos constituyentes de la personalidad de Miguel, incapaz de comulgar con las ruedas de molino de la simpleza ignorante, que es la contrapartida de la sabia sencillez, el pozo negro donde van a parar, inexcusablemente, los que quieren nutrirse a toda costa con el aplauso popular, y a ello encaminan todos sus esfuerzos, y a veces hasta lo consiguen. Saludé en tres o cuatro ocasiones al maestro Delibes, sin llegar por desgracia a mantener con él una charla sin tiempo sobre literatura o incluso, por qué no, sobre su incesante actividad cinegética, que desarrolló en él unos intereses ecológicos muy bien argumentados y un diálogo con la naturaleza muy fecundo. Cuando me presenté como candidato a la Real Academia Española, allá por 2005, tuve la satisfacción de constatar el apoyo y la simpatía del autor de 'El hereje', plasmados en una larga carta que conservo como oro en paño. En uno de los cuarteles del escudo de Miguel Delibes, en concreto en el que lleva el marbete «Discípulos y admiradores», estaría dispuesto a vivir el resto de mis días.

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