Remolacha, un dulce bocado

Frescas o en conserva, la remolacha se presenta en la mesa principalmente como ingrediente en las ensaladas. Además de buen sabor le aporta un toque colorido con el que dar la bienvenida a la nueva estación primaveral. Deliciosas y nutritivas se pueden combinar con queso fresco y rúcula, otra opción que también funciona muy bien es con zanahoria y pepino. Hay ensaladas más curiosas como la de remolacha con lentejas y frutos secos y también las que le otorgan el protagonismo al presentarla cocida y en rodajas aliñada con una vinagreta de manzana, mostaza, zumo de limón y zumo de manzana, con un poco de eneldo espolvoreado.

En los desayunos se consume en forma de batido con otros ingredientes como la aventa y el yogur. Menos frecuente es encontrarla sobre una tostada en formato mermelada pero es una opción más.

Presente todo el año, para cocinarla lo más habitual es hacerlo en una cazuela con agua hasta que queden cubiertas y una pizca de sal a temperatura media. En unos veinte minutios estará lista. En cualquier caso, se pueden pinchar para comprobar que ya estén blanditas. Para poder pelarlas es mejor esperar a que se enfríen y después se pueden combinar al gusto en cualquier plato porque pueden convertirse en una guarnición tanto para carnes como pescados.

Para preparar una crema con remolacha se cuece con zanahorias y puerro y después se tritura. Es opcional pero también se puede añadir un poco de yogur en el centro y listo.

En cuanto a los aperitivos, los chips de remolacha deshidratada tienen buena acogida y su versión casera es muy fácil de preparar al horno. Se cortan las piezas de remolacha en rodajas muy finitas, se secan y se colocan en la bandeja de horno. Se riegan con aceite de oliva virgen extra y se pone una pizca de sal, pimienta negra y alguna planta aromática como romero o tomillo. Luego se hornean durante 45 minutos y, cuando estén crujientes, estarán listas para servirse en un bol o un plato. Se trata de un picoteo saludable con el que disfrutar de la remolacha.