Patatas con nata al horno

Los ingredientes básicos son patatas, nata, un pizca de sal y pimienta negra molida. Lo que va a llevar más tiempo es pelar las patatas y cortarlas finas y redonditas. Una vez que tenemos esa labora concluida, otro paso esencial es buscar el recipiente idóneo para colocarlas. Se necesita una fuente para horno y ya la forma es a libre elección, puede ser cuadrada, rectangular u ovalada. Simplemente, se va ajustando a la forma cada capa de patatas.

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Una vez que se ha finalizado la parte más laboriosa con todas las patatas cortadas, llega la hora de comenzar a montar la receta. Se coloca una capa de patatas que cubra todo el fondo. Cuanto ese trabajo está hecho, llegará el turno de cubrirlo con nata liquida. Cuando apenas se vean las patatas, llegará el momento de comenzar con la colocación de otra capa, y volverla a cubrir de nata. Entre capas se puede añadir una pizca de sal a gusto y, especialmente, un toque de pimienta negra molida.

Se continúa poniendo capas, dependiendo el tamaño del recipiente y el número de comensales. Una vez que se acabe con el montaje, llegará el turno del horneado. La receta original no incluye queso rallado, pero hay algunos incondicionales que lo añaden para que quede ese toque en el gratinado.

El tiempo de horneado puede variar dependiendo del grosor y el tamaño que se haya dado a la elaboración. En principio, se calcula que entre 50 y 55 minutos a una temperatura de 180 grados. Una vez que suene al horno, la receta está lista, el aspecto espectacular y el sabor delicioso. Solo falta ponerse manos a la obra y disfrutar del resultado.