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Estos pequeños moluscos gasterópodos despiertan pasiones y rechazo a partes iguales. No existe el término medio hay quién los valora como todo un manjar y quién ni se plantea probarlos. Son parte importante de la cultura gastronómica popular, pero es fundamental cocinarlos con un buen ... sofrito. Además, si el caracol sale con facilidad ayudado con un palillo es buena señal.
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Aparentemente sencillo, los caracoles requieren de tiempo y paciencia a la hora de prepararlos para conseguir sacarles el máximo provecho. Lo primero que hay que hacer es limpiarlos bien. En una cazuela se dejan a remojo con agua y sal gorda. Pero se va cambiando el agua al menos tres veces cada quince o veinte minutos.
Mientras tanto, se pueden ir preparando los ingredientes para el sofrito al que se le atribuye una parte importante del éxito de los guisos, estofados y arroces y se debe preparar con calma y sin prisa. Mientras se deja a fuego lento en la sartén se terminan de limpiar los caracoles. La cebolla bien picada se echa a la cazuela cuando el aceite esté caliente. Luego se le añade el ajo, el laurel y el comino.
Se sofríe bien todo durante dos o tres minutos y a continuación echamos un poco de pimentón y unos taquitos de jamón y chorizo ibérico. Se rehoga bien todo y se agrega la salsa de tomate, luego el vino blanco y cuando el alcohol se evapore en otro par de minutos, será el turno de los caracoles. Después, una vez hecho el sofrito se añaden los caracoles y se guisan durante una hora. Se recomienda dejarlos en reposo al menos un día, para que terminen de asentarse todos los sabores y después a disfrutar.
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Susana Gutiérrez
El protocolo sugiere la utilización de unas pinzas o tenedores de punta fina para sacar el caracol y sujetarlo contra el plato para que no se escurran. Pero en un ambiente familiar y en confianza, el palillo es uno de los elementos más recurridos. Como tapa, entrante o primer plato, con un buen vino, una cerveza o agua fresquita, los caracoles son una propuesta atrevida para quiénes los prueban por primera vez y deliciosa para los declarados 'snail foodies', una comunidad, la de los 'amantes de los caracoles' que se extiende por diferentes países, como Francia, Italia, Portugal, pero también en el sudeste asiático y África donde se consumen diferentes variedades y disfrutan de esta receta con diferentes salsas y acompañamientos.
Ingredientes: un kilo y medio de caracoles, dos cebollas, cuatro dientes de ajo, toamte triturado, un par de hojas de laurel, comino, taquitos de chorizo y jamón ibérico, pimentón, aceite, sal, y vino blanco
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