La DO Toro abre la puerta a otras variedades

Esta es una de las principales novedades, aunque no la única, del nuevo Pliego de Condiciones de la Denominación de Origen Toro que está vigente para su aplicación desde el pasado 11 de enero (con carácter retroactivo), tras un periodo de análisis y su validación por la Comisión de Agricultura Europea. Aunque no lo ha publicado todavía, la Unión Europea ya ha dado luz verde, según han informado fuentes del Consejo Regulador de la DO Toro.

Por lo tanto, las bodegas pueden elaborar vinos blancos con las variedades malvasía castellana, verdejo, moscatel de grano menudo y albillo real. Y producir dos tipos de vinos tintos en todas sus gamas (joven, joven roble, crianza, reserva y gran reserva), bien con al menos el 85% de garnacha tinta o bien con al menos el 75% de tinta de Toro. Al mismo tiempo, todas las variedades principales y secundarias están permitidas para producir rosados con tirilla DO Toro.

Esta modificación abre el abanico para dar respuesta a las tendencias de mercado, ya que en los últimos años ha aumentado la demanda de tintos monovarietales de garnacha tinta. En la vendimia de 2020 se recogieron 355.000 kilos de garnacha tinta y, de hecho, ya se han calificado los primeros vinos monovarietales de esta variedad.

Lamentablemente, en los últimos años, se han arrancado muchas viñas de esta variedad, de la que se recogieron 1.450.000 kilos de uva en la vendimia de del 2000. En la actualidad, hay 137 hectáreas inscritas, aunque es previsible que aumenten tras lograr su inclusión. En este sentido, el Consejo Regulador ánima a los viticultores «a que inscriban sus viñedos de estas nuevas variedades en los registros de la DO para poder regularizarlos de cara a la vendimia 2021», en las que esas uvas entrarán protegidas en las bodegas.

El principal escollo para aprobar el nuevo pliego de condiciones ha sido el incremento del rendimiento de uva máximo permitido por hectárea de la tinta de Toro, que ha pasado de 6.000 hasta los 7.500 kilos. Las producciones máximas admitidas por hectárea en viñedos en el caso de las castas blancas está en 9.000 kilos por hectárea.

El Consejo Regulador justifica este cambio en el hecho de que las nuevas plantaciones de viñedo se acometen en espaldera y con apoyo de riego (más del 25% de la superficie total), frente a la época en la que se estableció el marco normativo, en 1987, cuando todo el viñedo en Toro estaba en vaso con amplios marcos de plantación.

Por ello, el Consejo Regulador asegura que «dicho incremento de rendimiento es totalmente compatible al mantenimiento de la calidad de la que gozan todos nuestros vinos y en particular, los elaborados con la variedad reina, la tinta de Toro, que representa alrededor del 90% de toda la Denominación de Origen».

Hubo alegaciones por parte de COAG y Covitoro, pero «el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) consideró que no estaban fundamentadas», según las fuentes del Consejo Regulador de la DO Toro.

El Consejo Regulador subraya que con la incorporación de nuevas variedades de uva y el resto de modificaciones «se pone de manifiesto que la DO Toro está en constante renovación y que apuesta por la innovación y el futuro, adaptándonos a lo largo del tiempo a las tendencias», con el objetivo de «aumentar nuestra cuota de mercado en otros segmentos, conservando y garantizando la grandísima calidad con la que cuentan los vinos de Toro». Y señala que los datos avalan el crecimiento, ya que «el pasado año se comercializaron 15,4 millones de botellas, consiguiendo batir un nuevo récord, con un incremento del 2% respecto a las cifras del 2019, y además lo hicieron en plena situación de pandemia».