Las lágrimas de Marilyn Monroe en 'Blonde' y las risas de Woody Allen

Casi treinta años después, en 1959, Billy Wilder la eligió para uno de los momentos cumbre de 'Con faldas y a lo loco', película ambientada en 1929, cuando la canción estaba recién estrenada. Su intérprete original fue Helen Kane (la actriz que inspiró el personaje animado de Betty Boop).

Pero la versión que ha pasado a la historia es la que Marilyn Monroe hizo en esa escena que invitamos a revisitar desde 'Planes en casa', esta nueva sección de recomendaciones de ocio para disfrutar sin salir del hogar.

En esa escena de 'Con faldas y a lo loco', el personaje interpertado por Marilyn Monroe busca con su mirada –mientras no deja de cantar– a ese supuesto comandante (heredero de la Shell)que horas antes había conocido en la playa. Sí, la cámara se acerca poco a poco hacia ella. Esos planos se repiten casi calcados en 'Blonde', la polémica película en la que el director Andrew Dominik ofrece un torturado perfil de la 'tentación rubia'.

Es en ese momento de la cinta, en el que se recrea esa escena de 'Con faldas y a lo loco', cuando mayor es el parecido de la actriz Ana de Armas con Marilyn Monroe. Hay un instante de duda. Pero se desvanece en apenas unos segundos cuando el personaje de 'Blonde' se araña con desesperación la cara y abandona el rodaje para encerrarse en un camerino de pastillas y alcohol. La plataforma Netflix estrenó el pasado 28 de septiembre 'Blonde', una larguísima película (dos horas y 46 minutos)que explora en la mente de Norma Jeane Mortenson para presentarla como víctima de su propio personaje.

Extraña (entrelaza formatos, el color y el blanco y negro), efectista (con planos imposibles) y tendenciosamente incompleta (no hay nada más allá de las miserias de la actriz), 'Blonde' se inspira en un libro de la escritora Joyce Carol Oates. No es, por lo tanto, un 'biopic', una película biográfica sobre Marilyn Monroe, sino un artefacto de ficción que se acerca hasta uno de los mitos de Hollywood para hablar de sus adicciones, sus inseguridades, su posible enfermedad mental, sus abortos, su deseo de hallar una figura paterna siempre desaparecida y sus tortuosas relaciones con los hombres. Sus parejas en la vida real aparecen aquí retratadas pero sin decir sus nombres. Hay un exjugador de béisbol (Joe DiMaggio), un escritor (Arthur Miller)y un político (Kennedy) con el que mantiene relaciones en la Casa Blanca.

Estrenada en el festival de Venecia y colgada apenas unos días después en Netflix para poderla ver desde casa, lo mejor de 'Blonde' son esos momentos de metacine en los que se recrean –desde otros puntos de vista– escenas de 'Niágara', 'La tentación vive arriba' o 'Con faldas y a lo loco' y se despierta, inevitablemente, la necesidad de ver de nuevo aquellos clásicos del cine.

De esta película no solo se recrea en 'Blonde' ese número musical de 'I wanna be loved by you'. También aparece ese momento del tren en el que, mientras que la litera de JackLemmon (Daphne) es una fiesta, Sugar (Monroe)y Josephine (Tony Curtis)pican hielo en el baño del ferrocarril. «Yo no me fío ni de mí misma», dice el personaje de Monroe, cansada de su espíritu enamoradizo, de esa facilidad para caer rendida ante los hombres (sobre todo si tocan el saxo tenor), aunque bien sabe que a la mañana siguiente se irán «dejando solo un par de zapatos y el tubo de dientes vacío».

'Con faldas y a lo loco' es uno de los grandes títulos de la historia del cine. El American Film Institute la sitúa en el número 14 de las mejores películas de la historia. Los usuarios de la red Filmaffinity la colocan en el puesto 45. Ysu director, Billy Wilder, la aúpa en la primera posición de sus rodajes más complicados. Wilder no tenía a Marilyn Monroe en buena estima. De ella dijo que nunca era puntual. Que apenas se sabía sus líneas de texto. Pero el resultado final es tan fascinante que Marilyn consigue insuflar poderío a su personaje. «El papel de Sugar era el más flojo, así que el truco era que lo interpretara la actriz más fuerte», dijo el director de una película (marca de la casa) llena de gags recurrentes, como los zapatos del mafioso, el grupo sanguíneo 0 o las bolsas de agua caliente reconvertidas en coctelera.

Del genio de Wilder, al de Woody Allen. El director neoyorkino (86 años y en pleno rodaje de su película número 50)acaba de publicar en España 'Gravedad cero' (Alianza, 256 páginas, 17,50 euros), un volumen que reúne un puñado de cuentos. Muchos llegan a este libro desde las páginas de The New Yorker.

Los hay inéditos. Y algunos que alcanzan casi las hechuras de 'nouvelle', como 'Crecer en Manhattan', tal vez el relato que más emparenta con el estereotipo de su filmografía: las neuras, los problemas de pareja y los paseos por Central Park. Un aspirante a guionista siente que su relación con Gladys (una mujer que no siente a su altura intelectual)hace agua y conoce entonces a Lulú, más inteligente, sin duda, quien le invita a participar en una orgía. Es tal vez el cuento con menos humor.

Pero los hay descacharrantes, como 'El mal de la vaca'. En este relato, un director de musicales invita a su granja de fin de semana a un grupo de famosetes de Nueva York. Entre ellos hay un cineasta miope, tan redicho y cargante que una de las vacas de la granja no duda en subir hasta su habitación a matarlo (con triquiñuelas mil para esconderse por los pasillos y que los invitados no la descubran).

Las propuestas de ocio para el fin de semana pueden incluir también una tarde de experimentos en la cocina. Te recordamos algunas de las recetas recomendadas por El Norte de Castilla durante los últimos días.