La Seminci reivindica el cine con alma en una gala con apoyos a Palestina

Las intervenciones de los premiados han hilvanado el acto de clausura con reivindicaciones del cine «que cuenta historias», que muestra «alma», frente a los contenidos que pueden hacer llegar a las pantallas el 'algoritmo' que manda en Internet y la IA (Inteligencia Artificial). Pan Nalin, presidente del jurado, encuadró en ese cine que expresa «historias con verdad» la película ganadora de la Espiga de Oro este año: 'La imatge permanent', de la directora catalana Laura Ferrés.

Santiago Auserón fue el encargado de abrir la gala y también de cerrarla, en un guion que hizo hueco a El Meister que llevó el paloteo tradicional castellano a las tablas del Teatro Calderón y en el que la presentación más formal de la periodista Elena Sánchez tuvo como contrapeso humorístico a Joaquín Reyes, transmutado en un clon del crítico Carlos Boyero. Fue muy celebrado por el público.

«Si dicen tres veces 'Carlos Boyero', a Almodóvar le da un cólico nefrítico», invitó el humorista en el transcurso de una clausura en la que además de reivindicar el cine se habló de Palestina. Primero lo hizo Marina Alberti, premiada por 'Aitana'. La nieta del poeta Rafael Alberti no estaba presente en el acto, pero remitió un mensaje en el que pedía el fin de la violencia contra los palestinos que viven en la franja de Gaza.

Más preciso fue después Paul Laverty, guionista de la película 'El viejo roble' que ha presentado en Valladolid un director talismán para la Seminci como es Ken Loach. Laverty recordó que Bartolomé de las Casas había defendido hace más de cuatro siglos, en Valladolid, que los indios del nuevo mundo eran humanos no animales sin alma. «¿Pensaría hoy que los palestinos son personas?», inquirió el colaborador de Loach a los asistentes, para reclamar el final de la violencia hacia el pueblo palestino por parte de Israel. Llegó a proponer que se aplique un embargo internacional a este país como medida conminatoria.

El festival que siega espigas de plata, de oro y honoríficas ha dicho adiós en una gala de clausura en la que la actriz británica Charlotte Rampling cosechó la ovación de la noche. Un aplauso cerrado, cerradísimo, impresionante para la artista que recogió una Espiga de Honor de manos del director Julio Medem, con quien rodó hace años 'Caótica Ana'.

'Semilla negra', seguida desde el patio de butacas (había alguna localidad vacía, pocas, pero ahí estaban) con palmas, cerró la entrega de galardones y sirvió de aperitivo a la proyección de la última película, Juniper, dirigida por Matthew Saville con Charlotte Rampling como protagonista.

La gala sirvió también para elogiar la entidad que tiene Valladolid como ciudad de cine y de cinéfilos que respaldan en las salas la proyección de las películas a concurso, de los cortos, de los documentales, de los trabajos de otras secciones.

La tarde había comenzado en la alfombra verde, con el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, recibiendo a los invitados junto a la concejala de Turismo, Blanca Jiménez, en su estreno como ediles anfitriones del festival. Tan ciudad de cine es Valladolid que tiene cine de barrio del bueno. Pajarillos Educa ha puesto en marcha en el barrio del que toma nombre la iniciativa que persigue la integración social con una escuela de cine para niños. Por la mañana tuvieron de espectador al alcalde, que cerró jornada cinéfila por la tarde, con la clausura de la Seminci. Se acabó el festival. En el horizonte se atisban los Goya.