Javier Veiga y Eva Marciel, durante la gala de inauguración. JOSÉ C. CASTILLO

La Seminci comienza con una gala que invita a vivir el cine «como medicina contra el desencanto»

El humorista Javier Veiga maneja con agilidad una gala con la sorpresa de Los Secretos en directo

Antonio Corbillón

Valladolid

Sábado, 22 de octubre 2022

La música de Los Secretos levantó el primer telón de la Seminci. Un emotivo paseo por el 'Boulevard de los sueños rotos' que acarició a un Calderón siempre lleno para su primera gala. Continuaron con 'Déjame', que, en la estrofa que habla de que 'mi ... camino seguiré', ofreció de fondo visual unos 'flashes' del amplísimo camino que ya lleva recorrido el festival. Lo que todos ven y no tantos recuerdan: el glamour de tanto ilustre visitante internacional (Ethan Hawke, Juliette Binoche, directores adorados aquí como Goran Pascalievich, Robert Guédiguian….).

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Y, por supuesto, la escudería nacional: Antonio Banderas, Carmen Maura, … la Verdu, Resines y todos los directores y miembros de esta industria que siempre han apreciado el amor por la ciudad al cine. Y también el pequeño homenaje a lo que no se ve. Tantos embalajes, cables, conductores... profesionales que hacen posible que, por ejemplo, esta gala (las galas nunca habían sido el fuerte de la Seminci) fluyera ágil como un reloj.

Para darle cuerda eligieron al humorista gallego Javier Veiga, que aplicó un formato clásico, smoking blanco, y capacidad empática con el público al estilo hollywodiense. Implicado hasta el punto de que logró que desde las butacas, ya animadas tras corear a Los Secretos, hicieran la ola. Una ola de autor, por supuesto. Porque, como se empeñó en martillear una y otra vez el monologuista, «el cine de autor no se entiende en general, pero menos si no está en la Seminci».

La carta del director del festival, Javier Angulo, la leyó esta vez la beatífica voz de la madrina, la actriz Macarena Gómez. En su parlamento, el director bilbaíno –que cumple ya tres lustros al frente del certamen– admite que vivimos «un panorama nada alentador».

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Pero sabe que este 2022 es el año de «la recuperación» para la Seminci y, después de que él y su equipo de selección se hayan 'tragado' unas 3.600 películas, Angulo promete una semana de un cine «como la gran vitamina y medicina para combatir el desencanto». Un año más, no habrá mucha comedia. Pero promete raciones de esperanza «gracias a historias de héroes anónimos y perdedores de gran personalidad». En resumen: cine gourmet con un «menú para paladares exigentes», concluyó con su misiva Javier Angulo.

Con la habitual banda en directo que amenizó cada presentación con conocidos temas irlandeses, el 'Satisfaction' 'stoniano' aparte, la vallisoletana Eva Marciel ayudó a que Veiga no se atragantara de guion para presentar las diferentes secciones. También al jurado de la Sección Oficial que preside la irlandesa Kate O'Toole (se esforzó en un imposible saludo en castellano).

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Uno de los momentos más emotivos de esta gala volvió a ser el homenaje a los que se han ido, a ritmo de réquiem del 'Nothing compares to you' de Sinnead O'Connor. Entre los rostros que ya solo veremos en la pantalla, atronadores aplausos, sobre todo, para Almudena Grandes, Veronica Forqué y Juan Diego. Fue el preludio de otro de los encuentros más sentidos de la noche.

El homenaje al cine de Juan Antonio Bardem trajo al escenario a su viuda, María Aguado, y a sus dos hijos. Emotivo baile del hijo con la madre, con evidentes dificultades motrices, pero que tuvo fuerzas para agradecer a Valladolid, casi entre lágrimas, que «os sigáis acordando de nosotros». De ella dijo su hijo que «se comió 52 años» al lado del director de 'Calle Mayor' para ayudarle a mantener sus tres pasiones: el cine, la familia y su militancia en el Partido Comunista de España.

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El último invitado en subir al escenario fue Emanuele Crialese, el director de L'Immensitá', la película fuera de concurso que protagoniza 'Pe' Cruz. Llegó casi a la carrera, porque su cinta se exhibía a la misma hora. Pero le dio tiempo a dar una última clase para los despistados de fuera que, tal vez sepan que Valladolid ama el cine de autor, pero no acaban de pronunciar bien el nombre del festival: «Seminciiii, no Seminchi», aclaró Crialese.

El piano y la voz de Amaia con la canción de 'No mires a los ojos' fue la antesala del primer plato de estos ocho días de cine sanador. Que lo sea tanto como la lluvia. Necesaria pero deslucida.

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