Puertas abiertas

El realizador holandés se dispone a mostrarnos durante algo más de una hora especialmente esforzada la reacción de cuantas personas aborda con su cámara en sus propios hogares. Como un intruso cargante y abusivo, Hendrikx enfoca directamente hacia la mirada de hombres y mujeres que esperan una explicación educada a semejante invasión de su privacidad. Pero el experimento, que en un principio pareciera de poco recorrido crece con cada uno de los personajes que se cruzan en su camino. Desde la hostilidad física hasta la burla grotesca, la reacción de todos ellos completa el abanico imaginable ante semejante ocurrencia.

Sin embargo, de la película surge de súbito la prueba de una especial necesidad humana por ser amable con quien registra nuestras impresiones, con quien nos observa y nos atiende, y la de compartir y comunicar superando toda dificultad y obstáculo. Al silencio forzado e inquebrantable de Guido Hendrikx, sus improvisados protagonistas responderán en algún caso con una hospitalidad imprevista. El observador se convierte en observado a cada minuto que pasa y nosotros, punto final de su mirada, probamos gracias a este interesante experimento el agridulce sabor especular de la imagen del autor reflejada en la actitud de sus semejantes.

Teresa Lavina nos vino desde Irlanda con 'Secretos sepultados', un sobrecogedor documental que a través del recuerdo de algunos supervivientes, en especial de Anne Silke y su familia, desvela el infierno en vida padecido en los hogares materno-infantiles irlandeses que fueron dirigidos por órdenes religiosas, como el de Santa María de las Hermanas del Buen Socorro, en Tuam, donde una investigación gubernamental confirmó la muerte irregular de cientos de niños.

Al abuso continuado, la desatención, el tráfico y venta de personas o los maltratos dentro de la institución revelado por alguno de los supervivientes, se añade la sórdida historia de Anne Silke, que sería acogida por la familia Killilea en cuyo seno, según su testimonio, sufriría también explotación, malos tratos y abusos sexuales de la mano de algunos de sus miembros notables y destacados en la sociedad irlandesa.

La falta evidente de medios que puede comprobarse en el audaz documento filmado por Lavina no ensombrece en absoluto su necesidad y pertinencia.