Maneras de pulir corazones arañados

'Colmena' nos lleva a Kosovo y a las consecuencias de su guerra en 1999. Siete años después Fahrije no sabe si su marido desaparecido está vivo o muerto. Como ella, muchas otras mujeres de su pueblo. Sus ingresos como apicultura no son suficientes para mantener a sus dos hijos y su suegro y se lanza a la producción de salsa de pimientos para un supermercado. La pequeña comunidad y su propia familia rechazan su osadía. Conducir e ir a la ciudad es impropio de una mujer. Sociedad tradicional, aunque la religión musulmana no está muy presente tras las décadas de comunismo en Yugoslavia, sí deja sentir su huella en la convivencia. Mujeres temerosas, sometidas a la sombra conyugal incluso viviendo como viudas, Fahrije termina ganándoselas. Juntas fundarán la empresa de productos alimentarios.

La contención emocional –solo al final la protagonista y suegro hablan de sus sentimientos–, la angustiosa espera de quienes ni siquiera pueden ser declaradas viudas y el machismo medieval en pleno siglo XXI tensan esta 'Colmena' que le ha llevado a Blerta Basholli diez años de trabajo. Basada en hechos reales, al final nos cuenta el exitoso destino de aquella iniciativa empresarial.

A pesar de que la OTAN apoyó a Kosovo en su guerra de secesión de Serbia, hoy en día sigue sin ser reconocido como país por buena parte de la comunidad internacional. Sin embargo, a efectos futbolísticos y cinematográficos, sí existe como estado. 'Colmena' será su presentante en la próxima gala de los Óscars de Hollywood.

Compañeros de viaje

Casi igual de contenidos son los protagonistas de 'Compartimento número 6'. Coproducción ruso-finlandesa-estonia-alemana, es el segundo largo de Juho Kuosmanen y llega con el Gran Premio del Jurado de Cannes compartido con 'Un héroe', ya proyectada esta semana.

Película de viaje en tren, el Calderón se alió con Kuosmanen para helar al respetable. Una joven finlandesa que aprende ruso en Moscú, capital a la que le une su amada Irina, decide ir a Murmansk, ciudad ártica próxima a Laponia, para ver unos petroglifos. Deja la bohemia vida moscovita para subirse a un vagón en el que pasará varias jornadas. Su compañero de compartimento, un joven ruso, primero le provoca indiferencia, luego rechazo, después simpatía y acabará siendo el amigo que le ayude a cumplir su sueño. Superadas las dificultades y llegados al sitio arqueológico, ella descubrirá lo que de verdad buscaba.

Atraviesan Rusia en invierno, paisajes blancos alternos con al sordidez de estaciones y el propio tren, omnipresencia del alcohol y extraña convivencia de dos desconocidos que pasa de la euforia al desdén con facilidad. El director aprovecha la ventisca del Ártico y en un enorme pecio rememora la empalagosa escena de 'Titanic'. Ambientada en los noventa, la selección musical se debe a esa década, así como su soporte: casetes y cámaras analógicas. El punto canalla que les hace repeler el romanticismo quizá sea lo mejor de esta cinta.

La rabia que el sexo libera

En la selva del paraíso costarricense vive 'Clara Sola', una mujer de 40 años que serpentea por la linde de lo sobrenatural. Conversa con la Virgen y su madre tiene organizada una capilla a la que acuden sus vecinos para utilizarla de médium, con donación posterior. Clara escucha la tierra, habla con los animales, desde la yegua hasta el escarabajo verde que vive en su mesilla como mascota, pero no se entiende bien con los humanos. Le cuesta someterse a sus ritos, a sus ropas, a su orden.

Padece una escoliosis que amenaza con paralizarla, pero su progenitora no quiere que la operen. Siente el mismo deseo sexual que sus iguales, pero su madre la controla. La manejan, la visten, la conducen, pero ella se rebelará.

Tras sanar a los demás descubrirá que puede curarse a sí misma. Nathalie Álvarez cuestiona los límites de la razón y los prejuicios sobre las capacidades en una ópera prima visualmente atractiva con un guion endeble.

El zoo de los adultos

Desde Suiza llega 'La fam', la familia del centro de acogida que retrata Fred Baillif, educador social que firma por su tercera película. Gestionado como una familia de chavales a los que hay que proteger, cuidadores y profesores basan su trabajo en el diálogo constante, en un control de la rabia por parte del grupo. La fe ciega de la directora en sus protegidos hace que sus mentiras le pasen factura profesional.

Estructurada en capítulos con los diferentes casos, todos acaban convergiendo en la zona común. El abandono de los progenitores, las violaciones, el abuso de poder, los accidentes traumáticos son las causas de esos corazones arañados que intentan restituir en el centro. Aunque a la postre, aquellas conductas que los profesionales intentan corregir son replicadas por ellos. A la hora de despedir a su jefa, varios de ellos demuestran lo peor del zoo de adultos que creía poder sacar lo mejor de los jóvenes.