Seminci | Ali Ahmed y Paula Palacios

«Grabar mi historia en la cárcel me ayudó a sentirme vivo»

Es un viaje que han hecho juntos y que tiene su origen en parte gracias a él. «En la cárcel, la gente contactaba con muchos periodistas. Yo lo hice con Paula. No pensé que la película llegaría más allá y que iba a haber un futuro más allá del documental, que está lleno de experiencias para los dos». Durante todos estos años, Ali también ha grabado su viaje en primera persona. «No podía estar siempre en Ucrania y me generaba mucha angustia. Entonces le doy una cámara y le digo, graba tu día a día. Él lo usó para mandarme mensajes y yo iba hasta allí para recoger las tarjetas, cuando iba descubriendo lo que él contaba», relata la directora. En esos vídeos, Ali muestra su vida, el centro de refugiados, sus amigos. «Al principio era material que no quería usar, pero al final es lo que convierte su historia en el título que tiene la película. Ese toque más personal». Y es esa cámara la que también le sirvió a él como vía de escape. «No pensé que me ayudaría tanto. Fue una forma de sentirme vivo».

Y todo ese viaje, claro, les ha cambiado a los dos. «Desde el estreno creo que hay una persona distinta, que es la directora, y otra que es el personaje de Paula dentro del documental. Desde fuera veo un arco muy importante. Por ejemplo como al principio tenía más tiempo y podía ir a Ucrania más a menudo, incluso solo para verle a él. Pasábamos más tiempo juntos y con el tiempo veo cómo quiero ser más eficaz con la película, le empiezo a exigir más. El cambio es grande». Y mayor es para Ali. «Ahora soy libre. Puedo ir donde quiera. Tengo un trabajo, puedo trabajar para mí mismo y para mi familia. Mi objetivo era tener una vida mejor, vivir como cualquier otra persona. Y lo he conseguido».

El documental muestra de forma cronológica estos doce años, donde se mezclan las imágenes grabadas por Paula y por el protagonista. El desarrollo es personal y también afecta a la propia forma que tomaba el producto, donde el montaje tuvo un papel fundamental. «Había mucho material y fue importante montar desde el principio. La clave fue que las montadoras hacían inciso en el material que mandaba Ali, o donde yo salía de cierta manera. Una vez me acepto como personaje de la historia, el equipo también me graba como personaje. Es una evolución formal y progresiva que se ve en la narración y cada vez más en los documentales».

En este tiempo, Ali llegó a Estados Unidos y vivió el mandato de Donald Trump, algo relevante a las puertas de unas nuevas elecciones. «Sobrevivimos cuatro años y podemos sobrevivir otro mandato. La prioridad es Gaza, ahí es donde la gente no ha sobrevivido, donde la administración de Biden también es complice del genocidio», explica.

El viaje cierra con Ali doce años después, cuando el protagonista vuelve a sentarse sobre otra máquina de ejercicio. «Su caso es uno de éxito, pero el gran drama de la inmigración es que un niño de catorce años deja a su familia y busca su lugar en el mundo. Ya no está solo, está en un sitio que ha elegido. Seguiré siendo su hermana, pero él ya tiene una familia, eso que busca en su viaje».