'Blue Sun Palace' aborda la soledad de las personas migrantes

«Hay una mezcla de experiencias personales y de mis propios padres», afirma Tsang, que sitúa en Queens las historias de tres migrantes de China (dos mujeres y un hombre de Taiwán), a las cuales una tragedia sorpresiva, que aquí no conviene revelar, trunca sus vidas y sus destinos de forma drástica. «Muchas de sus vivencias son las de los inquilinos de mi madre, que trabajaban en restaurantes o como masajistas del barrio», rememora Tsang. «El campo de trabajo que se maneja en 'Blue Sun Palace' es al final una combinación de lo que absorbí entonces y todo aquello por cuanto yo misma estaba pasando a medida que la iba escribiendo».

Es la soledad el motor principal de la película, que se sostiene a través del trabajo del terceto protagonista y que vehicula las principales inquietudes de Tsang en un marco hostil hacia los migrantes, cuya única aspiración no es ya mejorar su situación socioeconómica y vital, sino reenganchar de alguna manera las conexiones emocionales que mantenían en su país de origen y que necesitan para vivir tanto como un salario digno: «He intentado no ser muy intelectual con el concepto de la soledad a la hora de plasmar el tema desde el guion a la pantalla, sino guiarme más por instinto y emociones», asevera la directora.

«Tal y como escribí el guion, para mí también era importante darle un tono con el que los intérpretes también pudieran trabajar con lo que había en escena». En ese sentido, la realizadora ha intentado concederles el margen pertinente para trasladar la empatía de sus historias hacia el público, pero con indicaciones mínimas pero precisas: «Mediante nuestras conversaciones les hacía llegar una serie de parámetros con los que les daba cierta libertad, aunque cada núcleo de lo que debían transmitir ya se encontraba en las páginas del guion».

Uno de los aspectos más sorpresivos de 'Blue Sun Palace' es su larga introducción, donde tras media hora presenta un giro que lo cambia todo y da comienzo a sus titulos de crédito: «Era importante dedicar esa cantidad de tiempo para generar una presencia fuerte en la película en el público, una atmósfera que les acompañara durante toda la película».

En el filme también hay reminiscencias cinematográficas en su triángulo amoroso con ciertos ecos de la hitchcockiana 'Vértigo': «Me gustan mucho los temas de reactuación y obsesión, por lo que a un nivel muy subconsciente esa película, que es de mis favoritas, está ahí». Pero también hay ecos de 'Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles': «Me gusta pensar que lo mundano, lo cotidiano, tiene un fuerte impacto en nosotros; implica que muchas de las pequeñas acciones diarias contribuyen a las personas que hoy somos». Además, reconoce devoción por los trabajos de Ryūsuke Hamaguchi, Hou Hsiao-Hsien o Tsai Ming-liang, de quien rescata a su actor fetiche, Lee Kang-sheng.

Pero sin duda el personaje motor argumental de la película, y con quien Tsang nota mayor cercanía, es Amy (Wu Ke-xi); «alguien que quería que fuese capaz de amarse a mí misma, antes que a otras personas». En su ansia de conexión, con su amiga Didi primero y con el adúltero Cheung después, se vehicula su arco de personaje, rumbo a una identidad propia: «Amy piensa que no merece ser amada, y es su falta de autorrealización la que le trae esa soledad, que trata de llenar generando, en cambio, ese sentimiento en sus relaciones con otras personas».