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Una ficción sobre los comienzos del cine en los albores del siglo XX trasladados a un país imaginario de Oriente le sirve al madrileño Javier Rebollo para firmar 'En la alcoba del sultán', una oda a su pasión por el séptimo arte a partir de ... la peripecia del pionero francés Gabriel Veyre. «Yo encontré a Philippe Jacquier, heredero de Veyre, y me descubrió sus archivos y sus memorias, literalmente ocultas en un armario. Veyre sigue siendo muy desconocido y, desde que escuché hablar de él, me quedé con ello», relató en la presentación del filme que compite en la Sección Oficial.
Lo hizo acompañado por los protagonistas, Jan Budar y Pilar López de Ayala, y los productores Roberto Butragueño, Lluís Miñarro y Nathalie Trafford. «Para llegar a la verdad hay que mentir un poco; toda biografía tiene un poco de ficción y la ficción un poco de verdad», dijo el autor de títulos como 'La mujer sin piano' (2009) y 'El muerto y ser feliz' (2012), sobre un filme que «abraza la fantasía». «Es importante la fantasía y la imaginación para acceder a la verdad, la imaginación nos salva, es la loca de la casa, que decía Teresa de Jesús».
No escatimó el realizador elogios hacia Pilar López de Ayala. «Encarna ese espíritu de los actores clásicos, que son como un emblema de sí mismos. Cuando se pone delante de la cámara, algo sucede, la luz provoca algo, me recuerda a Greta Garbo, a Katharine Hepburn..., a ese tipo de actores emblema como Gene Hackman o Pepe Sacristán», dijo sobre la actriz que encabeza el reparto de una película en la que el gesto tiene una importancia capital, «como en el cine mudo».
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También ensalzó la valía del equipo humano, las 52 personas del proyecto de 'En la alcoba del sultán' tras afrontar «todo tipo de desastres» en un rodaje que tras semanas de preparativos iba a tener lugar en la ciudad marroquí de Fez y, tres días antes de comenzar, hubo que trasladar a Túnez ante la prohibición de las autoridades porque «no se podía tolerar hacer una ficción sobre el sultán. Tuvimos que reinventarla, en Túnez nos abrieron los brazos y pudimos hacer la película».
Recordando aquella situación tuvo palabras para resaltar la valía humana de quienes han tomado parte en el filme. «Para hacer cine hay que ser buenas personas, no hay que ser como Kubrick; el amor es lo más importante en el cine y en la vida. Yo no podría trabajar con alguien que no amo, aunque fuera De Niro o Bardem».
Con referentes como los hermanos Lumière, Charlot, Georges Méliès o Buster Keaton, Javier Rebollo añade también el mundo de los tebeos y a Tintín', aunque previno: «Hay que tener cuidado con las referencias porque pueden acabar siendo interferencias». Pilar López de Ayala alabó la «flexibilidad» del director y del papel que le reservó. «Me encantan los personajes sin texto porque requieren una mayor expresividad. Sabía de las dotes de improvisación de Javier, que no tenía que llevar nada demasiado armado».
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