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Amores y soledades de la edad madura«Como te ves, me vi. Como me ves, te verás». Epitafio de cualquier vanitas, ese género pictórico que nos advierte de la fugacidad de la vida y que utiliza Carlos Marques-Marcet en 'Polvo serán', la película que ha inaugurado la 69 Seminci. ... Apenas frisada la cuarentena el director catalán se asoma a su madurez personal y, como el resto de los directores que pasaron ayer por la Sección Oficial, mira a sus mayores y rueda cómo afrontan el amor, la muerte y la familia. Esos tres temas transen el citado título además de la iraní 'My favourite cake' y la española fuera de concurso 'Verano en diciembre'.
De muerte y de amor habla 'Polvo serán'. Una Ángela Molina, omnipresente desde el cartel, protagoniza este melodrama de momentos cómicos con ribetes de humor negro.
El director de '10.000 KM', que abordó el comienzo de la vida en su anterior trabajo, 'Los días que vendrán', ha querido poner su cámara ahora en los días que terminan, en dos personas que han decidido cómo quieren morir. A pesar del triste final anunciado al que se encamina la cinta, Marques-Marcet propone un viaje por momentos triste, por momentos risible, en ocasiones dialéctico, con Molina al timón de los giros.
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Tanto ella (Claudia) como su pareja, Alfredo Castro (Flavio), han vivido del teatro y teatral es el guion dividido en tres partes. La primera plantea los estragos de la enfermedad; la segunda, una reunión familiar de despedida y la tercera, el desenlace en Suiza, donde está reconocida la muerte asistida.
La pintura le sirve a Marques-Marcet para marcar cada acto con la imagen macabra de las calaveras incluidas. La música, con su guiño coplero a la familia Molina también, y la danza son los lenguajes con los que dulcifica el desvarío inicial de la enferma para quedarse después en momentos oníricos y emocionalmente más intensos. Es arriesgada la apuesta de unir musical y muerte, sorprende pero se agradece la apuesta. De más difícil encaje es la decisión de Flavio, morir con su amada. Opción personal que tiene de inmediato reacción en una de sus hijas. El único cabo que tensiona el guion hasta el final es la duda en torno a lo que hará él.
La pulsión familiar, el instinto de cuidar la camada, no parece interferir en la decisión de Flavio. Quizá sea ese el elemento mágico de esta película, premiada en el Festival de Toronto, y que termina con una explícita descripción visual de como volvemos a ser polvo.
Grandiosos en su insignificancia
El cine iraní tiene un nutrido grupo de incondicionales en Valladolid que de nuevo vieron colmadas sus expectativas. Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, que ya presentaron en la Seminci 'El perdón', envían su película 'My favourite cake'. La estrenaron en Berlín, festival al que no pudieron acudir porque les confiscaron los pasaportes en el aeropuerto, y ahora llega a la Seminci.
Eligen de nuevo a una viuda como protagonista en ese cine que habla quedo de la represión política a través de gentes grandiosas en su insignificancia. Vive sola, sus hijos están fuera del país y un día propone a un taxista que pase a su casa. Los dos desconocidos conversarán, comerán, beberán, bailarán –todo penado por el régimen–, vestidos los cuerpos, desnudas las almas.
A pesar de que la inflación les excluye de la vida que tuvieron, a pesar de su soledad, de la policía religiosa, 'My favourite cake' mantiene el tono naif del título con un humor muy bien modulado.
En apenas unas horas descubrirán la posibilidad del amor a los 70 tras encontrar, cuando ya lo daban por perdido, lo que siempre desearon. Ese regalo se verá bruscamente interrumpido aunque la carta romántica durará hasta el final. Rodada en una casa (se supone que en Teherán), sin apenas exteriores y con financiación sueca, esta comedia aparentemente amable avanza cargada de sutiles advertencias. La cámara, fija en la cabeza de la protagonista, Mahin, desde atrás, rubrica la cinta con el interrogante del futuro y la falta absoluta de esperanza.
Fuera de concurso se proyecta 'Verano en diciembre', ópera prima de la dramaturga madrileña Carolina África. La también actriz ha llevado al guion una de sus obras de teatro que cuenta la relación de una madre viuda, sus cuatro hijas y la suegra. Carmen Machi encabeza el reparto que completan Barbara Lennie, Vicky Luengo y Lola Cordón, con notables colaboraciones.
Machi encarna el ejemplo de maternidad clásica, dominante y eficaz, sobre cuatro hijas que escapan a su radar por diferentes caminos. Con la abuela como contrapunto sardónico a los dramas particulares, África ahonda en las relaciones familiares, en la consecución de un bien mayor, la unidad de ellas pese a los reproches y las diferencias.
El resultado es una comedia navideña, de hecho transcurre en esa época del año «verano» en Argentina donde vive una de las hijas, que cuenta con una buena interpretación, destacando sobre todas ellas la talentosa y contenida Vicky Luengo.
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