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Los restos mortales de Concha Velasco (Valladolid, 1939-Madrid, 2023) ya descansan en el cementerio de El Carmen, en un rincón especial del camposanto junto a otros vallisoletanos considerados ilustres por decisión municipal. El denominado Panteón de Personas Ilustres, de estructura octogonal y ubicado en la glorieta principal del camposanto, acompaña las tumbas de poetas, periodistas, escritores, científicos, arquitectos... vallisoletanos a los que el equipo de gobierno municipal de cada momento decidió otorgar este honor póstumo.
Este pabellón fue construido a finales del siglo XIX para albergar el cuerpo del escritor José Zorrilla, quien en su testamento pidió ser enterrado en Valladolid. Para ello, el Consistorio encargó su diseño al riosecano Aurelio Carretero, autor del monumento a Zorrilla (en la plaza del mismo nombre) o de la que el conde Ansúrez tiene en la Plaza Mayor.
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El último vallisoletano que hasta ahora había recibido sepultura en este panteón octogonal fue Miguel Delibes, durante el mandato de Francisco Javier León de la Riva. El escritor, que falleció el 12 de marzo de 2010, es el único que yace acompañado de un familiar, su esposa. Con capacidad para dieciséis nichos, allí están los restos mortales de los escritores Miguel Delibes (enterrado junto a su esposa Ángeles de Castro), Rosa Chacel y Narciso Alonso Cortés, los poetas José Zorrilla, y Emilio Ferrari, el bailarín Vicente Escudero, el abogado y político José Muro López, el científico Pío del Río Hortega, el periodista Ricardo Macías Picavea o José Almirante Torroella. Y, desde hoy, de Concha Velasco.
Este panteón vallisoletano comenzó a gestarse en 1896, cuando se decidió que en la glorieta principal del cementerio se reservaría un lugar para los restos de los «varones ilustres». Se consignó una partida de 9.000 pesetas. La situación del erario municipal hizo que se retrasase la construcción, que finalmente se terminó a finales de 1902. El 13 de diciembre se inauguró con la recepción de los restos de José Zorrilla. La escultura de Aurelio Carretero, que también fundió la estatua de Zorrilla, el duque de Lerma o el busto de Miguel Íscar, señorea sobre el paseo, es una alegórica figura de Castilla.
En la década de los treinta se levantaron dos mausoleos que limitan a sendos lados del paseo de los ilustres, el de Onésimo Redondo, muerto en 1936, y el general Martínez Anido, ministro con Franco y muerto en 1938. En 1989, el Ayuntamiento consideró la conveniencia de ampliar el panteón, para lo que se aprobó un presupuesto de 14.500.000 pesetas. Después se cambiará el nombre de Panteón de los Hombres Ilustres por el de 'Personas Ilustres', a raíz del fallecimiento de Rosa Chacel en 1994, hasta este 3 de diciembre de 2023 única mujer en descansar en el pabellón de los ilustres.
Son los gobiernos municipales de cada época quienes consensúan esta distinción póstuma. Así, durante el tiempo que León de la Riva ocupó la Alcaldía, solo recibió sepultura en el panteón Miguel Delibes.
Más actividad se registró en la etapa socialista. Con Rodríguez Bolaños con el bastón de mando fueron tres las lápidas escritas. Asimismo, uno de los entierros que más vallisoletanos congregó en torno al panteón fue el Narciso Alonso Cortés en 1972.
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