Antoine Tamestit, artista residente

«Con Walton no soy francés, sino un viola romántico tocando su concierto»

Será un programa completamente británico, que incluye su concierto preferido. Por eso bromea con la nacionalidad, ¿qué hace un francés tocando música inglesa? «En este caso no soy francés, sino un viola tocando un concierto romántico, como yo».

Es la obra que más tiempo lleva en su atril. «Lo toco desde los 18 años. Es mi favorito, lo siento mío. Tuvo mala suerte porque William Walton lo escribió para el violista Lionel Tertis, que lo rechazó por considerarlo demasiado moderno. Acabó por estrenarlo Hindemith, dirigido por Walton. Pero en cuanto Tertis lo oyó, pidió tocarlo».

Para Tamestit, es el concierto de viola «más completo. En la 'Sinfonía concertante' de Mozart compartimos protagonismo con el violín. En el 'Harold', de Berlioz', la voz de la viola es como la de un cantante de ópera que va moviéndose entre la orquesta. Los conciertos de Hindemith y de Schnittke tienen una orquestación extraña que elimina a los violines, así que tocamos con menos gente. Yel clásico, el más popular, el de Bartok, lamentablemente está inacabado, por lo que no sabemos con certeza cúal sería la orquestación que imaginó». Walton «perfeccionó» el suyo escribiendo dos versiones, una en 1929 y otra en 1961. «Tocaremos la segunda, la mejor».

Aún no lo ha grabado pese a que se lo piden constantemente como intérprete. «Tengo previsto un concierto con la London Simphony para diciembre de 2025. Quizá entonces hablemos de ello. Fue la orquesta que lo estrenó hace casi cien años. La música en vivo te permite una versión cada vez que subes al escenario, pero si decido grabarlo, hay que tomar una serie de decisiones antes».

Hijo y pareja de violinistas, tiene muy estudiada la relación de viola y violín. «Ha sido descrita como una relación de hermano y hermana así como de pareja. Tenemos tres cuerdas en común, además de la forma del instrumento y la técnica. Sin embargo el color del sonido es muy diferente. He tocado la 'Sinfonía concertante' con mi padre y recientemente con mi pareja. Fue muy especial, revelador, bonito».

El domingo ofrecerá un programa en sala de cámara con otros seis músicos de la Orquesta. «Es la manera de poder escucharlos individualmente y apreciar su calidad. Suelo tocar con cuartetos de cuerda, pero tener la oportunidad de una flauta y un arpa es más inusual. Esto es un privilegio de ser artista en residencia. Estoy deseando tocar el 'Sexteto' de Turina, una de las pocas piezas para viola de la música española». El público podrá contrastarlo con la 'Sonata para flauta, viola y arpa', de Debussy. «Un compositor de mi país que comparte con Turina la época, los colores impresionistas».

Antes de la cita camerística, el sábado por la mañana ofrecerá una masterclass. «Dejé la enseñanza regular en el Conservatorio de París en 2016. Solo hago mastesclass, me gusta mucho ayudar a los jóvenes con críticas constructivas. Recibí enseñanzas así que me han durado hasta hoy». Todos los años vuelve a la Kronberg Akademie, enAlemania. «Allí se hacen masterclass de violín, viola y chelo. Van estudiantes que han ganado ya concursos internacionales».

Aunque ha participado en jurados de estas citas, declina las ofertas. «Creo que no puedo ser objetivo al cien por cien. Encuentro limitantes los concursos, tienes que reducir la música a un número y no siempre se puede. Hay cuestiones estéticas y de gusto que están ahí.Exsite gente más adecuada que yo para eso».

Sobre el comienzo de las carreras artísticas, considera que hay otras vías para los jóvenes de hoy. «No es la única los concursos. También pueden participar en programas para noveles, becas, pueden viajar y hacer contactos. No es necesario competir». En enero volverá con la OSCyL para interpretar en el Auditorio Nacional, en Madrid, 'Harold en Italia', de Berlioz, a las órdenes de Fischer.