Secciones
Servicios
Destacamos
A medio camino entre Valladolid y Benidorm comenzó su hazaña como pinchadiscos, y de eso hace ya 30 años. Óscar de Rivera celebra sus bodas de perla en la profesión con un espectáculo que rinde homenaje a «los profesionales del ocio nocturno, especialmente a aquellos ... que me dieron la oportunidad de mostrar mi talento tan joven, y a mi ciudad, que tanto cariño y respeto me regala siempre». Un espectáculo que se celebra este sábado a las 20:15 horas, en el cumpleaños del dj, en el Museo Patio Herreriano.
«La entrada es libre hasta completar aforo, está todo el mundo invitado», señala el referente de la música electrónica. Un show que lleva preparando meses en el que «va a haber sorpresas», esboza Óscar. «El público tendrá que tener todos sus sentidos alerta. No solo el auditivo será protagonista, si no que van a tener que utilizar más de un sentido».
Noticia Relacionada
«Voy a intentar ofrecer un pequeño trocito de lo que yo me encuentro cada vez que trabajo en un sitio. Podrán disfrutar del sonido que yo represento y que me ha hecho reconocible a nivel nacional e internacional», asegura.
Unos orígenes que sientan las bases en un momento que quedaría para siempre grabado en la retina de Óscar. «La primera vez en mi vida que puse un disco fue en la discoteca Rocco, de mis padres. Era tan pesado para que me dejasen entrar en la cabina a poner un vinilo, que el día del bautizo de mi hermana conseguí entrar. La cabina me llamó la atención desde pequeño».
Las raíces de Óscar de Rivera comienzan a germinar en la ciudad de Valladolid, pese a que la famosa ciudad de los rascacielos de la Costa Blanca fuera testigo de su primera oportunidad profesional. El verano de 1989 la vida de Óscar, de 17 años, cambiaba por completo. La tradición familiar marcaba que los meses de verano el domicilio se trasladaba del barrio de Delicias a la playa de Poniente de Benidorm.
«Con 14 años comencé trabajando como repartidor de flyers para una Golden Days, una discoteca cerca de la Plaza Triangular. Cuando terminaba me iba a la discoteca que representaba y preparaba unos cocteles a puerta cerrada para los primeros clientes». No fue hasta que Toto, dj de la conocida discoteca Penélope, fue a buscarle a la discoteca Jokers, donde trabaja aquel verano, para «entrar en la cabina de Penélope», que Óscar comenzó a vivir un sueño.
«Recuerdo ese primer viaje hasta Penélope con Toto en una Vespa. Creo que no he estado más nervioso en mi vida. Entré a la discoteca y alucinaba» recuerda. Pese a que entró como tercero en cabina, encargado de poner las luces, limpiar, recoger y atender a los dj principales, Óscar había conseguido «entrar en la cabina de una de las mejores discotecas». No sería hasta pasados unos años cuando De Rivera se convertiría en jefe de cabina del conocido club de Benidorm.
El invierno vallisoletano le regaló una nueva oportunidad de la mano de David Monje. «Me dio la oportunidad de pinchar en un bar de Coca que se llamaba Zascandil, actual Juanita Calamidad. Allí se reunía la élite de la noche vallisoletana», recuerda.
«Toto y David Monje me pusieron en el camino para poder ser quien soy» agradece Óscar. Si algo tiene claro es que la ilusión de aquel joven perdura. Como si de una extraña fuerza se tratase, fue absorbido por la música electrónica. «Recuerdo, allá por el año 1982 que cuando sonaba en la radio la canción de 'Campos Magnéticos' de Jean-Michel Jarre dejaba el fútbol y como un zombie me acercaba al radiocasete».
En cuanto a los referentes que marcaron su trayectoria profesional, De Rivera confiesa tener predilección por la música tribal de Claudio Coccoluto (Italia). «Le conocí en Penélope y fue cuando me di cuenta de que la gente no solo iba a la discoteca a ligar, sino que querían ver a los primeros djs que movían masas» asegura. A quien también mantiene como referencia es a Dj Vibe (Portugal) y a Danny Tenaglia (EE UU). «Ambos removieron mis cimientos y me pusieron en el camino para continuar creciendo» refiere el vallisoletano. Una profesión que ha evolucionado con las redes sociales. «El dj era una persona introvertida que no servía para camarero y que no se relacionaba demasiado. Hoy en día el parámetro es tener visitas y visualizaciones en redes sociales, si no ni te llaman» reflexiona.
Una trayectoria que tiene como destinos predilectos Tokio o Nueva York. Una humildad al alcance de pocos, que ha convertido a Óscar de Rivera en un referente nacional e internacional. Y una celebración por sus 30 años de carrera que es un «homenaje a Valladolid, a sus hosteleros y a sus habitantes».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.