![El dj Sergei Rez posa en la clase de la escuela Índigo.](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/07/media/1444472428.jpg)
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Desde que se entra por la puerta, el retumbar de la base ya mete a uno de lleno en el ambiente. En el aula, un alumno de la escuela de dj Índigo está pinchando un remix de la mítica 'What is love', de Haddaway. Es una clase diferente, sin sillas, auriculares colgados en vez de abrigos y poca luz. Solo la de unos pequeños flexos y la de los botones que lucen en las siete controladoras dispuestas para cada uno de los alumnos del siguiente curso. En sus pantallas se pueden ver pequeñas pistas de lo que se escucha ahí dentro. Canciones de Chris Lake, Andrea Oliva o CamelPhat listas para resonar en los altavoces, que se encendieron en esta escuela hace diez años, cuando su director, Sergei Rez, decidió arrancar este proyecto musical.
«Tenemos cursos de todo tipo. Iniciación, individualizados, de marketing -crear el nombre artístico y logo- o de 'scratch', el típico 'chiqui-chiqui' que se hace al imitar al dj», explica. Para empezar, arrancan desde los principios más básicos. «Obviamos los miles de botones que tiene una controladora. Lo primero es saber cómo dar al play, sincronizar las dos canciones y variar la velocidad de las pistas», comenta el dj. Pequeños pasos que se van complementando en cada clase para terminar con la mejor técnica posible. «Poco a poco añadimos cosas, como aplicar efectos o hacer loops», añade.
Para los géneros musicales, Sergei explica que se eligen en función del alumno, pero que comienzan con tech-house. «Son canciones más largas y con un ritmo más marcado», incide.
En un momento de la clase, los siete alumnos que acuden al curso se colocan a su alrededor mientras explica con la mesa de mezclas y sus CDJ cómo mezclar dos canciones. Todos mueven la cabeza al ritmo de la música. Un gesto de afirmación que también sirve para dar feedback al profesor mientras enseña la lección. Una de ellas es Cassia Da Fonseca, de 44 años, que desde siempre ha tenido afición por la música electrónica. «Es una manera de expresarse, de traer diversión», asegura. Ella decidió apuntarse para conocer el mundo profesional que rodea a su pasión y agradece el trabajo que se realiza en esta escuela. «Las explicaciones van al fondo, no se quedan en la superficie y permiten conocer los porqués de cada botón», añade.
También es la segunda clase del curso de iniciación para Miguel San José, que comenzó a interesarse por este mundo cuando trabajaba en la noche. «He sido camarero y ahora intento pasar a la cabina», apunta.
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Y como ocurre en muchas escuelas, hay cosas que no se pueden enseñar en clase. La práctica agudiza la visión dj. Desde su posición privilegiada en la cabina, como el profesor que desde su silla decía «desde aquí lo veo todo», un pinchadiscos también lo hace. Y debe saber hacerlo. «Lo más importante es tener buenas armas, que en nuestro caso es la música», asegura Sergei. «Yo siempre recomiendo que cuanta más música se conozca mejor», añade. Tener un buen maletín y elegir bien las canciones a pinchar hace que la gente baile y disfrute, que al final es el trabajo de un dj.
«Puedes ser muy bueno técnicamente, pero si la música no es la adecuada para esa sala, ese momento o ese público, solo consigues que la gente se aburra», añade. «Cuando aciertas es muy bonito. Con el tiempo haces una buena selección y los fallos enseñan a elegir mejor. Todos hemos tenido tardes malas», apunta.
La escuela abrió sus puertas en 2012 y desde entonces no han dejado de dar clase. «Yo quería enseñar a la gente porque conmigo nadie lo hizo», explica Sergei. Autodidacta, pero con un dilatado currículum, como demuestra la torre de flyers que adorna una de las estanterías de la clase y que son muestra de una vida en la cabina. Más de 20 años de experiencia que ahora intenta trasladar en estos cursos.
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En su método de estudio, cada uno de los alumnos se coloca delante de una de las controladoras de la escuela. Mientras, él explica la lección y cada estudiante practica de forma individual para después congregarse alrededor del profesor y comprender todo mejor. También para ver de cerca, aunque lo importante es escuchar. «Mezclar de oído», señala Sergei. Para hacerlo, lo principal es que las canciones estén a la misma velocidad, es decir, tengan los mismos BPM. Pero la tecnología tiene trampa y en las pantallas se puede ver este parámetro, por lo cual solo habría que mirarlo y cambiar la velocidad. Por ello la escuela coloca un pequeño papel para ocultar este número. Mezclar es algo más que pulsar botones; el oído y la música es la herramienta principal.
BPM Siglas de 'beats' por minuto. Número medio de golpes que tiene una canción por cada 60 segundos.
CDJ Cada uno de los reproductores que, junto a una mesa de mezclas, utiliza un dj.
Controladora Instrumento que une de forma compacta los CDJ con la mesa de mezclas.
Loop Hacer que una parte de la canción se repita.
Tech-house Subgénero que mezcla elementos de techno y house. Sergei explica que son canciones «más largas y con un ritmo más marcado».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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