La suya es una voz grave, rasgada y, en sus propias palabras, imperfecta. El color de su piel y su, decían, escasa feminidad, marcaron su adolescencia y su juventud fuera de casa, mientras que dentro se resistían a aceptar que su vocación pasara por la ... música y las artes escénicas. 38 años después de su nacimiento, Maru Gutiérrez regresa a Valladolid, ciudad en la que nació, ostentando su origen, su cultura y, sí, también su voz, en un concierto que acoge este viernes 18 el Museo de Escultura.
Publicidad
«Recuerdo que en clase poco se me daba bien, salvo la música y cantar en la capilla del colegio», recuerda entre risas a propósito de su paso por el Amor de Dios y el IES José Zorrilla.
«El apoyo en mi entorno familiar era nulo, que yo me dedicara a la música era inconcebible, y entre la gente de mi edad no encontraba mi lugar ni nadie que me diera espacio». Hoy estudia Matemáticas, ha vivido en Londres, Suiza y Granada, y ha acometido numerosos proyectos melódicos y culturales por toda Europa.
Noticia relacionada
«Fue en el grupo de teatro de la Universidad de Granada donde me cambió el cuerpo y la mente», evoca. En obras como 'Transporte de animales vivos' perdió el miedo a su propia voz, algo que la atenazaba gobernado por su propia falta de autoestima y su miedo al desarrollo: «La voz era metáfora de mi expresión, el germen de una crisis de identidad anulada por una sociedad que me había destinado a la exclusión», detalla. Hoy asume la 'imperfección' de una voz femenina grave, salvaje y 'negra', que «rompe la belleza formal» pero le ayuda a expresarse «sin perder la pureza y disfrutando más del camino que del final».
Tras el dúo Coda Soul, que pronto devino en pequeña banda, Gutiérrez ha seguido perfeccionando su técnica vocal y musical en proyectos como Masdara, una banda urbana, y cultivando sus influencias en el pop y el rock español, pero también en la música de iglesia y la clásica, el jazz, el reggae e iconos como Tracy Chapman, Boy George o Bob Dylan: «Ahora me encuentro en un proceso de mezcla de sonoridades y con mucha exploración en lo afro y lo afrocubano», afirma esta joven de ascendencia ecuatoguineana.
Publicidad
El concierto del día 18 en el Museo de Escultura promete ser un homenaje a su madre, fallecida en verano; pero también a su abuela, a base de boleros, música brasileña y bossa, con temas de María Teresa Vera o Djavan, y también propios, tanto inéditos como de su primer trabajo, 'Raíz'. Junto a Gutiérrez tocará el guitarrista Pierre Huarniz, el bajista Gastón Joya, el pianista Miguel Ángel García "Wiwi" y la baterista Cecilia Collaço: «Busco una perspectiva también racial, con músicos salpicados por mi propio origen africano».
Gutiérrez mira al futuro con proyectos como Ilé Wa ('Nuestra casa', en yoruba), y el objetivo de acercar a Occidente la música africana. Pero también, con este concierto, mira a su pasado: «Hoy en día volver a Valladolid supone un reto para mí porque hay cosas que me conectan en profundidad con partes oscuras de mi ser», confiesa. «Por otro lado, es un alivio tener la certeza de que ya ni yo, ni la ciudad, ni las gentes que la habitan somos las mismas; así que ya no tienen tanta influencia en mí como la tengo yo».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.