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Vayamos por el principio. El ruso Víctor Maslov se enfrentó al Concierto nº 3 de Rajmaninov, uno de los más difíciles del repertorio pianístico. Su valentía, se vio apoyada por su constitución fuerte y unas manos poderosas. El primer tiempo, le creó algún que otro ... despiste apenas perceptible y del que pronto se rehízo. En el segundo, supo encontrar el buen camino y llegó al «Finale», ligando los espectaculares pasajes, entre el entramado orquestal, que en esta ocasión bajo el podio de José Luis Trigueros, sonó con claridad, percibiéndose las segundas voces de las distintas secciones. Maslov salió sairoso de una situación difícil que demostró conocer bien.
Al lado de esta obra gigante, el concierto nº 4 de Beethoven que eligió el español Alexandre Lutz Gracía, pareció una bagatela. Sin embargo el solista lució una pulsación crisatalina, y superó las dificultades sin problemas. Le faltó algo de sonido y desde luego, tocar después del ruso no le benefició.
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El tercer finalista, el ya citado Kiourtchian, hizo una versión vigorosa y a la vez sensible del concierto nº 5 «Emperador»· de Beethoven. Los anhelos del genio de Bonn, se plasmaron en este Concierto-sinfonía en el que el piano se incrusta de manera perfecta en la orquesta. A la entrada del «tutti» , respondió el solista con una pulsación de muchos quilates. Su fuerte carácter se adueñó de la situación. Arpegios, trinos, escalas y acordes fueron construyendo la obra con seguridad, apreciando muchos matices que pusieron al joven de 19 años en lo más alto. No hubo duda Fue el ganador para todos.
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