Ibon Martín, escritor
«Sigo llevando a los lectores de excursión pero sin salir de su casa»
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Ibon Martín, escritor
«Sigo llevando a los lectores de excursión pero sin salir de su casa»La querencia por contar el paisaje le ha marcado a Ibon Martín (San Sebastián, 1976) desde que escribía guías de viaje e información sobre turismo ... rural. Con el tiempo, aquella obsesión por sumergir al lector en una atmósfera de naturaleza en el País Vasco la ha trasladado a la novela desde que en 2013 debutara con 'El valle sin nombre'. Después vendrían varios títulos enmarcados en mitos y leyendas hasta su despegue definitivo con la saga de novelas protagonizada por la ertzaina Ane Cestero, que ahora corona con una cuarta y definitiva entrega, 'Alma Negra' (Plaza y Janés), que presenta este miércoles (19:00 horas) en la librería Oletvm.
–De nuevo una intriga ambientada en el País Vasco, esta vez en los Montes de Hierro de Vizcaya.
–Es un escenario en el que llevaba varios años queriendo localizar allí una novela, el lugar me llevó enseguida a la historia. En el momento que empecé a rascar un poco encontré que había leyendas potentes flotando por la zona, así que decidí basarme en ellas y tirar de lo que daría de sí un escenario como ese, imaginar qué podría ocurrir si ahora decidieran reabrir la mina con la gente en contra.
–¿Qué distingue sus novelas del resto en un mercado tan reñido como el del 'thriller'?
–No son novelas en las que veamos muchas vísceras, sangre..., al contrario, son novelas ambientales, atmosféricas, y lo que intento es trasladar al lector al escenario. Hay un trabajo bastante a conciencia de los lugares donde se desarrollan las tramas. Ese sería el distintivo, acompañado de personajes creíbles que el lector identifica como gente cercana, de carne y hueso, no son superhéroes ni grandes malos sin motivo.
–¿Cómo le influye en su escritura el autor de guías de viaje que fue?
–Después de más de trescientas rutas recorridas y publicadas, puedo decir que lo que hacía era exprimir al máximo cada uno de los paisajes que transitaba, eso me llevaba a seguir buscando historias y leyendas de esas zonas. Ahora, con las novelas sigo llevando a los lectores de excursión, pero sin salir de su casa, desde su propio sillón, leyendo. Vivir mucho el paisaje es algo muy presente en cada una de las páginas.
–En España el suspense con ambientación local proporciona éxito a Dolores Redondo con sus tramas ambientadas en Navarra, a Domingo Villar con sus intrigas en Galicia, Pérez Gellida en Valladolid, las suyas con ambientación vasca. ¿Hacia dónde evoluciona un género tan marcado actualmente por lo local?
–Los últimos años se ha visto que gana fuerza el 'thriller' local. Está demostrado que al lector le interesan esas historias aunque no sean de su lugar. Atrae lo cercano al autor, sentir que le está transmitiendo muy bien lo que es el lugar, en mi caso paisajes rurales. Lo local ha venido para quedarse, la tendencia va por ahí
–Las librerías y las pantallas están plagadas de temática criminal, historias policiales, desapariciones... ¿Por qué se incide tanto en este género?
–Por un lado son historias muy vinculadas a la propia actualidad, tanto que a veces la realidad es más aterradora. A veces como escritor te tienes que contener para que las historias sean creíbles, aunque luego la realidad de las noticias va más allá. Es reconocer nuestro propio mundo y los problemas cotidianos. Además, la propia velocidad que imprimimos a la novela negra ayuda en un tiempo de ritmos frenéticos frente a miles de distracciones, necesitas que la escritura sea muy rápida y ágil para enganchar al lector.
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–¿Hay riesgo de empacho de tanto título de suspense?
–Es una posibilidad. Hay muchísima oferta e incluso los escritores que irrumpen en escena apuestan por el 'thriller'. Al final escribimos lo que leemos y esa corriente de novela de suspense genera más escritores que inciden en ella. Por suerte, yo creo que el mercado lo absorbe porque hay muchísima pasión por la intriga, hay gente que exclusivamente lee 'thriller' y otros le dan sus mordisquitos en ratos libres. A veces piensas, igual estamos saturando el mercado, pero las listas de ventas están ahí con este tipo de literatura copando los primeros puestos; parece que no hemos llegado a este punto de saturación.
–¿Qué vio en Stieg Larsson para adaptarlo como modelo?
–Yo había leído novela negra, y no era algo que me tirara mucho. Pero cuando leí a Stieg Larsson con toda esa trama tan local, en la que todo sucede en una pequeña isla cercana a Estocolmo, me di cuenta de que era lo que yo quería escribir localizándolo en mi territorio, que es el que conozco bien.
–El paisaje es una de sus señas de identidad. ¿Cómo lo elige?
–Intento que sean parajes donde voy a tener que vivir en cierto modo durante todo un año, aparte de las decenas de visitas que pueda hacer a la zona. Tiene que ser un lugar que me resulte atractivo, pero al mismo tiempo con un punto siniestro, que genere intriga. Suelo caminar mucho y una vez decidido el entorno, me documento viendo qué historias han sucedido allí que me permitan trazar una propia.
–Escenario, trama y personaje, ¿cómo maneja esos elementos?
–Lo más complicado es que el todo tenga armonía, que los personajes encajen perfectamente en ese paisaje. El personaje será diferente si hablas de una zona minera, pesquera o turística. La clave es irlos introduciendo en una serie de problemas de modo que sean creíbles, buscando el equilibrio. Es lo más complicado, hallar ese punto de mantener la tensión a lo largo del libro para que no se te acumule en momentos determinados y luego tengas valles de sosiego.
–¿Qué autores frecuenta?
–Ahora mismo estoy con María Oruña. También me gusta Mikel Santiago, y mi gran referente es Domingo Villar, pero falleció y he releído sus libros varias veces. También me gusta Pierre Lemaitre.
–¿Cómo imagina a sus lectores?
–Tengo ocasiones para conocerlos porque los autores cada vez estamos más expuestos, bien a través de redes sociales como a través de firmas y encuentrso. De algún modo les vas poniendo cara y hasta nombre. Son curiosos, más mujeres que hombres, y también diré que a partir de los 40 se lee más, por lo menos novela de suspense. Son lectores curiosos que muchas veces acaban acercándose a los escenarios.
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