El Norte
Valladolid
Domingo, 13 de junio 2021
Una carta de despedida de Guadalupe Arbona, una semblanza de su pensamiento por parte de Agustín García Simón, la admiración por la «verticalidad de su obra» de Fermín Herrero y una pincelada de su vida periodística esbozada por Victoria M. Niño ... conformaron el eje del homenaje póstumo a José Jiménez Lozano. La Feria de Valladolid clausuró su 54ª edición con el recuerdo a este Premio Cervantes que nos dejó el 9 de marzo de 2020. El cariño de amigos y lectores arropó a Dora, su viuda, y a su familia.
Publicidad
Guadalupe Arbona, una de las estudiosas de su obra, creadora de su página web y editora de varios de sus libros, convocó a personajes como Zuleika y Jonás, pasó por Port-Royal y citó a Eliot en su última carta Don José. Luego recorrió «las rutas del escribidor, 'primer capítulo de una autobiografía irónica y alegre del escritor que se esconde tras la figura del maestro Huidobro» para destacar «el mirar, escuchar y otear el horizonte» de quien escribió de los seres sin voz, de los que «nos interpelan a todos con su sola presencia». Desgranó su amor por el habla pura de los pueblos, su universalización de Castilla –las murallas de Ávila están conectadas con las de Jericó y las de Constantinopla– y su intacta capacidad de sorpresa.
Noticia Relacionada
Agustín García Simón, escritor y editor, se centró en el pensamiento del autor de la 'Guía espiritual de Castilla'. «Don José fue, por encima de todo, un intelectual del siglo XX atraído por los problemas más candentes de su tiempo», explicó, aunque Javier Jiménez, hijo del escritor, le corrigió ya que su padre no admitía esa palabra referida a él. «Sintió desde su primera madurez una honda preocupación por la libertad de conciencia y la consecuente liberación del sentimiento religioso, cuya opresión por la Iglesia católica española (remedo grotesco de la alianza del trono y altar), le parecieron una de las causas de la frustrada convivencia y el odio entre españoles a lo largo de su historia». Sin embargo «la apertura del Concilio Vaticano II y la lectura minuciosa de Américo Castro y su sugestiva interpretación de la historia de España, le convencieron de estar en el buen camino. Un camino que se le abrió lleno de entusiasmo y fuerza para emprender su obra ensayística con 'Meditación española sobre la libertad religiosa', que tan gratamente sorprendió a Castro».
Simón considera que la obra de Lozano participa de la de Américo Castro en el intento de contestar a la «obsesiva pregunta de por qué la convivencia histórica española es un fracaso continuado y un motivo de violento conflicto, por qué la intolerancia social, religiosa y política concita un odio secular que llega al siglo XX en forma de atroz guerra civil? La explicación está en la interpretación histórica castriana y en la singular vindicación de la tolerancia y la libertad de conciencia y sentimiento religioso del propio Jiménez Lozano. A su vez replicada por el feroz anticlericalismo liberal, republicano e izquierdista de los siglos XIX y XX, como una maldición pendular de la historia de España, motivo de su ensayo 'Los cementerios civiles y la heterodoxia española'».
Fermín Herrero, poeta, abordó el Lozano versificador . «Cuando le mentaban la poesía, renegaba de ella, por eso la publicó tarde». A pesar de todo, casi doce poemarios que «pueden considerarse el mismo, dividido en varias entregas, en cuanto a su unidad de significado y de expresión». Herrero recuerda que «él los juzgaba antologías. A medida que avanzaba su obra poética cada vez se hacía más austera aproximándose a la estética del jaiku, con una prosodia tímida donde está lo pobre, lo frágil y simple, pero alegre, justo lo contrario de las ventanas pintadas que denunciase Pascal».
Publicidad
Por su parte, Victoria M. Niño, periodista de esta casa, recordó al Pepe periodista, al joven que desde mediados de los cincuenta comenzó a escribir en El Norte como colaborador, luego como periodista de plantilla, subdirector y director dos años antes de jubilarse en 1995. «Periodista de mesa» fue reconocido pronto como articulista y enviado especial al Concilio Vaticano II. Dejó constancia de sus preocupaciones filosóficas, históricas y literarias en los suplementos 'Las artes y las letras' y luego en 'El Caballo de Troya'. Ávido lector de prensa nacional y extranjera, volcó su visión del mundo en una sección llamada 'Al margen' y posteriormente en la 'Nota internacional'. Tres profesoras del instituto vallisoletano que lleva su nombre clausuraron el emocionado homenaje con la lectura de un cuento y un poema.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.