Jordi Soler, en el Círculo de Recreo de Valladolid. Iván Tomé

Feria del Libro en Valladolid

Jordi Soler: «Hay una sabiduría ambiental que hace que las culturas usen simbologías equiparables»

El autor presenta 'En el reino del toro sagrado' dentro de la 57ª Feria del Libro de Valladolid

Samuel Regueira

Valladolid

Domingo, 2 de junio 2024, 20:47

La quincuagésimo séptima edición de la Feria del Libro de Valladolid ha continuado rindiendo tributo este domingo a su país invitado, México, con la presencia del escritor Jordi Soler. Natural de Veracruz, y en concreto de la comunidad de exiliados catalanes La Portuguesa, el autor ... ha celebrado esta tarde de domingo un encuentro con el público en el Círculo del Recreo, acompañado por la periodista de El Norte de Castilla Victoria M. Niño, con la que ha presentado su último trabajo publicado, 'En el reino del toro salvaje'.

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Esta novela se ambienta en la selva de Veracruz, un pasaje especialmente querido por Soler, al que ha recurrido en obras previas como 'Los hijos del volcán', 'Usos rudimentarios de la selva' o su trilogía 'La guerra perdida', que comprende las novelas 'Los rojos de ultramar', 'La última hora del último día' y 'La fiesta del oso': «Nací en un entorno simétrico a este espacio literario, y guardo en mi memoria un archivo de imágenes donde se confunden recuerdos con imaginaciones, de cuya mezcla salen situaciones que quizá nunca existieron pero que crean un lugar cómo desde el que partir a la hora de inventar historias», desgrana.

Ahora, con 'En el reino del toro salvaje', incorpora la mitología griega y prehispánica en una narración que que parte del mito de Pasífae y el rey Minos y que juega a oponer ambas imaginerías, como en una serie de espejos: «Tienen arquetipos idénticos, no porque hubiera contacto entre ambas culturas, sino porque somos criaturas de una misma especie atemorizadas por las mismas situaciones», explica.

«Todo aquello que no entendemos se tradujo en las mitologías de forma similar, el dios griego del vino Dioniso es idéntico a Tlaloc, dios de la lluvia de México». Este fenómeno viene bautizado por Soler como 'sabiduría ambiental', que hace que, aunque sea imposible que un griego haya viajado hasta territorio latinoamericano con esta visión estética del mundo, germinen simbologías equiparables entre zonas y pueblos que nada tienen que ver entre sí.

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Forma para sustentar fondo

Soler también ha desvelado algunas de las claves que conforman su proceso creativo: «Escribo siempre mis novelas sin un esquema previo ni ninguna dirección especial, se van conformando mientras las voy creando», explicó. En este caso concreto, partió de la imagen del toro blanco que, en el mito griego, sale del mar frente a la isla de Creta: «A partir de esa escena, hube de inventar 300 páginas con las que justificar mi capricho», ironizó.

También confesó Soler cómo desde su mirada distinta de la realidad hace primar la forma para sustentar el fondo: «Yo escribo de oído», señaló. «Me interesa que mi obra «suene» bien, que tenga musicalidad y ritmo, y una vez que está bien afinada aquello que se dice también es producto afinado; hay filósofos con ideas interesantes pero muy áridos de leer, por eso creo que si la forma es extraordinaria el fondo será magnífico».

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Soler escribió en el año 2021 el ensayo 'La orilla celeste del agua', donde hablaba también de musicalidad y criticaba la era tecnológica y la premura que marcan los tiempos de hiperproductividad laboral: «Hemos ganado tiempo, pero creo que todos estamos de acuerdo en que hace falta una pausa para ver dónde estamos; de otro modo nos convertiríamos en robots», señala. Sí que se confiesa entusiasta de las redes sociales e incluso del 'fango' que en ellas se respira.

Con todo, admite Soler que parte de esta actividad frenética se ha trasladado al consumo cultural, especialmente en películas y series de televisión, frente a las cuales sus libros son solo uno de los muchos productos a contracorriente: «No soy el único escritor que exige un tiempo y una pausa para consumir la obra, pero hay que resistir con esperanza», señala. «A los jóvenes de hoy una película de una hora y cuarenta minutos ya les da pereza; y lo mismo con la música, ya nadie escucha un álbum a lo 'Dark side of the moon', sino que se ven las series o se oyen ciertas canciones para convivir, más que para entenderlas».

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«Si quiero entender algo, mejor leo un libro, y para ello hay que demandar un esfuerzo: si su autor ha dedicado tres años, qué menos que pedir que nos dediquen cuatro horas», agrega. «Este oficio requiere que alejemos a la gente de las pantallas y que no estén produciendo dinero; y el día que no haya margen para ejercerlo, me meteré a 'youtuber' o 'tiktoker'».

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