«A medida que pasan las horas, que lo vas procesando, te das cuenta de la trascendencia, de que has recibido el premio con más solera de este país», dice César Pérez Gellida a la mañana siguiente de que su nombre se una al ... de los escritores que han vinculado su nombre al patrimonio del premio Nadal.
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El galardón (creado por la revista 'Destino') nació en 1944 como un homenaje a su redactor jefe, Eugenio Nadal, fallecido ese mismo año. Aquella primera edición encumbró a Carmen Laforet y popularizó uno de los libros más bellos del siglo XX, 'Nada'.
Después, y hasta este año en el que celebra su edición número 80, el Nadal ha reunido entre sus ganadores a nombres clave de la literatura española, como Ana María Matute, Álvaro Cunqueiro, Juan José Millás, Antonio Soler, Álvaro Pombo o Lorenzo Silva. Entre los títulos premiados están novelas incontestables, como 'El jarama' o 'Entre visillos'. Los años 90 experimentaron con nuevos narradores como Lucía Etxebarría o José Ángel Mañas (finalista). Y habría que sumar también a MarujaTorres, Clara Sánchez, Fernando Marías...
Pero si hay un título clave en la historia del premio es el de la novela que ganó la cuarta edición del galardón, que sirvió para descorchar la carrera literaria de Miguel Delibes. 'La sombra del ciprés es alargada' ganaba el Premio Nadal 1947 y estrenaba la histórica conexión que este galardón ha tenido con tierras vallisoletanas.
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El 7 de enero de 1948, la primera página de El Norte de Castilla celebraba el éxito de uno de los suyos. «Miguel Delibes, cuya pluma ágil, honda y humana es bien conocida por nuestros lectores, pasa, en plena juventud, con este gran éxito, al primer plano nacional». «Sabemos que causará fuerte impresión en el mundo de las letras españolas y constituirá en ellas una verdadera sorpresa», auguraba el periódico. Y con razón. Miguel Delibes, con el tiempo, dijo que no estaba muy satisfecho del resultado final de 'La sombra del ciprés es alargada', pero su estreno en el mundo literario (con la historia de Pedro y su visión pesimista de la vida) fue la llave que le abrió las puertas a una carrera de éxitos y reconocimientos.
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También en las páginas de El Norte de Castilla se acunó el talento de José Luis Martín Descalzo ('La frontera de Dios', Nadal 1956) y de Francisco Umbral, quien lo recibió en 1975 por 'Las ninfas', una historia «triste y cinematográfica» (así la describía su autor) ambientada en el Valladolid de la posguerra, con un aspirante a escritor que teme quedar atrapado en la telaraña de la mediocridad que representa una oficina. «Valladolid es mi ciudad proustiana», decía Umbral, quien calificó 'Las ninfas' como su obra «más ortodoxa, una novela antigua, como eran antes las novelas, con su planteamiento, su nudo y su desenlace».
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Gustavo Martín Garzo se unió a la nómina de ganadores del Nadal en 1999 con 'Las historias de Marta y Fernando', una trama realista «en clave de cuento de hadas», situada en el Valladolid de los años 70 y 80, que narra «la felicidad y la dicha que experimenta una pareja por el hecho de estar juntos». Diez años después, en 2009, el vallisoletano Rubén Abella quedaba finalista con 'El libro del amor esquivo', justo el último año en el que el premio entregaba esta distinción.
La vinculación del Nadal con la región incluye también a la salmantina Carmen MartínGaite, el zamorano José Carlos Vales y mira a León con Raúl Guerra Garrido, Jesús Fernández Santos, Juan Pedro Aparicio y Andrés Trapiello.
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