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Valladolid, 1989. Los coches todavía circulan por la Plaza Mayor y por delante del Museo de Escultura. Galerías Preciados sigue abierta. En las fiestas clandestinas, los chavales beben leche de pantera y las aceras están plagadas de cabinas telefónicas. Por esas calles de finales de ... los 80 –Macías Picavea, Conde Ansúrez, San Ignacio– corretea David, trece años recién cumplidos, a puntito de empezar octavo de EGB. David vive en la plaza del Viejo Coso, va con su pandilla de amigos –los 'pitus'– a un colegio que pudo ser el García Quintana o el instituto Zorrilla (hay agradecimientos a ambos en los títulos de crédito), roba bolsas de gusanitos en el quiosco de Teresa Gil y canturrea como David Summers por la plaza del Salvador. En Fuente Dorada, acaba de conocer a Layla, una chica rebelde, independiente, que vive en el pasadizo de la calle Torrecilla y de la que cae perdidamente enamorado.
Valladolid, en la actualidad. David ha cumplido los 40, vive solo en San Felipe Neri y regenta una librería (la real es Clares) justo al lado de su portal. Hace casi treinta años que no ve a Layla, aquella chica con la que coincidió fugazmente en octavo de EGB y que antes de terminar el curso se marchó a vivir a México y luego Los Ángeles. Layla es ahora una famosa directora de cine, que se pone de nuevo en contacto con David para decirle que vuelve a Valladolid para recibir la Espiga de Honor de la Seminci. Han quedado en verse. Y compartirán encuentros en La Leyenda del Pisuerga (con el Puente Colgante de fondo), el Teatro Calderón, el Círculo de Recreo o la plaza de Fabio Nelli, donde el Museo de Valladolid se ha convertido en hotel de lujo.
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Valladolid brilla, baila y se convierte casi en un personaje más en 'Voy a pasármelo bien', película musical, inspirada en las canciones de los Hombres G, que se estrena el próximo viernes 12 en las salas de toda España y que este jueves se proyectó por primera vez –en una 'première' compartida– en la Gran Vía de Madrid y la sala 5 de los Broadway en Valladolid.
Hubo aplausos al final de un filme protagonizado por Raúl Arévalo, Karla Souza, Dani Rovira y un grupo de jóvenes actores, encabezados por Izan Fernández. En el guión y la dirección está David Serrano, convencido de que la elección de Valladolid ha sido clave para la película.
«Yo viví esos años, a finales de los 80, en Albacete, en absoluta libertad, casi como si viviéramos en el campo. Estábamos todo el día en la calle. A los trece años, volví a Madrid y me encontré con una ciudad que para mí era casi como el Bronx, muy dura. Así que, para que los personajes de los chavales estuvieran libres, felices... necesitaba que no fuera una gran capital», cuenta Serrano. Pero tampoco una ciudad pequeña. Porque luego, hay personajes, ya de adultos, que llevan tres años sin verse. «Y eso, en una ciudad como Valladolid puede ocurrir». En la trama es crucial la celebración de un festival de cine. «¡Y qué mejor que la Seminci!». Y, además, «necesitábamos una ciudad que tuviese un casco antiguo bonito, real, en el que pudiéramos rodar toda la parte de los 80 y que fotografiara bien».
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Cuenta Serrano que hizo una primera visita a la ciudad con su hermana, que trabaja en la producción de la película. «Un día le dije: 'Cógeme por casa y nos vamos a Valladolid, a ver qué encontramos'. De repente, me topé con el Viejo Coso y aluciné de lo bonito y peculiar que es. Dije: 'Aquí vamos a rodar seguro'». Y convirtió ese escenario en el lugar en el que vive el David niño con su vecino Paco.
«Pero es que luego, al lado, estaba Fabio Nelli, que me encantó. Era la plaza perfecta que estaba buscando para el final de la película. Necesitábamos una plaza bonita, antigua, pero que no fuera especialmente grande. Porque si era grande, el número musical nos iba a quedar muy frío. Cuando la vi dije, qué maravilla». Y sí, el tramo final de la cinta tiene lugar allí, con un número musical –coreografía incluida– en torno a la canción 'Dos imanes'. Escuando ambas líneas temporales (la de David y Layla en 1989 y en la actualidad) se entrecruzan y resuelven.
«El final de la película era muy delicado. Quería que esas dos historias que se mezclan quedaran bien, que no fuera un pegote, que fuera emocionante. Creo que esos diez últimos minutos de la película son lo más importante que he hecho en mi carrera y de lo que más orgulloso estoy», asegura Serrano. Era, dice, el momento más delicado de todo su trabajo.
Pero también la coreografía que, en torno a 'Suéltate el pelo', protagonizan los actores infantiles por los pasillos del colegio. «Si hacer un número musical ya es difícil, con cuarenta niños, ni te cuento». Para ello, ha contado con la aportación del coreógrafo Íker Carrera. «Le llamé porque para la película quería unas coreografías modernas, diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver. Íker tiene además una gran facilidad para incluir el humor en su trabajo. Era fundamental que fueran divertidas, frescas, que se adaptaran bien a los niños». Ya los escenarios donde tenían lugar.
«Íker, Kiko de la Rica (el director de fotografía) y yo estuvimos varios días en Valladolid, planificando en las propias localizaciones cómo iban a ser las coreografías y eligiendo los lugares que nos venían bien para cada número». Suena 'Te quiero' y se baila esta canción en la plaza delSalvador. Para 'Voy a pasármelo bien' se recorre el Viejo Coso, Platerías, los soportales de Fuente Dorada o la Plaza Mayor.
«Va a ser el 'La la land' de Valladolid», dijo el productor, Enrique López Lavigne, en enero, en la presentación del proyecto. ¿Por qué la referencia a esa película en concreto?«En uno de los primeros encuentros con Hombres G, les dije que creía que debía haber solo cuatro números musicales, no más, para que esa parte musical no terminara de agotar al espectador, sobre todo al que no le gusta tanto el género. Y para que no afectara mucho a la trama. En 'La la land' hicieron eso».
Y aquí es donde entra, por primera vez, la conexión con ese título. «Fueron superinteligentes. Allí solo hay cuatro números musicales y luego, pequeñas cancioncitas. Decidí copiar esa estructura». Están esas cuatro canciones con coreografía, bailarines, gran puesta en escena ('Voy a pasármelo bien', 'Te quiero', 'Suéltate el pelo' y 'Dos imanes'). Pero luego, toda la película está salpicada de pinceladas en las que asoman otras piezas. Como 'Venezia', 'Devuélveme a mi chica', 'El ataque de las chicas cocodrilo', 'Marta tiene un marcapasos' o 'Visite nuestro bar'. En muchos casos, los temas suenan con el ropaje de la Orquesta Sinfónica de Viena.
«Son cuatro o cinco momentos que terminan por darle el toque musical, pero sin llegar a agotar a los espectadores. Era imposible incluir todos los éxitos que tiene el grupo. Si metíamos más canciones, iba a ir en contra de la película». Y aquí, de nuevo, están las enseñanzas de 'La la land'. «Hay un momento maravilloso, en el que Ryan Gosling y Emma Stone se ponen a cantar, como si estuvieran hablando. Esa combinación de temas que cantan en su vida con los números musicales más puros nos daba algo muy fresco».
«Cuando haces un musical de este tipo (de 'gramola', de 'juke box', con canciones ya preexistentes), muchas veces terminan cambiando tu trama para que entren muchos temas. Como puede pasar en 'Mamma mia' o como yo hice en 'Hoy no me puedo levantar', cuando escribí el musical de Mecano. Aquí las canciones no entran tanto porque la trama lo pida, sino porque a los personajes les gustan esas canciones».
Hay un momento de la película, rodado en el interior del Calderón, en el que Layla (interpretado por Karla Souza) recibe la Espiga de Honor de la Seminci (y el trofeo es idéntico al que de verdad entrega el festival). En su discurso de agradecimiento, la directora recuerda que fue aquí, en Valladolid, ciudad de la que se marchó con doce años, donde vivió la mayor parte de sus primeras veces. «Puede que no fueran las mejores, pero sí las más importantes», dice. Porque esta –en la trama ambientada en 1989– es una película sobre «el primer amor, el primer rechazo, el miedo a perder a un amigo...».
«También es la primera vez que se enfrentan a la tragedia. Eso sucedió de verdad. El padre de Luis, mi amigo, tuvo leucemia, murió. A esas edades es cuando te enfrentas muchas veces a las primeras veces. Y te marcan mucho. Es una época muy bonita, pero muy complicada. Los 12 años son fastidiados».
Pero en la película se refleja de forma luminosa, frente al tinte más melancólico de la parte de los adultos. «Quería hacer la película que me hubiera gustado ver a esa edad. Quiero que los chavales la vean y se emocionen, se diviertan, la conviertan en una película importante para ellos, como lo fueron para mí 'Del rosa al amarillo', 'Un pequeño romance' o 'Melody', cuando las vi de pequeño. Para eso tenía que ser una película luminosa, bonita. Luego, en el presente, eso sí, las cosas han cambiado. La vida no se ve igual a los 42 que a los 12 años. Eso me apetecía marcarlo. Y la combinación de las dos historias se potencia. Si hubiera sido solo una película infantil, hubiera emocionado menos. Y hubiera divertido menos, también, sin saber qué había sido luego, ya de adultos, de los personajes. Intentando, además, que no hubiera nada especialmente trágico en sus vidas. Sino una cosa más realista:la vida, al fin y al cabo, es más o menos así». Una justa combinación de felicidad y melancolía.
En la lista de agradecimientos que el director, David Serrano, incluye durante los títulos de crédito, puede leerse:«A David Summers, Dani Mezquita, Rafa Gutiérrez y Javier Molina, por seguir siendo de lo más normales después de tantos años». ¿Yeste mensaje?«Por mi trabajo, en teatro musical y en otros proyectos, he tenido la fortuna de encontrarme con mucha gente de la música, grandes estrellas muchas veces. Y no suele ser la gente más humilde y sensata con la que te puedas encontrar. A veces, tratar y trabajar con ellos no es tan sencillo. Pero los Hombres G son gente normal, humilde, con cabeza, sensata. Han estado super a favor de la película desde el primer día.Ellos tocan, además en las cuatro versiones que tenemos de sus canciones». Visitaron el rodaje en Valladolid y, este jueves, en la presentación de la película en Madrid, Summers indicó que la implicación del grupo con el proyecto ha sido total. «Más que los ochenta, lo que más echamos de menos es tener diez o doce años. Por eso se dice que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, aunque no estoy del todo de acuerdo», dijo Mezquita.El proyecto para esta película nació cuando el productor, Enrique López Lavigne (la cinta cuenta con la participación de RTVEy Prime Video)compró los derechos de las canciones de Hombres G para hacer un musical. Le presentó la propuesta a David Serrano (guionista de 'El otro lado de la cama' y director de 'Billy Elliot' en teatro). «A ver qué podemos hacer», le dijo. «Nació como un encargo y se ha convertido en mi película más personal», cuenta Serrano. Porque la historia juvenil es autobiográfica. «HombresG fue el primer grupo que a me gustó (lo descubrí en el 'Un, dos, tres'), me enamoré por primera vez de una chica que se llamaba Layla y ese grupo de amigos de la película era mi grupo de amigos».
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