Por las dimensiones, la variedad de soportes y la relevancia internacional del personaje está llamada a ser la exposición de la temporada en Castilla y León. El MUSAC ha reunido 42 obras monumentales del artista Ai Weiwei en la muestra 'Don Quixote', una panorámica de ... su trabajo de los 20 últimos años. El disidente chino, que vive al sur de Portugal tras pasar cinco años en Berlín, sostiene su defensa de los derechos humanos y de la libertad de expresión en instalaciones, películas, esculturas, serigrafías y cuadros realizados con ladrillos de juguete. 1.700 metros cuadrados del museo leonés a disposición de quien ha centrado su obra en la denuncia de los flujos migratorios y las razones políticas, climáticas y económicas que los provocan.
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Álvaro Rodríguez Fominaya, director del MUSAC, es el comisario de 'Don Quixote', que parte de una recreación con los citados ladrillos, piezas Lego, del antihéroe cervantino y su amigo Sancho. «Me gusta su falso sentido de la gloria y el hecho de que no está anclado a la realidad», explica Weiwei, quien conoció el libro por su padre, poeta exiliado en un desierto por el régimen chino. Fominaya y el artista se conocieron hace quince años en Hong Kong y desde hace dos preparaban la exposición. Además de reunir obras que nunca se habían visto juntas, Weiwei ha creado para León 'El tres de mayo', cuadro de la serie de los Legoque evoca a Goya; un mural con 81 preguntas que ha ido haciendo a través de Instagram experimentando con la inteligencia artificial; y una serie de cien 'quixotes' que se venderán para sufragar la muestra. Fominaya le describió como «un humanista que ha logrado hablar al mundo desde el arte con una narrativa que reconocemos todos».
Una 'Columna de porcelana con motivos de refugiados' recibe al visitante, la serena alternancia del blanco y el azul en la cerámica tradicional contrasta con los motivos dibujados: filas de exiliados, tanques y explosiones, bosques quemados.
Junto a la porcelana, recurre a las técnicas artesanales en 'El ciclo de la vida', una gigante escultura de bambú y cuerda de seda que representa una embarcación hinchable llena de emigrantes. Entre las cabezas humanas, las de los signos zodiacales. Clausura la exposición otra obra vinculada a la artesanía, la espectacular 'Comedia humana'. Realizada con 2.000 piezas de cristal de Murano en negro, evoca a una lámpara de araña de ocho metros y 2.700 kilos, en la que ensambla esqueletos, órganos, animales, calaveras y símbolos de esa comedia contemporánea como el pájaro de Twitter. La lámpara ha sido colgada en dos ocasiones, en Roma y en Venecia.
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En 2007 comenzó a usar los ladrillos de juguete con los que asoma la pintura a la tridimensionalidad, la limita a una paleta de 40 colores y la pixela. Cuadros que podrían ser pantallas gigantes y que reproducen algunas de las pinturas clásicas elegidas por Weiwei. Traslada a su versión manierista 'La gran ola de Kanagawa', de Hokusai, subiendo a la espuma del mar dos embarcaciones de refugiados. 'Al estilo de la muerte de Marat', imita la obra de David, pero la víctima es un niño sirio que murió en una playa griega.
Otros cuadros de ladrillos parten de fotografías de prensa como el de 'La marina estadounidense recuperando los restos de un globo de vigilancia chino derribado'. Y hay una tercera serie con recreaciones de otras piezas del artista con ladrillos, como 'Tirando al suelo una urna de la dinastía Han'. Si esas piezas le permiten una mirada al arte sin el peso de los materiales ortodoxos, abunda en esa idea con sus creaciones a partir de objetos encontrados.
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Los salvavidas Yamaha están dispuestos en la pared a modo de rosetones, sobre papel pintado (utiliza en tres paredes un fondo propio) y en el suelo sitúa una gran bola de cristal, la de la clarividencia popular que, sin embargo, solo refleja el presente, las pantallas de sus películas sobre los rohinya, sobre la represión en Hong Kong, con la oscuridad de fondo. «La vida es un flujo de agua que no para, cambia constantemente y nunca se detiene. Los artistas tenemos que defender la libertad de expresión y los derechos humanos, no podemos permitirnos siquiera sentir decepción, supondría derivar la responsabilidad a nuestros gobiernos, cuando en realidad la responsabilidad de todo es nuestra como sociedad», advirtió.
El chino impasible presentó su obra como la de «un joven artista», al margen del mundo del arte porque considera que «está atado al pasado» y empeñado en mostrar «sus ideas sin que importe el resultado». Preguntado por su encuentro con Puigdemont en Bruselas consideró que «los temas políticos son complicados. Creo firmemente en el derecho de todos a expresarse como ellos quieran, sean catalanes o californianos, estén en Gaza o en Ucrania. La gente tienen derecho a expresarse, aunque no haya una respuesta correcta ante sus demandas, pero es positivo que se produzca un debate político en una situación legal, porque no es posible obligar a las personas a que dejen de decir lo que piensan», dijo en una rueda de prensa lastrada por la falta de traducción simultánea. El MUSACpublicará un catálogo con textos de Luis Mateo Díez y Ai Weiwei.
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